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Abrhaley, refugiado eritreo no vidente, espera la llegada del Papa Francisco a Asís. Abrhaley, refugiado eritreo no vidente, espera la llegada del Papa Francisco a Asís.

Asís, refugiado Abrhaley agradece al Papa su compromiso con los pobres

Eritreo, 31 años, totalmente ciego tras la explosión de una mina antipersonas. Desde 2018 se encuentra en Italia gracias a los corredores humanitarios. Vive en Umbría, estudia y tiene muchos proyectos. Esta mañana se encuentra entre los que recibirán al Papa en Asís con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, y saludará al Pontífice: "Francisco es un hombre al que admiro. Hoy en día, mucha gente utiliza su posición para acumular poder; él, en cambio, trabaja los que están marginados".

Salvatore Cernuzio - Asís

Una mina que le explotó en la cara cuando era niño le arrebató la vista, pero no las ganas de vivir, estudiar, crecer y cambiar. Abrhaley Tesfagergs Habte tiene 31 años y desde los cinco está completamente ciego a causa de una de las muchas minas terrestres esparcidas por el suelo de Eritrea durante la "horrible guerra" de la independencia con Etiopía. En su rostro, cubierto por unas gafas oscuras y de la mascarilla (en el marco de las medidas sanitarias anti Covid-19), Abrhaley lleva unas cicatrices claramente visibles en su piel morena.

 

Las otras cicatrices invisibles están grabadas en su alma, sobre todo el hecho de haber tenido que dejar a su familia y huir de su tierra natal, donde había obtenido dos títulos. Lo hizo, o mejor dicho, tuvo que hacerlo -cuenta a Vatican News entrevistado el día de la visita del Papa a Asís para abrazar a los pobres- por su "fe cristiana": "Había persecución... Me habría arriesgado a la violencia o a que me detuvieran, como les ocurrió a otras personas que conozco, pero me escapé antes".

Fuga, campos de refugiados, corredores humanitarios 

Se fue con pena, Abrhaley, despidiéndose para siempre de sus padres que -dice bajando la cabeza y quebrando la voz- "ya no están". Salió por su cuenta, a pesar de su discapacidad, y permaneció unas semanas en Sudán antes de dirigirse a Etiopía.

Allí intentó tener "una vida independiente y productiva", pero aun así se vio obligado a ir a uno de los muchos campos de refugiados: "Uno de los períodos más difíciles de mi vida en un lugar de desesperación". Gracias a los corredores humanitarios organizados por Sant'Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas, Tavola Valdese y Cáritas, finalmente llegó a Italia junto con otros 23 compatriotas. A partir de ahí, "un nuevo comienzo".

El abrazo con el Papa

La primera parada fue Asís, donde el joven fue acogido por Cáritas diocesana dirigida por Rossana Galiandro, y luego se trasladó a Bastia Umbra, lugar donde todavía vive. Mientras tanto, se ha matriculado en un curso de lengua y cultura italiana en la Universidad de Extranjeros de Perugia. Le apasiona la programación digital: "Tengo muchos proyectos", confiesa sonriente mientras hace la fila para hacerse el test anti Covid en un punto habilitado por Cáritas Asís, detrás de la basílica de Santa María de los Ángeles.

 

Fue en la basílica donde el joven refugiado se encontró hoy con el Papa Francisco y se unió al Obispo de Roma para abrazar a otras 500 personas en situación de pobreza de Italia y Europa. Tras entrar juntos en la basílica en procesión, el Papa y los pobres pasarán unas tres horas compartiendo tiempo, abrazándose, intercambiando regalos, escuchando y dando testimonios en varios idiomas: francés, español, polaco e italiano. Luego rezarán juntos de nuevamente en la Porciúncula.

Emoción y conmoción

Un momento verdaderamente único para personas como Abrhaley. "Estoy emocionado, muy emocionado", explica agitando su bastón. Está más emocionado que cuando tuvo que contar su historia en 2019 en la Cámara de Diputados, y no sólo porque es la primera vez que se encuentra con Francisco, "un hombre al que admiro y respeto", sino porque estará entre los que hablarán ante el Papa. "Es sólo un saludo, no un testimonio", dice. Pero su presencia y su sonrisa, a pesar de las dificultades que ha vivido y sigue viviendo a diario, son en sí mismas un testimonio.  

Gracias a Francisco

En esos pocos momentos que tendrá con el Papa, Abrhaley dice que quiere "agradecer al Santo Padre el bien del que nos hemos beneficiado yo y otros. Por el bien que hace, entendido como el hecho de que realmente está trabajando para la gente que sufre".

"Es un privilegio para mí conocerle en persona después de escuchar sus palabras en los medios de comunicación", explica. Una frase del Pontífice argentino, sobre todo, se ha quedado grabada en su mente: "Hay dos tipos de personas: una es tu hermano en la fe, la otra es tu compañero en la humanidad". "Lo dije con mis propias palabras, pero para mí esto es una demostración de su sinceridad, su humanidad y su fe cristiana. En este momento en el que tantos utilizan su posición para acumular riqueza y poder, el Papa trabaja por los marginados. Está practicando realmente las palabras del Señor: ama a tu prójimo como a ti mismo".

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12 noviembre 2021, 10:26