Palabra del día

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Fecha17/10/2023
Memoria de San Ignacio, obispo y mártir

Lectura del Día

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos

Rom 1, 16-25

Hermanos: No me avergüenzo de predicar el Evangelio, que es una fuerza de Dios para salvar a todos los que creen, a los judíos primeramente y también a los no judíos. Pues en el Evangelio se nos revela que Dios trabaja con su actividad salvadora en nosotros por medio de la fe, de principio a fin, como dice la Escritura: El justo vivirá por medio de la fe.

En efecto, Dios manifiesta desde el cielo su reprobación contra los hombres impíos e injustos, que por la injusticia mantienen cautiva a la verdad. Porque las cosas de Dios que se pueden conocer, las tienen a la vista; Dios mismo se las ha manifestado. Pues las perfecciones invisibles de Dios, como su poder eterno y su divinidad, resultan visibles desde la creación del mundo para quien reflexiona sobre sus obras, de modo que no tienen disculpa. Han conocido a Dios, pero no lo han glorificado como a Dios ni le han dado gracias, antes bien, se han ofuscado con razonamientos inútiles, y su insensata inteligencia se ha llenado de oscuridad. Pretendían ser sabios, pero se volvieron insensatos, pues cambiaron la gloria de Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, cuadrúpedos y reptiles.

Por eso Dios los entregó a los deseos impuros de su corazón, y llegaron a tal inmoralidad, que deshonraron sus cuerpos unos con otros, porque cambiaron al Dios verdadero por dioses falsos y dieron culto y adoraron a la creatura en vez de al creador, el cual merece alabanza por siempre. Amén.

Evangelio del Día

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lc 11, 37-41

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.

Pero el Señor le dijo: "Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio".

Palabras del Santo Padre

La hipocresía es el lenguaje del diablo, es el lenguaje del mal que entra en nuestro corazón y se acerca al diablo. Lenguaje hipócrita, no diré que sea normal, pero es común, es cotidiano. La apariencia de un modo y el verdadero ser de otro. En la lucha por el poder, por ejemplo, la envidia y los celos te hacen aparecer con una forma de ser y de dentro está el veneno para matar porque la hipocresía siempre mata, siempre, tarde o temprano mata. Debemos aprender a acusarnos: "Hice esto, pienso así, malvadamente... tengo envidia, quisiera destruir eso...", lo que es interno, nuestro, y decírnoslo a nosotros mismos, ante Dios. Este es un ejercicio espiritual no común, no habitual, pero sabemos qué hacer: nos acusaremos, veremos en el pecado, en la hipocresía, en la maldad que hay en nuestro corazón. Porque el diablo siembra el mal y dice al Señor: "¡Pero mira, Señor, ¡cómo estoy!", y lo dice con humildad. (Santa Marta, 15 de octubre de 2019)