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La historia

La dimensión comunitaria como verdadero motor de la conversión ecológica

Juntos es más fácil cambiar el rumbo: desde el cambio de los estilos de vida, pasando por la formación de las nuevas generaciones en materia medioambiental, hasta la vuelta a la tierra cultivando un huerto sinérgico, una comunidad nacida en Lombardía lleva a cabo desde hace años la difícil misión de restablecer la alianza entre el hombre y el medio ambiente, siguiendo como norma de vida la encíclica Laudato si' del Papa Francisco.

Cecilia Seppia – Ciudad del Vaticano

Davide tiene 39 años y vive con su esposa Giulia y su hijo Samuele en Olgiate Olona, en la provincia de Varese, donde se encuentra la comunidad Pachamama, de la que él y algunos amigos son fundadores. Un nombre que surgió mucho antes de las polémicas engañosas que estallaron durante el Sínodo de la Amazonía y que no tiene nada que ver con esas polémicas. Davide es biólogo, pero desde muy joven siempre ha seguido el camino igualmente exigente del voluntariado, junto a sus estudios científicos. Desde el año 2005 colabora con San Egidio en el programa sanitario Dream, nacido para curar y prevenir el sida en África, por lo que también se encuentra "yendo y viniendo" de las arenosas calles de países como Malawi, Kenia, Tanzania y el Congo para garantizar a los niños el sueño de una existencia libre de enfermedades, hambre y malnutrición. Pero con los miembros de la comunidad comparte el deseo de trabajar juntos para realizar otro gran sueño: el de un mundo habitable y sano, limpio y en armonía, en el que Dios siga creando cada día cosas nuevas, en el que siga tocando la mano del hombre, como en el famoso fresco de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, para devolverle el aliento de una vida que sepa de oxígeno y no de carbón, que sea clara, transparente y no esté contaminada por la codicia, por el ansia de poder, del dinero, de la conquista y el dominio de lo que, en cambio, es la Casa de todos.

Los orígenes de la comunidad

“Un día, en 2008, con unos amigos con los que ya habíamos compartido otras bellas experiencias – nos cuenta Davide Brambilla – sentimos la necesidad de dar un salto. Es decir, de ser más radicales en nuestro compartir para convertirnos en una comunidad de jóvenes y familias. Y en la comunidad, como sabemos, cada uno tiene sus propias tareas, sus propios cometidos, pero todos colaboran en una profunda comunión que es buena para nosotros y buena también para todos los que vienen, que nos escuchan... Al principio parecía casi una provocación, hubo momentos en los que nos desanimamos, luego paso a paso se hizo realidad. Pasamos algún tiempo intentando comprender quiénes queríamos ser, qué queríamos transmitir, qué otro tipo de comunidades había en nuestra zona, para poder hacer algo diferente”.

La elección del lugar

"En el 2011 conocimos a la comunidad de Sichem, compuesta por familias con hijos mayores y por el propietario de Villa Restelli, que nos abrió literalmente las puertas de su casa: un gran edificio de finales del siglo XVIII con un enorme parque a su alrededor y unos caseríos, en cuyo interior se han construido pisos. Seis de nosotros comenzamos con el nombre de comunidad de Efraín, como una de las tribus de Israel que encontró refugio en el territorio de Siquem, y poco después acogimos a otros jóvenes, formándolos y preparándolos para tomar las riendas de esta realidad. Sucesivamente, en el 2015, tras un viaje a Chile y Perú, decidimos cambiar el nombre, manteniendo una colaboración y convivencia tanto con Sichem como con Efraim, pero abrazando más una dimensión ecológica e interesándonos, cada vez más, por los temas ambientales".

La Villa Restelli y el gran parque que la circunda
La Villa Restelli y el gran parque que la circunda

Los fines de semana de belleza

“En la actualidad, la comunidad se ocupa principalmente de la formación cultural y espiritual, de la formación en la vida comunitaria, pero no sólo. Nuestro compromiso – continúa Davide – está dirigido a sensibilizar sobre la dimensión ecológica de la que habla el Papa y que hoy nos llama a ser administradores y custodios de la Creación. Una de nuestras principales actividades son los ‘WEB’, o sea los Fines de Semana de la Belleza: se trata de verdaderas escuelas de formación y convivencia de tres días, creadas para ser un momento de intercambio y de formación avanzada sobre diversos temas que también se inspiran en la encíclica.

Perseguimos el camino de la ‘conversión ecológica’ no sólo organizando conferencias, proporcionando ejemplos, informes o buenas prácticas, sino ofreciendo el ‘quid’ de la dimensión comunitaria que consideramos crucial para sumergirse en estos temas y lograr la conversión ecológica. Esta, como dice el Papa, comienza con el individuo, pero para que sea eficaz y eficiente debe involucrar a todos los miembros de cualquier comunidad".

Fines de semana de belleza organizados por la comunidad
Fines de semana de belleza organizados por la comunidad

Diálogo entre generaciones

"Nos hemos dado cuenta de que esta dimensión es apasionante, nos acerca, lo hace todo más humano y acorta las distancias entre generaciones, que en estas ocasiones experimentan la comunión y la comunicación, enriqueciéndose mutuamente.

Nada es posible sin la comprensión y el amor por el otro, que se experimenta más que en cualquier otro lugar de la comunidad. Jóvenes y mayores, padres e hijos, abuelos y nietos participan en nuestros ‘WEB’, y los contenidos son siempre densos. En el último encuentro de julio, por ejemplo, hablamos de alimentación con expertos como Raffaella Ponzio y Carlo Petrini, de Slow Food Italia, Mattia Galletti, del IFAD... Pero lo positivo es que estos encuentros no se acaban con la formación, sino que se convierten en un caldo de cultivo de proyectos, ideas y aventuras. Ahora mismo, con algunas de estas personas, estamos plantando árboles para promover la reforestación de los bosques que el hombre ha expoliado, pero eso no es lo único”.

