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Sant'Egidio: 55 años de comunidad, dedicación a los pobres y por la paz

Este Jueves 9 de febrero tuvo lugar la celebración eucarística que presidió el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Matteo Zuppi, en la Basílica de San Juan de Letrán con el "pueblo" de la Comunidad. Entrevista a Giovanni Impagliazzo de la Comunidad de Sant' Egidio, encargado de América Latina.

Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano

Este jueves se conmemoró el 55 aniversario de la creación de la Comunidad de Sant' Egidio. Y se hizo con una celebración eucarística en la Basílica de San Juan de Letrán, participó toda la comunidad, incluso grupos venidos de otras partes de Europa. La misa fue presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

La basílica acogió al “pueblo de la Comunidad de Sant' Egidio”, personas de todas las edades y condiciones sociales junto con los amigos de la Comunidad, que en los últimos meses han experimentado un sufrimiento creciente, primero por la pandemia y después por las consecuencias, incluso económicas, vinculadas a la guerra de Ucrania. Precisamente el recuerdo de aquella, como el de tantas otras guerras en curso en el mundo, no se olvidó en esta celebración, un dolor al que ahora en estos días se agrega al de las víctimas del reciente terremoto que asoló Siria y Turquía.

Misa en San Juan de Letrán por 55 aniversario de Sant'Egidio
Misa en San Juan de Letrán por 55 aniversario de Sant'Egidio

Solidaridad, oración y compromiso por la paz

Entre las "personas" que participaron en la liturgia, muchos de los cuales la comunidad asiste día a día se hicieron presentes: personas sin techo, ancianos, personas con discapacidad, inmigrantes ahora integrados en Italia y refugiados que han llegado con los corredores humanitarios. Pero también los refugiados ucranianos. Un pueblo que ha hecho de la gratuidad de su compromiso con los más vulnerables una constante en su historia. El 7 de febrero de 1968 se fundaba la Comunidad de Sant' Egidio, en estos días, junto a Roma, donde se encuentra la sede, otras 70 naciones en donde la comunidad está presente, han celebrado: de Europa a África, de Asia a América.

"Somos un pueblo de pobres y humildes.."

"Somos un pueblo de pobres y humildes, de viejos y jóvenes, de hermanos y hermanas más pequeños, para que todos se hagan grandes". La homilía del Card. Matteo Zuppi, en la que afirma que en este aniversario, todos, dijo, sentimos, personalmente y como comunidad, la alegría de dar gracias por la amistad que nos une, por estos años de amor, un vínculo gratuito y circular.

Hablando del carisma de la Comunidad, el purpurado afirmó que siempre ha estado cerca de las heridas que marcan a las personas, los pobres. Comenzó en los barracones del Cinódromo, el primer servicio de la Comunidad, sin dejar nunca de buscar los numerosos y a menudo enormes Cinódromos de las ciudades de los hombres, en todas partes.

"¡Cuánto sufrimiento, cuántas lágrimas! El grito de paz de pueblos enteros ha encontrado en esta Arca de Noé escucha, protección, compañía, hogar, luz, calor. Nunca ha dejado de buscar una solución, muy distinta de las declaraciones complacientes y fáciles y del espectáculo digital. Sant'Egidio, consciente de que la solución nunca depende sólo de nuestra decisión y esfuerzo, nunca ha dejado de buscarla con todo su ser. Los ojos brillan de luz porque enjugo las lágrimas de los que sufren, decía la Madre Teresa".

En su homilía ha afirmado que la comunidad brilla de amor, porque ha llorado con los que lloran, pero también ha sentido el consuelo de las muchas sonrisas devueltas, anticipo de la dicha de Jesús que no tendrá fin. La medida nunca ha sido lo que se podía hacer, sino lo que hay que hacer. 

El cardenal pidió en otro momento de su homilía, rezar "por todos nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en situaciones difíciles, de riesgo o de minoría. Les agradecemos el ejemplo de humanidad que ofrecen en sus situaciones, mostrando la vida cristiana y el espíritu de Comunidad".

