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Sor Nabila con jóvenes de su comunidad Sor Nabila con jóvenes de su comunidad 

Gaza, Sor Saleh: Que se abran los ojos ante la muerte de inocentes

El testimonio de la religiosa que estaba presente en la parroquia de la Franja cuando una mujer y su hija fueron abatidas por francotiradores el pasado sábado: "Tenemos heridos entre los que se refugian en la iglesia, pero no sabemos cuándo podrá llegar la ayuda. Aunque sea difícil, intentamos preparar la Navidad lo mejor que podemos".

Federico Piana - Ciudad del Vaticano

Desde el infierno de Gaza, devastada por la guerra, la voz de la hermana Nabila Saleh llega débil y llena de dolor. La monja de la Congregación del Rosario de Jerusalén está dentro de la Sagrada Familia, la única parroquia latina de la ciudad palestina que acoge a casi toda la comunidad cristiana de la Franja que ha decidido refugiarse allí para intentar salvar la vida. Tiene el corazón roto porque aún tiene en sus ojos a esas dos mujeres asesinadas por los militares durante un ataque que nadie allí hubiera imaginado. Y porque, ahora, los tanques están casi a las puertas de la iglesia y alrededor se oyen disparos constantemente. Es difícil salir incluso para buscar comida, comida que ahora sólo se está convirtiendo en un espejismo en el edificio.

Disparos sin motivo

La monja estaba presente cuando dos feligreses fueron asesinados el sábado pasado. La madre había salido para ir al baño, fuera del centro que albergaba a los refugiados: "La mataron a tiros unos francotiradores apostados en las casas de detrás nuestro". En cuanto la hija vio caer a su madre, fue hacia ella para ayudarla, pero también recibió un disparo en la cabeza". La hermana Nabila añade un detalle terrible: "En ese momento, nos resultaba difícil salir y con dificultad recuperamos un cadáver mientras que tuvimos que esperar mucho tiempo para recuperar el otro".

Temor a nuevos atentados

En el barrio, explica la hermana Nabila, se dio la orden de no salir después de las 16. "Aquí -dice- hay francotiradores apostados por todas partes. Vivimos en una tensión extrema: no hay electricidad, no hay agua potable. Sin embargo, damos gracias a Dios porque, por ahora, no ha habido más muertos y rezamos para que esta guerra termine pronto". La monja y la comunidad que cuida junto con otras hermanas y el vicario parroquial, el padre Yusuf, no esperaban una escalada así. No, repite tres veces, "desde antes del estallido de la guerra, las autoridades habían sido advertidas de que casi toda la comunidad cristiana está presente en la parroquia. Aquí no hay armas ni musulmanes". Ahora, añade, hay una emergencia en el drama: "Hay siete heridos entre nosotros a los que no sabemos cómo tratar". El padre Yusuf ha pedido ayuda a la Cruz Roja, pero no sabemos si podrá llegar y cuándo".

 

Navidad, a pesar de todo

Entre los refugiados de la Sagrada Familia también hay numerosos niños, muchos de ellos discapacitados y enfermos. Todos ellos sienten el deseo de prepararse para la Navidad. La hermana Nabila es consciente de que este año no será posible hacerlo tan bien como otros años: "El nacimiento de Jesús siempre causa alegría en nuestros corazones, pero, a pesar de todo, intentaremos prepararlo lo mejor que podamos. Por ejemplo, cuando hay un poco de calma vamos a la iglesia y rezamos el rosario, pero es muy difícil".

Llamamiento a la comunidad internacional

Al final de la conversación, el tono de voz de la hermana Nabila se vuelve más fuerte y decidido que nunca cuando hace un llamamiento a la comunidad internacional para que abra los ojos "para que vea la destrucción y la muerte de niños e inocentes. Los poderosos de este mundo no hablan de justicia: esto duele, más que la guerra".

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19 diciembre 2023, 14:12