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Colombia. Fray Ñero, "el ángel de los habitantes de calle", falleció por Covid

El sacerdote falleció en la Clínica de Marly, en Bogotá. Fray Gabriel Gutiérrez Ramírez OFM, "el ángel de los marginados", como cariñosamente se le conocía por su labor evangélica y humanitaria con los habitantes de calle y sus familias, ha regresado a la casa del Padre, luego de batallar por casi dos semanas contra el Covid-19.

“Jamás abandonaremos los templos humanos”. Esta es la frase con la que recordamos a fray Ñero, el fraile franciscano que recorría las calles de Bogotá conociendo muy de cerca los “Ciudadanos Habitantes de Calle”, según el último censo del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) 9538 almas en estado de total vulnerabilidad, a los que se suman personas en situación de extrema miseria, por lo que se calcula que la cifra podría ser el doble. 

Inspirado por el testimonio del Papa Francisco y su ministerio incluyente a todo necesitado, salió a “Callejear la fe” en la fría ciudad de Bogotá, hace más de cinco años. La ciudad fue develando – como es su propio testimonio – “rostros concretos de hombres y mujeres que por muchas situaciones de sus vidas no tuvieron otra alternativa que la calle”. “Hombres y mujeres que viven su propio drama, desprecio, violencia física y homicida”. Un ministerio socio pastoral que el sacerdote ha ejercido con amor y con pasión, a la guía de un grupo de laicos de espiritualidad franciscana desde la Fundación Callejeros de la Misericordia, creada por él hace tres años con el objetivo de acompañar los diferentes fenómenos sociales de calle, tales como “Ciudadanos Habitantes de Calle, Comunidad LGTBI, trabajadoras(es) sexuales, vendedores(as) informales, recicladores(as), artistas callejeros, titiriteros(as), emigrantes, y otras expresiones callejeras, que se encuentran en condiciones de alto riesgo de vulnerabilidad".

 

El Covid-19, que ha desenmascarado aún mucho más el estado de miseria en que viven muchos seres humanos, ha hecho que este año el fraile con la Fundación bajo su guía, levantara aún más la voz por los más necesitados. Se recuerdan, a propósito, algunos pasajes de su intervención en el Concejo de Bogotá, el pasado febrero:

Yo creo hay mucho de estigma frente a estas poblaciones. Los ciudadanos habitantes de calle son víctimas del conflicto y violencia en Colombia. Son víctimas también del empobrecimiento que lleva este país, son víctimas también de las organizaciones que marginan y que instrumentalizan a estas poblaciones. Entonces, la sociedad debe cambiar un poco su mentalidad sobre estos empobrecidos que deambulan por las calles. Los proyectos sociales deben ser pensados para esa ciudadanía no solamente como un lugar donde duerman o donde coman: necesitan empleo, necesitan acompañamiento los que están enfermos. Acompañamiento aquellos que consumen sustancias psicoactivas.

Si hay alguien empobrecido en este país es alguien que carga un costal al hombro, reciclando todo el día, durmiendo en las calles. ¿Por qué no crear entonces centros que acompañen todo el proceso de consumo de sustancias? No tenemos en Bogotá una sala de consumo controlado. A muchas de esas poblaciones les acompañamos con la represión, les mandamos el Esmad, les aplicamos el código de policía, pero no hay un acompañamiento humano y racional.

Estamos hablando de poblaciones desfavorecidas que tienen que ver con la estructura de pobreza de este país y que, por lo tanto, tenemos que ofrecerle soluciones sociales, políticas sociales, para que ellos realmente sean incluidos como ciudadanos con derechos.

Por eso llamamos la atención al Concejo para que nos ayuden y acompañen, y vengan con nosotros a las calles, y conozcan lo que está pasando en las calles.

“Vengan a conocer la Bogotá subterránea. ¿Cuántos de ustedes se han metido a los caños, en donde viven los habitantes de calle? Caminen, conozcan. Vamos juntos a conocer y con ellos a planear una política pública, para que, a través de la integración social, podamos liberar a estas personas de tantas fuerzas oscuras que los mantienen sumidos en las calles.”

¡Comprométanse con los pobres! Vamos a las calles señores concejales, vamos a las calles, para que ustedes puedan comprender y entender que ahí no tenemos delincuentes o solamente consumidores de drogas, sino que tenemos seres humanos en estado de indefensión y que necesitan, como ustedes la tienen, una oportunidad para ser incluidos como verdaderos ciudadanos en este país.

Monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo Metropolitano de Bogotá, envió el siguiente mensaje en vídeo, tras conocer la noticia del fallecimiento del sacerdote: 

Mensaje del Arzobispo Metropolitano de Bogotá

En este viernes Santo hemos contemplado a Jesús que muere en la cruz para darnos la salvación y hemos recibido en esta misma tarde la noticia aquí en Bogotá de la muerte de Fray Ñero, Fray Gabriel Gutiérrez Ramírez franciscano, un apóstol, un servidor de los habitantes de calle. Salía a llevarles el alimento, salía a acompañarlos, a sanarlos, a cuidarlos, a defenderlos, a protegerlos. Creó la Fundación Callejeros de la Misericordia.

Hoy nos solidarizamos con su Fundación, con los franciscanos, con su familia, y le pedimos al Señor Jesús que nos consuele y que consuele a los habitantes de calle.

Jesús ha dicho: si el grano de trigo cae en la tierra y muere, da mucho fruto. Esperamos que la obra de Fray Gabriel dé mucho fruto en hombres y mujeres que quieran mirar con cariño y acercarse solidariamente, fraternamente, a los habitantes de calle en Bogotá.  

En este día, acompañando en el dolor y en el profundo respeto a su familia, a sus hermanos franciscanos con su Provincial el padre Héctor Lugo y a todos los que lo han conocido y han sido iluminados por su labor, llega el consuelo a quien escribe, de sus palabras, hace un año atrás: 

“Un saludo fraterno lleno de gozo y esperanza porque el Señor verdaderamente ha Resucitado y vendrá con su poder y gloria a sacarnos del valle de tinieblas y de dolor en que nos encontramos todos.”

Fray Gabriel Gutiérrez Ramírez, OFM, nació en el seno de una familia numerosa con muchas necesidades. Su padre fue un vendedor informal y él también en su juventud trabajó como cachivachero. Recibió la ordenación presbiteral el 3 de diciembre de 1998 en Bogotá. Siguió los pasos de San Francisco de Asís, entregando su vida a los más pobres. Cumpliendo esa misión, estuvo en zonas golpeadas por la pobreza, el conflicto armado y el narcotráfico, como Guapi, en la costa Pacífica colombiana, y Villavicencio y San Martín, en el Meta, luego de vincularse varios años en una misión en Mozambique, sur de África. En el 2015 regresó a Bogotá, la ciudad que lo vio nacer el 23 de agosto de 1957. Falleció en la tarde de este viernes 2 de abril de 2021 dejando tras de sí su obra, la Fundación Callejeros de la Misericordia, y la luz de la fe, en el corazón de muchas personas. 

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03 abril 2021, 11:34