Palabra del día

banner parola.jpg
Fecha15/03/2021

Lectura del Día

Del Libro del Profeta Isaías 65, 17-21

Esto dice el Señor:
“Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva;
ya no recordaré lo pasado,
lo olvidaré de corazón.

Se llenarán ustedes de gozo y de perpetua alegría
por lo que voy a crear:
Convertiré a Jerusalén en júbilo
y a mi pueblo en alegría.
Me alegraré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo.
Ya no se oirán en ella gemidos ni llantos.

Ya no habrá niños que vivan pocos días,
ni viejos que no colmen sus años
y al que no los alcance se le tendrá por maldito.
Construirán casas y vivirán en ellas,
plantarán viñas y comerán sus frutos’’.

Evangelio del Día

Evangelio según Juan 4, 43-54

En aquel tiempo, Jesús salió de Samaria y se fue a Galilea. Jesús mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su propia patria. Cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que él había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían estado allí.

Volvió entonces a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. Al oír éste que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a curar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le dijo: “Si no ven ustedes signos y prodigios, no creen”. Pero el funcionario del rey insistió: “Señor, ven antes de que mi muchachito muera”. Jesús le contestó: “Vete, tu hijo ya está sano”.

Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Cuando iba llegando, sus criados le salieron al encuentro para decirle que su hijo ya estaba sano. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Le contestaron: “Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre”. El padre reconoció que a esa misma hora Jesús le había dicho: ‘Tu hijo ya está sano’, y creyó con todos los de su casa.

Esta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús al volver de Judea a Galilea.

Palabras del Santo Padre

Creer. Creer que el Señor puede transformarme, que es poderoso: como lo hizo aquel hombre que tenía a su hijo enfermo, en el Evangelio. 'Señor, baja, antes de que mi hijo muera'. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en marcha. [...] Y su fe triunfó. La fe es dar cabida a este amor de Dios, es confiar en el gran poder, en el poder de Dios pero no solo en el poder de Dios, que es mucho muy poderoso, sino en el poder de un Dios que me ama, que está enamorado de mí y que me quiere feliz a su lado. Esta es la fe. Esto es creer: es hacer espacio para que el Señor poderoso venga y me renueve totalmente. (Homilía en Santa Marta 16 de marzo de 2015)