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Siete días con el Papa Francisco

La semana litúrgica inicia el domingo, la laboral convencionalmente el lunes, pero para el Papa es diverso. Para Francisco la semana, de alguna manera comienza el viernes, el día de la compasión hacia los "invisibles", el día de la misericordia, cuando sale fuera de los muros vaticanos, con destino a la periferia. Nuestro recorrido sigue desde el viernes, el ritmo diverso de una agenda donde los compromisos son organizados en base al criterio de la caridad.

Debora Donnini  y Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Esta última semana, el Papa Francisco habló en diversas ocasiones sobre la protección de la vida y la proclamación del Evangelio.

El viernes 31 de enero, en su encuentro con los participantes del Congreso Internacional de Pastoral de ancianos, el Santo Padre recordó que en las sociedades de hoy son precisamente los abuelos quienes pueden transmitir la fe a sus nietos.

El domingo, durante la Jornada de la Vida Consagrada, el Santo Padre advirtió acerca de la tentación que se cierne sobre la vida religiosa... aquella tendencia a tener una mirada mundana.

“Dios siempre nos ama y se nos da, incluso en nuestras miserias. Cuando tenemos la mirada fija en Él, nos abrimos al perdón que nos renueva y somos confirmados por su fidelidad”.

Ese mismo domingo el Pontífice dijo durante la oración del ángelus que el mundo necesita cristianos que se dejen conmover, que no se cansen de caminar por las calles de la vida.

“¡Todo bautizado ha recibido la vocación al anuncio – anunciar algo, anunciar a Jesús!”.

Durante esta intensa semana, el Papa también recibió en una audiencia privada a su compatriota, el nuevo presidente argentino, Alberto Fernández, con quien de modo cordial abordó diversos temas de contingencia.

El martes 4 de febrero, se cumplió un año de la histórica firma del Documento sobre la Fraternidad Humana entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar.  Una invitación a la reconciliación entre las distintas religiones.

"Hoy celebramos el primer aniversario de este gran evento humanitario, con la esperanza de un futuro mejor para la humanidad, un futuro libre de odio, rencor, extremismo y terrorismo, en el que prevalezcan los valores de paz, amor y fraternidad".

En la Audiencia del miércoles el Santo Padre, centró su catequesis sobre las Bienaventuranzas, especialmente en los pobres de espíritu.

 “Ser pobres nos libera del orgullo, del exigirnos ser autosuficientes y nos da derecho a pedir ayuda, a pedir perdón” y “nos abre el camino del reino de los cielos”.

Por la tarde del mismo miércoles, Francisco se dirigió a los economistas y expertos financieros en el congreso "Nuevas formas de fraternidad solidaria”. El Pontífice llamó derribar la globalización de la indiferencia, propiciando mecanismos socio-económicos humanizantes.

 “Aprovechemos este nuevo inicio del año para construir puentes que favorezcan el desarrollo de una mirada solidaria desde los bancos, las finanzas, los gobiernos y las decisiones económicas”.

El Papa insistió en que en un mundo cada vez más rico, los pobres aumentan a nuestro alrededor.  Sin embargo, terminó con un mensaje de esperanza, alentando a todos los presentes a encontrar soluciones reales sin caer en la desesperación, antes bien, llamó a todos a realizar acciones concretas por el bien de la humanidad.

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06 febrero 2020, 19:00