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Ucrania, si la iglesia es un comedor que salva del hambre

En Beryslav, ocupada durante nueve meses por el ejército ruso y ahora despoblada, cada día más de 100 personas reciben una comida caliente en mesas instaladas frente al altar. El Párroco P. Oleksandr: la situación es terrible, pero intentamos vivir como una familia

Svitlana Dukhovych - Ciudad del Vaticano

Cuando en 2011, el padre Oleksandr Bilskyi comenzó su servicio para los greco-católicos en la pequeña ciudad de Beryslav, en la región de Jersón, en el sur de Ucrania, sólo había dos familias greco-católicas, pero esto no perturbó al joven sacerdote, lo aceptó con confianza en Dios, diciendo: "Si el Señor lo quiere, significa que Él tiene sus planes". Ahora, tras más de un año de guerra a gran escala, el padre Oleksandr comprende que "efectivamente, el Señor tenía un plan".

Beryslav, situada en la orilla derecha del río Dnipro, fue ocupada por las tropas rusas durante las primeras fases de la invasión de Ucrania y liberada por el ejército ucraniano el siguiente noviembre, durante la contraofensiva que condujo a la liberación de Jersón. Antes de la guerra Beryslav tenía doce mil habitantes, muchos abandonaron la ciudad y quedaron unos cuatro mil. Durante los nueve meses que duró la ocupación rusa, la pequeña comunidad greco-católica local ofreció todos los días comidas calientes a los necesitados en el interior de su iglesia recién construida. El número de necesitados había crecido mucho, ya que la ocupación había interrumpido el suministro de alimentos desde las grandes ciudades vecinas.

La Iglesia de Beryslav
La Iglesia de Beryslav

"Cinco panes y tres peces"


El padre Oleksandr nos cuenta que en octubre de 2021 volvieron a poner en marcha el comedor para ayudar a los pobres que más sufrieron la pandemia. Llamaron al comedor "Cinco panes y tres peces". "Cuando empezamos este proyecto, contábamos más o menos con los mismos recursos", explica el párroco refiriéndose al relato evangélico, "porque nuestra parroquia es pequeña: sólo tiene unas 30 personas. Pero simplemente confiamos en las manos de Dios y, de hecho, el Señor bendijo nuestros 'cinco panes y dos peces' y, con la ayuda de benefactores, empezamos a dar de comer a la gente".

Antes de la guerra, la parroquia ofrecía comida a unas 30 personas cada domingo en el patio de su pequeña iglesia dedicada a los Siete Hermanos Macabeos, cuya consagración estaba prevista para el 14 de agosto de 2022. La guerra canceló y cambió todos los planes.

Algunos huéspedes del comedor
Algunos huéspedes del comedor

Bloqueado por la guerra

"El 24 de febrero de 2022, cuando me enteré del comienzo de la guerra", recuerda el padre Oleksandr Bilskyj, "no estaba en Beryslav: me encontraba en una ciudad del oeste de Ucrania haciendo una colecta de fondos para nuestra parroquia. Cuando me enteré de la noticia, salí inmediatamente hacia Beryslav, pero no pude llegar porque los militares ucranianos no me dejaban pasar, diciendo que era muy peligroso: las tropas rusas ya habían entrado en la ciudad. Intenté llegar tres veces más, pero no lo conseguí, así que desistí pensando que probablemente el Señor me estaba protegiendo de algo, o preparándome para otra cosa.

El sacerdote había decidido instalarse temporalmente en la región de Mykolaiv para estar lo más cerca posible de sus feligreses que permanecían bajo la ocupación, dispuesto a reunirse con ellos lo antes posible. "El 27 de febrero, nos reunimos por teléfono con los voluntarios de nuestro comedor social y decidimos ofrecer comida todos los días directamente dentro de la iglesia porque la necesidad era grande: después de dos semanas desde el comienzo de la ocupación, la gente se había quedado sin víveres, no tenían dinero para comprarlos, pero además, no había nada que comprar porque las tiendas estaban cerradas. Desde el 28 de febrero hasta ahora, nuestra pequeña iglesia ha estado abierta todos los días ofreciendo una comida caliente unas 120 - 130 personas".

