Palabra del día

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Fecha03/11/2019

Lectura del Día

Primera lectura
Lectura del Libro de la Sabiduría

Sab 11, 22–12, 2

Señor, delante de ti,
el mundo entero es como un grano de arena en la balanza,
como gota de rocío mañanero,
que cae sobre la tierra.

Te compadeces de todos,
y aunque puedes destruirlo todo,
aparentas no ver los pecados de los hombres,
para darles ocasión de arrepentirse.
Porque tú amas todo cuanto existe
y no aborreces nada de lo que has hecho;
pues si hubieras aborrecido alguna cosa,
no la habrías creado.

¿Y cómo podrían seguir existiendo las cosas,
si tú no lo quisieras?
¿Cómo habría podido conservarse algo hasta ahora,
si tú no lo hubieras llamado a la existencia?

Tú perdonas a todos,
porque todos son tuyos, Señor, que amas la vida,
porque tu espíritu inmortal, está en todos los seres.

Por eso a los que caen,
los vas corrigiendo poco a poco,
los reprendes y les traes a la memoria sus pecados,
para que se arrepientan de sus maldades
y crean en ti, Señor.

 

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta de San Pablo apostolo a los Tesalonicences
2 Tes 1, 11–2, 2

Hermanos: Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder, lleve a efecto tanto los buenos propósitos que ustedes han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes, en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.

Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas revelaciones, ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el día del Señor es inminente.

 

 

 

Evangelio del Día

Evangelio según san Lucas

Lc 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús; pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: "Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa".

Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".

Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: "Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más". Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido".

Palabras del Santo Padre

Podemos imaginar el asombro de Zaqueo. Pero, ¿por qué Jesús dice «es necesario que hoy me quede en tu casa»? ¿ Es el plan de salvación de la misericordia del Padre. Y en este designio está también la salvación de Zaqueo, un hombre deshonesto y despreciado por todos, y por ello con necesidad de convertirse. Y cuando entra en la casa de Zaqueo dice: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (vv. 9-10). La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios. ¡ Debemos aprenderlo. mira a la persona con los ojos de Dios, que no se queda en el mal pasado, sino que vislumbra el bien futuro. veces nosotros buscamos corregir o convertir a un pecador riñendo, reprochando sus errores y su comportamiento injusto. La actitud de Jesús con Zaqueo nos indica otro camino: el de mostrar a quien se equivoca su valor, ese valor que Dios sigue viendo a pesar de todo, a pesar de todos sus errores. Esto puede provocar una sorpresa positiva, que causa ternura en el corazón e impulsa a la persona a sacar hacia fuera todo lo bueno que tiene en sí mismo. Así se comporta Dios con todos nosotros: no lo detiene nuestro pecado, sino que lo supera con el amor y nos hace sentir la nostalgia del bien. (Angelus, 30 octubre 2016)