S. Juan Pablo II, discurso a la OFTAL, 21 marzo 1987
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“Toda la ciencia humana, con sus descubrimientos y su técnica, y toda la inteligencia, con sus capacidades organizativas y con su inventiva, ciertamente hacen progresar la sociedad, pero no eliminan nunca el Calvario, porque la peregrinación terrena del hombre es una búsqueda del Absoluto en un perenne anhelo de lo trascendente. Por eso, es necesario orar para que la luz divina se irradie sobre las inteligencias y sacuda los ánimos para elevarlos a la perspectiva de las verdades eternas y de las riquezas de la gracia. (...) Meditando sobre el drama de la historia humana y sobre el misterio de la cruz, se comprende que el Calvario no se puede suprimir del plan de la creación y de la redención: Dios quiere nuestro amor, y la demostración del amor está en la fe; ¡pero no se da amor sin dolor! (...) Por tanto, mirad, junto a María Santísima, a Cristo crucificado, para que sintáis en vuestros corazones la importancia y la grandeza de vuestro sufrimiento.”
S. Juan Pablo II, discurso a la OFTAL, 21 marzo 1987
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