Momentos de participación de la comunidad
Momentos de participación de la comunidad

Cambiar el estilo de vida

Para esta comunidad, gran parte del cambio proviene de la adopción de estilos de vida virtuosos que tengan el menor impacto posible en el medio ambiente. “Pensamos en cómo reducir nuestro consumo personal – continúa Davide –tratamos de abastecernos de ciertas cadenas de distribución más pequeñas y sostenibles, y cultivamos nuestros propios productos agrícolas. Disponemos de un huerto sinérgico, cultivado con técnicas de permacultura, del que nos abastecemos directamente de la materia prima y que utilizamos a diario para reforzar el fuerte vínculo con la tierra. También hemos creado una ‘CSA’, o sea una Comunidad de Apoyo Agrícola, que reúne a productores y compradores. Y de esta forma apoyamos la actividad agrícola pero también nos abastecemos de productos altamente biológicos de kilómetro cero”.

El jardín sinérgico mantenido por los miembros de la comunidad
El jardín sinérgico mantenido por los miembros de la comunidad

La Laudato si' como regla de vida comunitaria

Los miembros de la comunidad llevan en su ADN el cuidado del otro, el cuidado de la tierra y, sobre todo, creen firmemente que el verdadero motor de la conversión ecológica es el diálogo: "Queremos hablar, hacer oír nuestra voz, todos juntos – dicen – queremos cambiar nuestra visión y nuestras prácticas de vida, y sin recurrir nunca a la confrontación, nos comprometemos a luchar contra la injusticia para contagiar a más y más personas, para tocar el corazón de todos y con una reacción en cadena ser una célula en el árbol del cambio".

Davide continúa diciendo que, a lo largo del tiempo, esta comunidad ha tenido muchas figuras inspiradoras y de referencia, pero siempre faltaba ese hilo conductor que uniera los aspectos medioambientales y sociales. "Luego, el 24 de mayo de 2015, salió la encíclica del Papa, Laudato si', y este concepto de ecología integral que impregna el texto fue iluminador para nosotros, fue la clave. A partir de ese momento, se convirtió casi en una urgencia dedicarse a promover la ecología integral.

Esta encíclica ha sido para nosotros una confirmación del camino que hemos emprendido, hasta el punto de que durante años pensamos en redactar nuestra propia norma comunitaria, luego al unísono decidimos hacer de Laudato si' nuestro manifiesto, nos dijimos: 'Este es nuestro documento de inspiración y referencia, no necesitamos escribir otros'. No sólo queremos ser un ejemplo virtuoso de cómo vivir la ecología integral, y desde luego no nos sentimos la encarnación perfecta de la Laudato si', sino que es algo por lo que hay que luchar, por lo que hay que intentar conseguir cada día para tratar de mejorar.

Es un camino largo y sin duda difícil, pero saber que un Pontífice, una figura que por su naturaleza tiende puentes, unifica, frente a muchos otros que en cambio separan, ha lanzado este desafío, es una fuente de estímulo para nosotros. ¡Francisco es un faro!”.

Los espacios alrededor de la Villa Restelli
Los espacios alrededor de la Villa Restelli

Un microcosmos de biodiversidad

Davide y los demás miembros de la comunidad han podido comprobar que los jóvenes son muy receptivos a los temas expresados en la encíclica: los jóvenes quieren estar informados, quieren ser protagonistas del cambio, piden testimonios, ejemplos concretos, entienden que juntos podemos invertir el rumbo. “¡Al fin y al cabo – añade – somos un microcosmos, cualquier cosa menos algo cerrado o replegado en sí mismo, un microcosmos de biodiversidad, no sólo la biodiversidad que se ve en nuestros huertos, sino una biodiversidad humana! Somos muchas personas con diferentes sensibilidades y espiritualidades, pero todos estamos en camino hacia la misma meta”.

Desde el 2018, Pachamama forma parte de la red de Comunidades Internacionales Laudato si', nacida de una propuesta de la Iglesia de Rieti guiada por el obispo Domenico Pompili y por Slow Food. "Formar parte de esta red –dice Davide – nos da ese amplio respiro, esa dimensión de conexión e interconexión entre nosotros y el mundo. No queremos ser un pequeño enclave de Olgiate Olona sino promotores de procesos que puedan revertir el rumbo y devolvernos un mundo más sano. El Papa siempre dice que tenemos que desencadenar procesos, ser una chispa para lograr la conversión ecológica. Los frutos están ahí: este verano, por ejemplo, hemos acogido una obra internacional de Cáritas Ambrosiana, y entre esos cinco jóvenes que vinieron a trabajar con nosotros, en nuestros huertos, uno de ellos en particular, inspirado por la dimensión comunitaria, puso en marcha una comunidad donde vive.

Nuestra intención es contagiar, llevar en medio de tantos virus que infectan y dañan, el buen contagio de la esperanza, del cambio que comienza con pequeñas elecciones y pequeños gestos para involucrar a todo el planeta, tratando también de reducir la brecha de la desigualdad. Así que sí, tratemos de invertir el rumbo, no sólo desde el punto de vista medioambiental, sino también en cuanto a las relaciones, porque si nos sentimos bien con nosotros mismos, el medio ambiente también se sentirá mejor”.   

Momentos en comunidad
Momentos en comunidad

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03 febrero 2022, 12:45