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Desarrollo Humano Integral. 20º Boletín de la Sección Migrantes y Refugiados

Todas las semanas la sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral publica un boletín, informando de la labor de la Iglesia en este tiempo de pandemia. En el siguiente artículo el vigésimo boletín, junto con el enlace a los boletines anteriores.

Ciudad del Vaticano

La Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral publica su vigésimo boletín, en el que comparte la situación de migrantes y refugiados en diversas partes del globo, y las buenas prácticas de diferentes actores católicos de todo el mundo. En este número, se presta particular atención a la ayuda a los refugiados africanos y también se dedican unas palabras de solidaridad para los refugiados del campo de Moria, en Lesbos, tras el reciente incendio. 

Actores católicos asisten a los refugiados en África

La pandemia y el consiguiente período de confinamiento han afectado negativamente la labor humanitaria que se lleva a cabo con los refugiados. Los agentes católicos tuvieron que interrumpir algunos proyectos en curso y adaptar su respuesta a las necesidades actuales más urgentes. Tanzania acoge a más de 286.100 refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría de los cuales llegaron huyendo de la inestabilidad política y de los conflictos en Burundi y la República Democrática del Congo. Para dar respuesta a la pandemia, el JRS está apoyando a lascomunidades desplazadas forzosas en las zonas rurales que carecían de artículos sanitarios o acceso a fuentes de información. El JRS ya ha distribuido unos 100 puestos de lavado de manos y 350 barras de jabón en los campamentos de Nduta y Mtendeli, destinados a20 escuelas de primaria y secundaria, así como a áreas públicas como hospitales, mercados, centros infantiles, y lugares de culto en ambos campamentos.

Además, el JRS ha producido anuncios de prevención del COVID-19 de un minuto de duración y un programa educativo bimensual sobre la pandemia. Por último, el JRS también ofrece ayuda psicosocial para reducir el miedo dentro de la comunidad y evitar la discriminación y la estigmatización de quienes recientemente contrajeron el COVID-19 y de los que le sobrevivieron.

Se estima que en los últimos tres meses, unos 2.500 refugiados, en su gran mayoría mujeres y niños, han cruzado la frontera de la República Democrática del Congo para desplazarse a Uganda, según la Hna. Pasqua Binen Anena, religiosa de la congregación de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús. Aunque Uganda es un país donde la acogida es grande, el período de confinamiento impuesto por la pandemia del COVID-19 ha puesto de rodillas a la economía, dejando a muchas personas sin empleo e incapaces de valerse por sí mismas, especialmente en los mismos países donde los refugiados han encontrado santuario en el pasado y ahora pueden ser los más afectados. La Hermana Pasqua dirige el orfanato “Reddemer”, un centro que acoge a niños huérfanos en Uganda, así como a niños refugiados y huérfanos de la vecina República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

El personal y los niños mayores del orfanato han estado produciendo jabón líquido y cosiendo mascarillas, que distribuyen en el cercano asentamiento de refugiados de Pariginya. En el orfanato también se realizan labores de agricultura y los productos se donan al campamento de refugiados. Además, el orfanato matricula a los niños en la escuela y proporciona protección, asesoramiento y apoyo psicosocial a los niños víctimas de violencia en sus países de origen.

Los estudiantes de secundaria en los campamentos de refugiados de Milé, Kounoungou y Farchana, donde Entreculturas, en colaboración con JRS Chad, ha llevado a cabo un proyecto educativo, podrán regresar a las aulas después de que éstas cerraran durante un largo período de tiempo debido al COVID-19 . El JRS se ha comprometido a que la reapertura de las escuelas se lleve a cabo de forma segura y respetando las medidas sanitarias recomendadas. Por poner un ejemplo, los estudiantes se han dividido en grupos de veinte personas por aula para garantizar una adecuada distancia de seguridad. Sin embargo, no todos los estudiantes han regresado a las aulas.

Entre algunas de las causas, que JRS sigue investigando, se encuentran los embarazos prematuros o los matrimonios forzosos a los que se han visto abocadas muchas jóvenes durante el cierre de los centros. Otros estudiantes se marcharon lejos de los campamentos de refugiados en el último período por razones económicas, en busca de trabajo en campos de cultivo, mercados e incluso en otros países. En este contexto, el programa La Luz de las Niñas , puesto en marcha por Entreculturas en Chad y en otros países de todo el mundo, ha estado prestando apoyo a unas 13.107 niñas para garantizar que no abandonen la escuela y fortalezcan su capacidad de cuidar de su higiene durante el período menstrual y su salud sexual, a través de la formación, distribución de suministros, construcción de letrinas y espacios seguros para ellas.

