Palabra del día

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Fecha12/11/2020

Lectura del Día

De la Carta de Pablo a Filemón 7-20

Querido hermano: Recibí gran alegría y consuelo, con motivo de tu caridad con los hermanos, porque gracias a ti se sienten reconfortados.

Por eso, aunque como apóstol de Cristo tengo pleno derecho a ordenarte lo que debes hacer, prefiero pedírtelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero por la causa de Cristo Jesús, quiero pedirte algo en favor de Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado para Cristo aquí en la cárcel. Él en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para ti y para mí. Te lo envío. Recíbelo como a mí mismo.

Yo hubiera querido retenerlo conmigo, para que en tu lugar me atendiera, mientras estoy preso por la causa del Evangelio. Pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que el favor que me haces no sea como por obligación, sino por tu propia voluntad.

Tal vez él fue apartado de ti por un breve tiempo, a fin de que lo recuperaras para siempre, pero ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como hermano amadísimo. El ya lo es para mí. ¡Cuánto más habrá de serlo para ti, no sólo por su calidad de hombre, sino de hermano en Cristo! Por lo tanto, si me consideras como compañero tuyo, recíbelo como a mí mismo. Y si en algo te perjudicó o algo te debe, ponlo a mi cuenta. Yo, Pablo, te lo pagaré, y esto lo firmo de mi puño y letra. Y eso para no mencionar que tienes una deuda conmigo, que eres tú mismo. Sí, hermano, hazme este favor por nuestra unión con el Señor, para que confortes mi corazón en Cristo.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: “¿Cuándo llegará el Reino de Dios?” Jesús les respondió: “El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes”.

Les dijo entonces a sus discípulos: “Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación”.

Palabras del Santo Padre

¿Pero qué es este reino de Dios, reino de los cielos? Son sinónimos. Nosotros pensamos enseguida en algo que se refiere al más allá: la vida eterna. Cierto, esto es verdad, el reino de Dios se extenderá sin fin más allá de la vida terrena, pero la buena noticia que Jesús nos trae —y que Juan anticipa— es que el reino de Dios no tenemos que esperarlo en el futuro. Dios viene a establecer su señorío en la historia, en nuestra vida de cada día; y allí donde esta viene acogida con fe y humildad brotan el amor, la alegría y la paz. ÁNGELUS 4 de diciembre de 2016