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Obispos de EE.UU.: la pena de muerte es una afrenta al Evangelio y a la vida humana

Tras la decisión del Fiscal General de los Estados Unidos de fijar nuevas fechas para la ejecución de cuatro condenados a muerte, y la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de no admitir su apelación, el arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City ha reiterado su apremiante llamamiento al Gobierno a dar marcha atrás: "oponerse a la pena de muerte no significa ser 'blando' con el crimen, sino ser fuerte con la dignidad de la vida humana", aseveró.

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

"La pena de muerte es inaceptable, es una afrenta al Evangelio y al respeto de la vida humana": así lo escribe en una nota Monseñor Paul Coakley, arzobispo de Oklahoma City y presidente del Comité de Justicia Interna y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (Usccb). Su declaración llega después de que la Corte Suprema de los Estados Unidos diera el visto bueno a la administración de Trump para restaurar la pena de muerte a nivel federal. Así, las ejecuciones pueden reanudarse el 13 de julio, después de 17 años de suspensión, instaurada durante la administración Bush.

Los jueces constitucionales han decidido no escuchar la apelación presentada por cuatro prisioneros en el corredor de la muerte. "Debemos invertir el rumbo - escribe Monseñor Coakley - Los obispos han estado pidiendo durante décadas el fin de la pena de muerte". El obispo recordó a continuación las numerosas apelaciones contra la pena de muerte hechas por varios Pontífices, entre ellos Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, que en 2018 aprobó un Rescripto especial para modificar el párrafo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, a fin de definir la pena de muerte como "inadmisible".

No sólo eso: el presidente de la Comisión Episcopal para la Justicia Interna recuerda un llamamiento anterior lanzado por la Usccb el año pasado, en el que se reiteraba que "oponerse a la pena de muerte no significa ser 'blando' con el crimen, sino ser fuerte con la dignidad de la vida humana". Por esta razón, Monseñor Coakley concluye su nota con un sincero llamamiento al Fiscal General, William Barr, y al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para que vuelvan sobre sus pasos y pongan fin a las ejecuciones.

Hay que recordar que el pasado 23 de marzo, Colorado se convirtió en el 22º Estado de los Estados Unidos en derogar la pena de muerte, con la aprobación, por parte del gobernador Jared Polis, del proyecto de ley SB20-100. En esa ocasión, los obispos locales habían expresado su aplauso, calificando de "histórica" la medida legislativa aprobada.

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01 julio 2020, 11:09