Una señora que prepara la comida abraza al Párroco
Una señora que prepara la comida abraza al Párroco

Mientras en Beryslav los voluntarios de la parroquia preparaban y servían comidas en la iglesia y algunos de ellos llevaban el almuerzo a las casas de los que no podían desplazarse, el padre Oleksandr se encargaba de conseguir alimentos. Pedía dinero a las distintas organizaciones, compraba los alimentos y los primeros meses se las arreglaba para enviarlos a Beryslav con los minibuses que iban y venían evacuando a la gente de esas zonas, y luego, cuando el tránsito se bloqueaba, encontraba otra forma: sus feligreses pedían a los agricultores de los pueblos vecinos que les vendieran verduras, carne, etc., y el padre Oleksandr les pagaba a través de e-banking.

Cadena de solidaridad

El joven párroco recuerda con emoción el 11 de noviembre, cuando se enteró de la liberación de Beryslav. "El 13 de noviembre llegué allí", cuenta. - Hubo lágrimas de alegría porque después de tantos meses vi a mi gente, pero también lágrimas de tristeza porque vi lo que el ejército ruso dejó atrás. La situación de la gente era dramática y por eso decidí ir una vez a la semana al oeste del país para seguir llevando ayuda".

Huéspedes del comedor frente a la iglesia de Beryslav
Huéspedes del comedor frente a la iglesia de Beryslav

El sacerdote greco-católico distribuye ayuda humanitaria no sólo en Beryslav, sino que también la lleva a los pueblos vecinos. Durante los fríos meses de invierno, cuando la gente se quedó sin electricidad, gas ni agua, consiguió, gracias al apoyo de benefactores también de Italia, comprar dos mil mantas calientes, que distribuyó principalmente a ancianos, enfermos y familias con niños pequeños.

En estos terribles meses de guerra, que hacen que los ucranianos se replanteen el sentido de tantas cosas de la vida, el padre Oleksandr comprende mejor su vocación: "Para esas personas -tanto para nuestros feligreses como para todos los habitantes de Beryslav- intento ser como un padre dispuesto a escuchar, consolar, ayudar, porque somos una gran familia en la que todos conocemos las necesidades de los demás y en la que a menudo nos entendemos sin palabras".

"Los feligreses, héroes de nuestro tiempo"

Este ambiente benévolo entre la gente ayuda a soportar el estado de peligro constante y el dolor de la pérdida que viven los habitantes de la pequeña ciudad: desde que fue liberada la parte de la región de Jersón (incluida Beryslav), que se encuentra en la orilla derecha del río Dnipro, los militares rusos se han instalado en la orilla izquierda. En Beryslav, la parroquia greco-católica, que se encuentra justo en la orilla del Dnipro, se puede ver desde la otra orilla, ocupada por los rusos: unos 5 km de aguas fluviales las dividen. "Animamos a la gente a que se marche, porque Beryslav y otras ciudades de la orilla derecha están bajo el fuego constante de los rusos, que atacan tanto edificios de infraestructuras como casas particulares. Hay una gran amenaza para la vida".

A pesar de todo, el comedor parroquial no se detiene y sigue ofreciendo comida caliente una vez al día. "La gente se conoce de verdad en tiempos difíciles", dice el joven párroco hablando de sus feligreses. Me di cuenta de que son realmente fuertes, son los héroes de nuestro tiempo. Es increíble ver cuánto están dispuestos a sacrificarse para ayudar a los demás, y esto lo aprendo de ellos cada día". A menudo oímos el ruido de los bombardeos, pero aunque tienen miedo, intentan terminar de cocinar la comida si pueden, porque saben que la gente tiene hambre y está esperando esa comida. Dicen: 'Hagámoslo rápido y luego nos vamos. Si no les damos de comer, ¿quién lo hará?'. Todos los días preparar la comida para 110-120 personas no es fácil, y además hay que servirla, limpiar y organizarlo todo. Además, todos los días se llevan unos 50 almuerzos a casa de personas que no son autosuficientes. Uno de nuestros voluntarios, un jubilado, ha instalado una caja en su bicicleta y consigue repartir hasta treinta almuerzos al día. Otros veinte son recogidos por empleados de los servicios sociales locales y llevados a los necesitados. Sinceramente, a veces me canso mucho después de largos viajes, de buscar, cargar y descargar ayuda humanitaria, pero cuando llego a Beryslav, miro a estas personas y el Señor me da fuerzas. Veo cómo se sacrifican por el prójimo y eso no puede dejar de inspirar".

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21 abril 2023, 10:00