La Iglesia católica aboga por África

El coronavirus en África es un gran problema que se suma a muchos otros y, a menudo, los agrava. La Iglesia católica siempre está muy atenta a la protección de los derechos de los más vulnerables en África. En este momento de gran crisis, más que nunca es importante permanecer vigilantes ante las necesidades de los más pequeños y últimos para que no caigan en el olvido.

Los hijos de los migrantes en el sur de África corren el peligro de vivir al margen de la sociedad debido a la falta de documentos adecuados para poder registrar su nacimiento. Esto es motivo de gran preocupación para la Conferencia Episcopal de África Meridional (EN), por lo que emitió un comunicado con ocasión del tercer Día del Registro Civil y las Estadísticas Vitales, el 10 de agosto. Este año, muchas familias han experimentado grandes dificultades con las autoridades civiles a la hora de registrar los nacimientos y las defunciones a consecuencia del COVID-19.

“La Iglesia desea animar a los Estados miembros y a los gobiernos a incrementar la capacidad de los sistemas de registro civil, con la esperanza de que no exista así ninguna forma de exclusión que impida a una persona acceder a sus derechos fundamentales y humanos”, escribieron los obispos en el mensaje. Es fundamental garantizar un adecuado registro universal de los nacimientos, independientemente de la nacionalidad o la condición jurídica de los padres, para evitar la exclusión de los migrantes indocumentados. Un niño cuyo nacimiento no está registrado, no puede acceder a servicios como la educación, la salud, las subvenciones sociales y así tener la protección necesaria contra el abuso, la violencia, la explotación, la trata y el trabajo infantil.

“Un certificado de nacimiento es un pasaporte a la vida”. Asimismo, el Instituto Scalabrini para la Movilidad Humana en África, ha publicado un artículo de investigación titulado “Stateless Transnational Migrant Children in South Africa: Implications and Opportunities for Social Work” (Niños migrantes transnacionales apátridas en Sudáfrica: Implicaciones y oportunidades para el trabajo social). Abba Mussie Zerai, sacerdote de la eparquía de Asmara, lleva mucho tiempo ocupándose de los problemas a los que se enfrentan los refugiados y desplazados del Cuerno de África.

Expresó su preocupación por los refugiados eritreos en Etiopía. La imposibilidad de regresar a su patria y el cierre de uno de los cuatro campamentos de refugiados, que acogían a más de 15.000 personas, explica Abba Mussie, ha generado muchos refugiados urbanos sin ningún tipo de protección, sin derechos. Miles de eritreos se ven abocados a la hambruna y están expuestos a todas las formas de explotación y abuso. Las personas más vulnerables son las mujeres y los menores, con el riesgo de acabar siendo víctimas de depredadores sexuales o exponerse a la esclavitud laboral.

Además, los refugiados que han buscado refugio cerca de los centros urbanos tienen que enfrentarse a la pandemia y al altísimo costo de vida. Abba Mussie instó a los gobiernos de Etiopía y Europa a hallar soluciones y a realizar inversiones que permitan a los refugiados permanecer en Etiopía con dignidad y no se vean obligados a cruzar el desierto o el Mediterráneo para encontrar un lugar seguro donde quedarse.

En Nampula, Mozambique, se sigue registrando una afluencia masiva de desplazados procedentes de Cabo Delgado, donde han vivido momentos de auténtico terror. La situación es de gran preocupación para la Comisión Episcopal para Migrantes, Refugiados y Desplazados – CEMIRDE. Al problema de la alimentación, se le añade el del alojamiento.

“Por cómo viven las personas, tardarán menos de dos días en contagiarse (...). CEMIRDE intenta dar prioridad a los recién llegados, ofreciendo mascarillas, productos alimenticios como arroz, harina de maíz, azúcar, galletas para niños, sal y aceite de cocina”, dijo Charles Moniz, coordinador adjunto de la ONG en la provincia de Nampula. Se estima que puede haber unos 5.000 desplazados internos en Nampula, pero Moniz asegura que el número es mayor, ya que muchos no se han registrado.

