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Palabra del día

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Fecha11/12/2021

Lectura del Día

Eclesiástico (Sirácide) 48, 1-4. 9-11

En aquel tiempo, surgió Elías, un profeta de fuego;
su palabra quemaba como una llama.
Él hizo caer sobre los israelitas el hambre
y con celo los diezmó.
En el nombre del Señor cerró las compuertas del cielo
e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto.
¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios!
¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo,
sobre un carro tirado por caballos de fuego.
Escrito está de ti que volverás,
cargado de amenazas, en el tiempo señalado,
para aplacar la cólera antes de que estalle,
para hacer que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos
y congregar a las tribus de Israel.

Dichosos los que te vieron
y murieron gozando de tu amistad;
pero más dichosos
los que estén vivos cuando vuelvas.

Evangelio del Día

Evangelio según Mateo 17, 10-13

En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”

Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”.

Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

Palabras del Santo Padre

 Para entender el misterio de la cruz es necesario saber con antelación que el que sufre y que es glorificado no es solamente un hombre, sino el Hijo de Dios, que con su amor fiel hasta la muerte nos ha salvado. El padre renueva así su declaración mesiánica sobre el Hijo, ya hecha en la orilla del Jordán después del bautismo y exhorta: «Escuchadle» Los discípulos están llamados a seguir al Maestro con confianza, con esperanza, a pesar de su muerte; la divinidad de Jesús debe manifestarse precisamente en la cruz, precisamente en su morir «de aquel modo», tanto que el evangelista Marcos pone en la boca del centurión la profesión de fe: «Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios» (15, 39). (Angelus 25 de febrero de 2018)