Pidió que cada uno de nosotros, sigamos encendiendo las luces de la esperanza y mostrando un mundo mejor cuando a nuestro alrededor reina la oscuridad de la violencia, de la guerra, pero también la de la soledad y la insignificancia. Elijamos, dijo, todos ser pacificadores, conservar un corazón humano de cordero incluso cuando el mundo se convierte en lobo, cree sólo en las armas y ya no encuentra humanidad. Sembremos las semillas de un mundo diferente, para empezar ya hoy donde nosotros somos el alto el fuego, desarmando manos y mentes y llenándolas de sentimientos y lazos de amor. La guerra también apaga los sueños y los impulsos. La comunidad de Sant'Egidio los reaviva, señaló, los defiende, un brote de paz que sigue floreciendo, un anticipo de la paz que puede hacer florecer la vida.

"Todo Sant'Egidio es un pueblo de constructores de paz, porque acerca los corazones, combate las barreras, derriba los muros, construye lugares donde los Hermanos Todos no son sólo una gran visión, sino la realidad de los comportamientos y las palabras. Y agradezco de corazón los esfuerzos inteligentes y pacientes por tejer la paz, como los de Sudán del Sur, a veces tan largos, podríamos decir interminables, ¡como lo son las guerras! San Juan Pablo II, dirigiéndose a la comunidad, tenía razón: no pongáis más límites que la caridad. Y la caridad es incansable no porque no experimente el cansancio, sino que lo supera por el amor mismo".

Por último, dirigió palabras de agradecimiento a Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad, y pidió que no deje de luchar, con inquietud e inteligencia contra las tinieblas del mal. Sigue soñando con cambiar el mundo, porque escucha a Dios y su pasión por la cosecha, afirmó. 

"Y doy las gracias de corazón a quienes se esfuerzan por que esta madre muestre su maternidad en todas partes, empezando por Marco y por toda la Presidencia de la Comunidad: acordémonos siempre de rezar por cada comunidad y también por quienes la sirven en comunión y unidad. Sois un pueblo de pobres y humildes, de ancianos y jóvenes, de hermanos y hermanas que se hacen pequeños y así se hacen todos grandes. Son obreros que siempre pueden, y es una gracia, trabajar para el Señor y así para el prójimo. El Papa Benedicto, con tanta delicadeza y profunda comprensión humana, dijo al final del almuerzo en la cantina de Via Dandolo que en la Comunidad no hay distinción entre quien sirve y quien es servido, felicidad para unos y otros".

Entrevista completa a Giovanni Impagliazzo

Después de la misa se llevó a cabo una celebración con todos los participantes. Y luego un momento gastronómico para compartir todos juntos. Vatican News entrevistó a Giovanni Impagliazzo, encargado de América Latina de la comunidad Sant' Egidio. La comunidad cumpliendo 55 años de creación, quien ofrece un balance de cómo ha caminado esta comunidad ayudando al otro.

Foto archivo. Giovanni Impagliazzo en estudios de Vatican News-Estudio 9
Foto archivo. Giovanni Impagliazzo en estudios de Vatican News-Estudio 9

Estamos en un gran momento de fiesta con tantos amigos aquí en Roma, amigos pobres, gente que vive en situación de calle, gente que vive en dificultad, pero también tantos amigos de la comunidad que han descubierto el valor profundo del Evangelio a través de esta amistad concreta con los pobres. Hoy la comunidad festeja su 55 aniversario, se celebra en Roma, pero también en todo el mundo, porque la comunidad de San Isidro está presente en 70 países y desea seguir viviendo el Evangelio en el camino del Concilio Vaticano segundo, viviendo en la escucha del Evangelio y en la escucha de los pobres.

¿Giovanni, empezaste con la comunidad de San Egidio, desde muy joven, comenzaste desde que se formó la comunidad?

Empecé de muy joven, la comunidad ya tenía algunos años de haber empezado su trabajo y me encariñé muchísimo con esta comunidad, porque finalmente comprendía cómo se podía vivir concretamente el Evangelio en una gran ciudad, una ciudad del mundo como es Roma, por la presencia en esta ciudad de tantos migrantes, tantas personas que la visitan, que buscan aquí la fe, pero también encontrar la manera concreta de vivir el Evangelio.

Desde que comenzaste con la comunidad, hasta ahora, ¿qué sientes que te hace falta aún por hacer con la comunidad?