En Burkina Faso se han producido ataques por parte de grupos armados vinculados al yihadismo. Debido a estos ataques, muchas familias han tenido que huir de las aldeas. En la diócesis de Ouahigouya se han registrado docenas de víctimas y han tenido que acoger a decenas de miles de desplazados que huyeron de la violencia, refugiándose en los centros urbanos más grandes. Las personas desplazadas necesitan urgentemente asistencia en materia de vivienda, kits de supervivencia y ayuda alimentaria. Los niños tienen que seguir yendo a la escuela, porque la ignorancia en sí es una semilla de terrorismo. La diócesis se encarga de la acogida de estos desplazados internos y les presta asistencia. Sin embargo, ante la llegada masiva, Justin Kientega, obispo de Ouahigouya, lanzó un llamamiento de ayuda.

La diócesis hermana de Limoges ha escuchado este llamamiento. “Las donaciones aportadas por los cristianos de Limoges son signo de la fraternidad entre nuestras diócesis. Esta fraternidad crece mediante el compartir, la oración y la alegría del encuentro, a pesar de que actualmente no es posible visitar Burkina Faso (...). Sentimos que somos parte de la misma familia, más allá de las distancias, unidos en nuestra fe”, afirmó Mons. Pierre-Antoine Bozo, obispo de Limoges.

Palabras de solidaridad para los refugiados de Moria

Un enorme incendio destruyó el campamento de refugiados de Moria, el campamento más grande de Europa situado en la isla griega de Lesbos. Afortunadamente no ha habido que lamentar heridos, pero miles de solicitantes de asilo y refugiados se han quedado sin hogar. Ha habido muchos llamamientos del mundo católico. Tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco expresó su solidaridad y cercanía a las víctimas del incendio. El Santo Padre recordó haber visitado el campamento de Moria durante un emotivo viaje de un día a Lesbos, el 16 de abril de 2016, y trajo consigo a 12 refugiados sirios a bordo del avión papal.

Recordando las palabras del Papa Francisco, el Cardenal Krajewski se mostró indignado porque la situación en Moria no ha dejado de agravarse. El Limosnero Apostólico pidió una respuesta por parte de Europa: “Vacíen ese campo de concentración”. Luego, explicó el modelo de acogida que lleva a cabo el Vaticano: “Nos llevamos a quienes nos permitieron, unas pocas docenas de personas, pero ahí siguen quedando miles”.

El cardenal Jean-Claude Hollerich presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), dijo a Radio Vaticano que la identidad de Europa se había incendiado junto con el campamento y que hace tiempo que debería haber una política europea común para los refugiados. Las personas que se encuentran atrapadas en Lesbos vinieron a Europa en busca de ayuda y los europeos les han abandonado “en su tribulación, en la pequeña isla griega” con “muchas palabras pero sin hechos”.

Cáritas Europa pide a las partes interesadas de la UE y a los Estados miembros que encuentren rápidamente una solución humana y digna para las personas que se han quedado sin refugio. Todos, y no solo los niños, deben ser puestos a salvo y el Gobierno griego no puede quedarse solo para hacer frente a esta difícil situación.

El JRS acogió con agrado la decisión de la Comisión Europea de trasladar, de inmediato, el resto de los menores no acompañados a Grecia continental y se mostró solidaria con los solicitantes de asilo de Moria, “que se vieron obligados, una vez más, a abandonar el único lugar que podían llamar hogar”. El Centro Astalli , su sede italiana, se hizo eco de ello, invitando a la UE a tomar medidas para la inmediata evacuación del campamento y la redistribución de sus habitantes en los Estados miembros.

La Comunidad de Sant’Egidio lanzó un llamamiento a todos los países de la Unión Europea para que acojan urgentemente a los refugiados. Los voluntarios que pasaron un “verano alternativo” para asistir a los refugiados en el campamento de Moria fueron testigos de “su sed de dignidad y de un futuro”. La situación de los migrantes de Moria es “una ‘no vida’ porque se encuentran en condiciones inhumanas, como si estuvieran ‘detenidos’ por el crimen de la esperanza”, afirma la Hna. Neusa de Fatima Mariano, superiora general de las Misioneras Scalabrinianas, una congregación comprometida en la misión en Lesbos. “Nos sumamos por enésima vez a los múltiples llamamientos del Papa Francisco para encontrar una solución cristiana, capaz de dar a los muchos refugiados, rostros de Cristo, la posibilidad de vivir verdaderamente en un mundo justo y equitativo, que les permita sentirse seguros”, concluye la Hna. Neusa.

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23 septiembre 2020, 17:28