Palabra del día

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Fecha10/11/2020

Lectura del Día

De la Segunda Carta de Pablo a Tito 2, 1-8. 11-14

Querido hermano: Enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina: que los ancianos sean sobrios, respetables, sensatos, bien cimentados en la fe, en el amor y la paciencia.

Que las ancianas, así mismo, sean respetables en su comportamiento, que se abstengan de murmurar y de tomar mucho vino; que, con su buen ejemplo, enseñen a las jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser sensatas, castas, sobrias, a cuidar bien de su hogar, a ser bondadosas y obedientes a sus maridos, para que nadie pueda hablar mal del Evangelio.

Exhorta igualmente a los jóvenes a ser sensatos en todo y dales tú mismo buen ejemplo. Cuando enseñes, hazlo con autenticidad y dignidad, con un lenguaje sano e irreprochable, para que los adversarios tengan que retirarse, al no poder decir nada malo de nosotros.

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. El se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas Lc 17, 7-10

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú?’ ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?

Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ ”.

Palabras del Santo Padre

¿Cómo podemos entender si realmente tenemos fe, es decir, si nuestra fe, aunque minúscula, es genuina, pura y directa? Jesús nos lo explica indicando cuál es la medida de la fe: el servicio. Y lo hace con una parábola que a primera vista es un poco desconcertante, porque presenta la figura de un amo dominante e indiferente. Pero ese mismo comportamiento del amo pone de relieve el verdadero centro de la parábola, es decir, la actitud de disponibilidad del siervo. Jesús quiere decir que así es un hombre de fe en su relación con Dios: se rinde completamente a su voluntad, sin cálculos ni pretensiones. ÁNGELUS 6 de octubre de 2019