He crecido mucho, en amor, en deseos de cambiar el mundo. Me hace falta vivir finalmente, en paz. Estoy siguiendo muy preocupado, la situación del mundo, esta guerra en Europa, en Ucrania. Tantos conflictos que todavía afectan nuestro mundo. Siento que hay siempre mucho que hacer, que trabajar, para ampliar la solidaridad. En estos días estamos viviendo la tragedia de este terremoto terrible que golpeó Turquía y Siria, países a los cuales me siento cercano, y que están viviendo una situación muy complicada.

¿Qué sientes debe hacer aún más la comunidad en ayuda del más necesitado?

Hoy día, todos podemos hacer algo para defender la paz. Lo hemos visto muy bien en estos días, hay que construir, y promover en los hombres y mujeres, una apertura al diálogo. La atracción hacia la violencia es fuerte, pero juntos podemos construir una red de solidaridad en defensa de la paz.  Desde la base, hay que seguir luchando para construir un mundo en paz.

Zonas en conflicto, el mundo está en conflicto. La comunidad Sant' Egidio fue pionera en realizar estos corredores humanitarios salvando personas de zonas en conflicto. ¿Sientes que hay aún mucha reacción, muchos gobiernos no están manteniendo una mentalidad abierta para permitirle a la comunidad, la salvación de estas personas, en estos países de conflicto?

Tienes razón, en el sentido que la comunidad sintió que el mar Mediterráneo, se ha convertido en un cementerio. Miles de personas que murieron en su deseo de cruzar el mar para alcanzar a Europa. Personas que llegan de Oriente Medio, de África, de países en conflicto y por esto, creamos estos corredores humanitarios, para evitar que estas personas murieran en su trayectoria de su viaje de la esperanza. ¿Se puede hacer mucho más? Si, porque no es pensable que el mundo siga así de injusto y dividido. Hay que compartir más la riqueza, hay que compartir más la historia, la sabiduría.

¿Qué más sientes que la comunidad de Sant' Egidio tiene que hacer ante todo este mundo tan martirizado, tan sacudido?

Hablar más con la gente, en nuestras zonas, donde vivimos, o trabajamos, concientizarla. En donde sea, en Roma, en Lima, en Buenos Aires, en Ciudad de México, en todos esos lugares donde la comunidad está presente, en estas grandes ciudades, donde hay grandes concentraciones humanas y de consecuencia, grandes concentraciones de problemas, pero también grandes concentraciones de riquezas, de recursos, de recursos humanos. Entonces, no hay que temer al momento de hablar de la fuerza del Evangelio y de la fuerza de la solidaridad.

Una última pregunta, la comunidad Sant' Egidio también está presente en los dos países donde el Papa acaba de realizar su 40 viaje apostólico: en República Democrática del Congo y en Sudán del Sur. La comunidad está presente en diferentes maneras. ¿Puedes hablarnos de la acción en concreto que realiza la comunidad en esos dos países?

Sant' Egidio está presente en Sudán del Sur porque es mediador en el conflicto, hace parte de una plataforma, llamada “plataforma de Roma” construida por el esfuerzo de la comunidad de San Egidio, que reúne todas las facciones en guerra y el viaje del Papa fue importantísimo, porque el gobierno que hasta la fecha había rechazado de participar a esta mesa de negociaciones en Roma, aceptó sentarse en esta mesa y negociar. Así el gobierno actual está participando en la mesa de negociación que se realiza en Roma acá en la comunidad de Sant' Egidio.

El otro país de África, la República Democrática del Congo, es un país enorme afectado también de muchos conflictos. Allá la comunidad está presente con un trabajo de asistencia sanitaria muy importante, para defender los niños, la difusión del SIDA y de otras enfermedades.

¿Qué siente Giovanni después de ver este mundo tan martirizado y sin embargo, tú pones tu granito de arena? ¿Desilusionado, pero después cargadas tus baterías? con lo que tú haces como miembro de la comunidad de Sant' Egidio. ¿Tus sensaciones, tus sentimientos cada día?

