Palabra del día

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Fecha12/07/2021

Lectura del Día

Del libro del Éxodo 1,8-14, 22

En aquel tiempo, subió al poder en Egipto un nuevo faraón, que no había conocido a José, y le dijo a su pueblo: “Los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros. Tomemos precauciones contra ellos para que no sigan multiplicándose, no sea que, en caso de guerra, se unan a nuestros enemigos, para luchar contra nosotros y se escapen del país”.

Les pusieron, pues, capataces a los israelitas para que los oprimieran con trabajos pesados; y así construyeron para el faraón las ciudades de Pitom y Ramsés, como lugares de almacenamiento. Pero mientras más los oprimían, más crecían y se multiplicaban.

Los egipcios llegaron a temer a los hijos de Israel y los redujeron a una cruel esclavitud; les hicieron pesada la vida, sometiéndolos a rudos trabajos de albañilería y a toda clase de tareas serviles en el campo.

Además, el faraón dio esta orden a su pueblo: “Echen al río a todos los niños que les nazcan a los hebreos; pero si son niñas, déjenlas vivir”.
 

Evangelio del Día

Evangelio según Mateo 10,34—11,1

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia.

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.

Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.

Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa’’.

Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.

Palabras del Santo Padre

Cuando Jesús afirma el primado de la fe en Dios, no encuentra una comparación más significativa que los afectos familiares. […] La invitación a poner los vínculos familiares en el ámbito de la obediencia de la fe y de la alianza con el Señor no los daña; al contrario, los protege, los desvincula del egoísmo, los custodia de la degradación, los pone a salvo para la vida que no muere. La circulación de un estilo familiar en las relaciones humanas es una bendición para los pueblos: vuelve a traer la esperanza a la tierra. Cuando los afectos familiares se dejan convertir al testimonio del Evangelio, llegan a ser capaces de cosas impensables, que hacen tocar con la mano las obras de Dios, las obras que Dios realiza en la historia, como las que Jesús hizo para los hombres, las mujeres y los niños con los que se encontraba. AUDIENCIA GENERAL 2 de septiembre de 2015