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Militarización y salud. Detalles de una relación compleja

José María Tojeira, exprovincial de los jesuitas de Centro América y actualmente, director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, en El Salvador, pone en evidencia las particularidades de la relación entre la militarización de las sociedades y la actual crisis sanitaria a nivel global. “A los militares les educan para obedecer. Y generalmente no se les enseña a discernir y evaluar problemáticas humanas”.

José M. Tojeira S.J. conoce el papel que las fuerzas armadas han jugado durante muchas décadas en América Latina, por eso afirma: “A los militares les educan para obedecer. Y generalmente no se les enseña a discernir y evaluar problemáticas humanas.

Epiqueya. Interpretación moderada y prudente de la ley

El director del IDHUCA insistió en que “Es cierto que algunos son capaces de hacer buenas evaluaciones, tanto de los derechos de las personas como de las situaciones en las que hay que saber flexibilizar las órdenes o interpretarlas adecuadamente”. Pero en general no son educados para la epiqueya. Probablemente ni siquiera saben qué es la epiqueya. Y por eso y por si acaso, transcribo lo que dice de ella la Real Academia de la Lengua: “interpretación moderada y prudente de la ley, según las circunstancias de tiempo, lugar y persona”.

Tojeira continúa: La tendencia militar a obedecer ciegamente y la falta de capacidad de interpretar la norma con moderación y prudencia ha conducido en la historia, tanto a nuestro país como a muchos otros, a cometer verdaderas barbaridades, como por ejemplo las terribles masacres que sufrimos en el pasado. A muchos en El Salvador les gusta aquello de “la ley es dura, pero es la ley” y aplicarla con la mayor brutalidad posible”.

Lenguaje autoritario y salud

Refiriéndose al caso salvadoreño, pero que se puede extrapolar a situaciones similares en otros países, insistió en que “En este tiempo de coronavirus la tradición militarista se impone en el lenguaje oficial. Y no solamente eso, sino que se le otorga al ejército un peso y una responsabilidad que no debía tener. La misma PNC, al menos en sus mandos superiores, tienen la tendencia unos y el riesgo otros, de militarizarse, como ya lo hemos visto en algunas de sus acciones en el pasado reciente. Esto no es bueno para la salud. Si de hecho no es bueno que un médico sea autoritario, que le grite a sus pacientes, o que no escuche a los enfermos, peor se pone la cosa cuando los militares tienen un papel importante en el cuidado de la salud popular y tratan autoritariamente a la gente”.

Quejas en los barrios populares

Las quejas en los barrios populares han sido más frecuentes de lo normal. Amenazas, golpes especialmente a jóvenes, toma de decisiones arbitrarias, son algunas de ellas. Cuando esta forma de actuar se traslada además al lenguaje de funcionarios o al parloteo político, las cosas se vuelven más complejas. Porque si el liderazgo civil opta por un lenguaje autoritario, (…) no es difícil entender que el mal trato lo ejecuten de un modo más hiriente quienes tienen que aplicar la ley en la calle.

Disminuir abusos de autoridad. Favorecer la colaboración

El sacerdote jesuita considera importante evaluar el proceso vivido, “con equilibrio y moderación, viendo lo positivo y lo negativo. Pero lo que es cierto es que, si mejora el trato humano, si disminuyen los abusos de autoridad, si se trata mejor al enfermo o al que está en cuarentena, si se favorecen formas de colaboración además de la de quedarse en casa, que nos haga sentirnos útiles a todos en la resolución de la crisis, El Salvador adquiriría una dimensión modélica”.

Importancia de un trato humano

El p. Tojeira resalta que “Hasta ahora hemos tenido un éxito importante en impedir un contagio salvaje y rápido de la enfermedad. La entrega de los 300 dólares ha significado un alivio importante para muchas personas de bajos ingresos. Si logramos mejorar el trato humano, dar mayor participación a especialistas en medicina en el proceso de información y toma de medidas, y establecer un clima de cooperación y apoyo entre la ciudadanía, no hay duda que la evaluación final sería positiva. El autoritarismo y el apoyo militarista al mismo, pervierten un proceso que debería apoyarse sobre todo en el conocimiento de buenos médicos y especialistas de El Salvador y en las capacidades organizativas de los salvadoreños. Desde el autoritarismo se pueden tener algunos triunfos políticos. Pero el poder de pocos tiene siempre los pies de barro. Desde una participación amplia y dialogada se obtienen siempre los frutos más duraderos”.

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17 abril 2020, 12:53