Mira yo siento que, a pesar de todos los problemas, estamos yendo adelante y es sumamente importante este trabajo de diálogo, de amistad, de escuchar el Evangelio. Por ejemplo, recuerda que hace algunos años, las religiones estaban en un eterno conflicto. Se vivía un conflicto con el islam. No había posibilidades de expresarse en la fe sin un conflicto, entre las religiones.  Hoy, gracias al trabajo de la Iglesia Católica, de la comunidad de Sant' Egidio, del Papa Francisco, y sus predecesores:  Papa Benedicto y el santo Juan Pablo II, estamos viendo como esta época de enfrentamiento entre las religiones no existe más, y se va construyendo un diálogo serio para ayudar los países a construir la paz y por eso, todo el mundo puede mejorar. Y siento de haber aportado bastante y seguiré ayudando a este mundo a ser mejor.

Su historia

Sant'Egidio es una comunidad cristiana que nació en 1968, apenas finalizar el Concilio Vaticano II, por iniciativa de Andrea Riccardi en un instituto del centro de Roma. Con los años se ha convertido en una red de comunidades que se ha extendido por más de 70 países y que dedica una especial atención a las periferias y a los periféricos. La forman hombres y mujeres de distintas edades y extracciones que están unidos por un lazo de fraternidad basado en la escucha del Evangelio y en el trabajo voluntario y gratuito por los pobres y por la paz.

La oración, los pobres y la paz son sus referentes fundamentales

Por medio de la oración, primera obra de la Comunidad, basada en la escucha de la Palabra de Dios, es que se acompaña y orienta la vida de sus miembros. En Roma y en todo el mundo la oración de la Comunidad es también un lugar de encuentro y de acogida para quien quiere escuchar la Palabra de Dios e invocar al Señor.

Los pobres: hermanos y amigos de la Comunidad

El principal objetivo de la comunidad, es su amistad con los necesitados –ancianos, personas sin hogar, migrantes, discapacitados, presos, niños de la calle y de las periferias– Y los asisten, los cuidan y los atienden con una caricia, en cada una de las sedes donde se encuentra la comunidad.

Mediador de paz en conflictos bélicos

La Comunidad de Sant’Egidio ha trabajado por la paz en diferentes conflictos, en África, Asia, América Latina. Trabaja por la paz, para protegerla allí donde está amenazada y para ayudar a reconstruirla facilitando el diálogo allí donde se ha perdido. Es un servicio, como cristianos, en favor de la reconciliación y la fraternidad y se realiza en un trabajo ecuménico y en el diálogo interreligioso según el “espíritu de Asís”.

Corredores humanitarios para refugiados

Este proyecto lo realiza la Comunidad con la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, la Tavola Valdese, la CEI-Caritas y el gobierno, y es totalmente autofinanciado.

Sus objetivos son el de evitar viajes en barcazas por el mar Mediterráneo, que realizan migrantes, viajes que ya han causado un elevadísimo número de muertes, incluidos muchos niños. Se trata también de impedir la explotación de los traficantes de seres humanos que hacen negocio con las personas que huyen de las guerras, y les conceden por sus "condiciones vulnerables" (por ejemplo, víctimas de persecución, tortura y violencia, familias con niños, ancianos, enfermos, personas con discapacidad) la entrada legal en territorio italiano con un visado humanitario y la posibilidad de solicitar posteriormente asilo. Se trata de una vía segura para todos, ya que la expedición de visados humanitarios implica los controles necesarios por parte de las autoridades italianas.

En Italia, gracias a la comunidad, se busca alojamiento a los refugiados a expensas de asociaciones en instalaciones o casas. Se les enseña el idioma, se escolariza a los niños, se fomenta su integración en Italia, se les ayuda a encontrar trabajo. Desde febrero de 2016, ya han llegado 5.849 personas: sirios que huyen de la guerra y refugiados del Cuerno de África y Grecia.

¿Cómo funcionan?

Los corredores humanitarios son el resultado de un Memorando de Entendimiento entre la Comunidad de Sant'Egidio, la Federación de Iglesias Evangélicas de Italia, la Tavola Valdese, la CEI-Caritas y el Gobierno italiano.

Las asociaciones envían voluntarios a la zona. Tras entrar en contacto directo con los refugiados, elaboran una lista de los posibles beneficiarios que se remite a las autoridades consulares italianas, quienes, tras la comprobación del Ministerio del Interior, expiden visados humanitarios de Validez Territorial Limitada, válidos por tanto sólo para Italia. Una vez que llegan a Italia de forma legal y segura, los refugiados pueden solicitar asilo.

 

 

 

 

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10 febrero 2023, 11:34