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Mons. Janusz S. Urbańczyk, Observador permanente de la Santa Sede ante la Osce. Mons. Janusz S. Urbańczyk, Observador permanente de la Santa Sede ante la Osce. 

Urbańczyk: contra el terrorismo, promover la cultura del encuentro

Es necesario "abordar las causas profundas" del Vertl. El Observador permanente de la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) al intervenir en la conferencia antiterrorista de la presidencia del organismo, señaló que "el extremismo violento es un fenómeno multiforme, impulsado por factores psicológicos, socioeconómicos, políticos e ideológicos" que, además, "encuentra un terreno fértil en la actual 'cultura del descarte'".

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

Promover la cultura del encuentro, el respeto y el diálogo; apoyar a la familia, núcleo fundamental de la sociedad; educar a los jóvenes en los valores de la justicia y la paz: estos son los tres instrumentos que constituyen "un enfoque global" para la prevención y la lucha contra el terrorismo y el Vertl (extremismo violento y radicalización que conduce al terrorismo). Así lo recordó monseñor Janusz Urbańczyk, observador permanente de la Santa Sede ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), con sede en Viena, al intervenir los días 20 y 21 de abril en la conferencia antiterrorista de la presidencia del organismo. El martes, el prelado insistió en la necesidad de "abordar las causas profundas" del Vertl: "El extremismo violento -dijo- es un fenómeno multiforme, impulsado por factores psicológicos, socioeconómicos, políticos e ideológicos" que, además, "encuentra un terreno fértil en la actual 'cultura del descarte', que alimenta una visión distorsionada de la persona como un individuo que puede ser usado y descartado".

Este factor, además, se ha visto agravado por la pandemia de Covid-19: como señala el Observador Permanente, de hecho, la emergencia sanitaria "ha proporcionado a las organizaciones extremistas y terroristas nuevas vías, mediante la explotación de los sentimientos de vulnerabilidad y aislamiento, para avanzar en sus objetivos de intensificar el reclutamiento y difundir el odio y la violencia".

Además, lo que provoca grave preocupación, según monseñor Urbańczyk es el hecho de que "las organizaciones terroristas abusan de las narrativas religiosas para conseguir sus objetivos".  De ahí que el prelado haya recordado con rotundidad que "el terrorismo no se debe a la religión, sino al uso inadecuado o a la mala interpretación de la misma". Para responder de forma "global y a largo plazo" a este fenómeno, por lo tanto, no nos podemos basar sólo "en la aplicación de la ley o en las medidas de seguridad"; lo que se necesita, más bien, es el compromiso de "cultivar una cultura del encuentro que promueva el respeto mutuo y el diálogo, ambos pilares de las sociedades pacíficas e inclusivas". De hecho, esta actitud, "junto con las auténticas enseñanzas de las religiones", puede contribuir "eficazmente" a abordar las causas profundas del terrorismo.

Ayer, en cambio, monseñor Urbańczyk se detuvo en la necesidad de "apartarse del extremismo violento" que -dijo- "no está en declive", sino todo lo contrario: a pesar de la pandemia, "los grupos extremistas y terroristas han sabido adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias, convirtiendo las secuelas sociales y económicas de la emergencia sanitaria en su propio beneficio". Y al igual que "un virus contagioso", el terrorismo y el extremismo representan "una amenaza generalizada y evolutiva de la que nadie está exento". ¿Qué puede hacer, entonces, la comunidad internacional para prevenir y contener este fenómeno?

El Observador Permanente presentó dos sugerencias: en primer lugar, "prevenir la radicalización de los jóvenes, ofreciéndoles oportunidades educativas y laborales, así como programas de rehabilitación y reintegración"; en segundo lugar, "ayudar al núcleo fundamental de la sociedad y de la humanidad, que es la familia". De hecho, como ocurrió durante la pandemia, "los jóvenes suelen ser víctimas de la radicalización, especialmente en línea, cuando falta educación y atención en casa". Es necesario, por tanto, que los padres eduquen a sus hijos en valores fundamentales, capaces de "sembrar las semillas de la justicia y la paz en la sociedad".

El prelado hizo un nuevo llamamiento a las comunidades religiosas: ellas, dijo, "tienen una especial sensibilidad hacia la comunidad, sobre todo en lo que respecta a la identificación de los primeros signos de radicalización entre sus miembros". Por ello, "la Iglesia católica seguirá comprometida en contrarrestar las narrativas dañinas que pueden dar lugar al extremismo violento y a la radicalización, en ayudar a las víctimas a reconstruir su futuro, en apoyar los programas de rehabilitación y reintegración, y en ayudar a construir y mantener sociedades pacíficas."

Por último, citando el "Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común", firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, monseñor Urbańczyk subrayó "la importancia del rol de las religiones en la construcción de la paz mundial" porque éstas, al despertar la conciencia religiosa en las nuevas generaciones a través de una educación sólida y de auténticas enseñanzas religiosas, consiguen hacer frente al radicalismo y al extremismo ciego en todas sus formas y expresiones.

 

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22 abril 2021, 11:53