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La fe del Papa Francisco ante la crisis mundial

El Santo Padre, corroborando su profunda convicción de que para Dios nada es imposible, hizo un gesto público de poner toda su confianza en “Aquel que todo lo puede”. Por eso, invocando la intercesión de su Madre María, y venerando la imagen del Crucifijo Milagroso, presentó a Dios las intenciones de la humanidad, asolada por la pandemia del Coronavirus.

El Santo Padre se dirigió en el tercer domingo de Cuaresma, a rezar ante el ícono de la Salus Populi Romani para enfatizar su cercanía a los que sufren e implorar la protección especial de la Santísima Virgen María.

 

Sucesivamente, realizó una peregrinación a lo largo de Vía del Corso, visitando la Iglesia de San Marcello, donde se custodia el milagroso Crucifijo que en 1522 fue llevado en procesión por los barrios de la ciudad para terminar con la "Gran Peste" en Roma.

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16 marzo 2020, 14:29