Palabra del día

banner parola.jpg
Fecha02/07/2021

Lectura del Día

Del Libro del Génesis 23,1-4, 19; 24,1-8. 62-67

Sara vivió ciento veintisiete años y murió en Quiryat-Arbá, hoy Hebrón, en el país de Canaán, y Abraham lloró e hizo duelo por ella. Cuando terminó su duelo, Abraham se levantó y dijo a los hititas: “Yo soy un simple forastero que reside entre ustedes. Denme en propiedad un sepulcro en su tierra para enterrar a mi esposa”. Y Abraham sepultó a Sara en la cueva del campo de Makpelá, que está frente a Mambré, es decir, Hebrón, en Canaán. 

Abraham era ya muy anciano y el Señor lo había bendecido en todo. 

Abraham dijo al criado más viejo de su casa, que era mayordomo de todas sus posesiones: “Pon tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás por esposa para mi hijo a una mujer de los cananeos, con los que vivo, sino que irás a mi tierra a buscar, entre mi parentela, una mujer para mi hijo Isaac”. El criado le dijo: “Y en caso de que la mujer no quisiera venir conmigo a este país, ¿tendré que llevar a tu hijo hasta la tierra de donde saliste?” 

Respondió Abraham: “No vayas a llevar allá a mi hijo. El Señor, Dios del cielo y de la tierra, que me sacó de mi casa paterna y de mi país, y que juró dar a mi descendencia esta tierra, él te enviará a su ángel para que puedas tomar de allá una mujer para mi hijo. Y si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este juramento. Pero, por ningún motivo lleves allá a mi hijo”. 

[El criado fue a la tierra de Abraham y volvió con Rebeca, hija de Betuel, pariente de Abraham]. 

Isaac acababa de regresar del pozo de Lajay-Roí, pues vivía en las tierras del sur. Una tarde Isaac andaba paseando por el campo, y al levantar la vista, vio venir unos camellos. Cuando Rebeca lo vio, se bajó del camello y le preguntó al criado: “¿Quién es aquel hombre que viene por el campo hacia nosotros?” El criado le respondió: “Es mi señor”. Entonces ella tomó su velo y se cubrió el rostro. 

El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de Sara, su madre, y la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre. 

Evangelio del Día

Evangelio según Mateo 9,9-13

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. 

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. 

Palabras del Santo Padre

"A Mateo, a ese hombre pecador, sentado en el despacho del recolector de los impuestos, Jesús le ha dirigido su mirada y este hombre ha sentido algo muy nuevo, algo inesperado que no conocía: la penetrante mirada de Jesús sobre él que le ha hecho sentir un profundo asombro interior, y luego, ha escuchado la invitación de Jesús: ‘¡Sígueme! ¡Sígueme!’ En ese momento, este hombre se ha llenado de alegría, pero a la vez ha titubeado, porque estaba muy apegado al dinero. Pero luego, sólo bastó un instante – que Caravaggio dejó plasmado en su famosa pintura – y Mateo comprendió que aquella mirada le había cambiado la vida para siempre. Y en aquel preciso instante Mateo dice sí, deja todo y se va con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: ‘Sí, me voy contigo'. Es el primer momento del encuentro personal con Jesús que consistió en una profunda experiencia espiritual". (Santa Marta - 5 de julio de 2013)