La pandemia pone en peligro a los trabajadores más frágiles. En Afganistán un joven recoge el algodón. La pandemia pone en peligro a los trabajadores más frágiles. En Afganistán un joven recoge el algodón.

Santa Sede: "Un futuro mejor si cambiamos estilos de vida"

Los desafíos económicos y los del mundo del trabajo en la pospandemia fueron los temas que desarrolló Monseñor Janusz Urbanczyk en sus intervenciones durante el 30º Foro Económico y Medioambiental de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). “Debemos buscar soluciones creativas e innovadoras que mejoren la vida de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran al margen de la sociedad”, afirmó.

Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano

La promoción de la seguridad y de la estabilidad en el área de la OSCE a través de la recuperación económica sostenible después de la pandemia fue el foco de la primera reunión preparatoria del 30º Foro Económico y Ambiental de la OSCE, desarrollado en Viena el 14 y 15 de febrero. El encuentro se realizó en cuatro sesiones.

En la primera se discutió sobre la forma de sostener el crecimiento mediante la promoción de las inversiones, los emprendimientos y el desarrollo de las empresas.

La segunda sesión estuvo dedicada a una prioridad específica: promover la buena administración y la lucha de la corrupción para reforzar la reactivación económica.

Otro punto en el centro del encuentro fue la promoción del comercio para sostener el crecimiento.

En la cuarta sesión se dialogó sobre la importancia del desarrollo del capital humano para la seguridad económica, la competitividad y el crecimiento inclusiva en la era pospandémica.

“Una economía al servicio de los pueblos y del planeta”

En su participación durante la reunión preparatoria del 14 de febrero, Monseñor Janusz Urbanczyk, subrayó que la pandemia fue una “crisis reveladora”, desnudó “las iniquidades y las injusticias que amenazan el bienestar, la seguridad y la vida de las personas”.

Desde el inicio de la emergencia sanitaria, recordó el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, el Papa Francisco remarcó en múltiples ocasiones que “no saldremos de esta crisis de la misma forma, saldremos mejor o peor y lo que sucederá depende de nuestro compromiso”.

La Santa Sede está convencida de que “un mejor futuro es posible”, pero solo si colectivamente, explicó Monseñor Urbanczyk, elegimos repensar “nuestra vida y nuestras actividades como seres humanos”. Y si estamos prontos, añadió, “a cambiar nuestros estilos de vida en la actualidad”. Uno de estos cambios debe referirse la actitud hacia la economía que, ante todo, “debe estar al servicio de las personas y del planeta”. Como recordó el Papa Francisco, debemos “adecuar nuestros modelos socio-económicos, para que tengan un rostro humano, ya que tantos modelos lo han perdido”.

La pandemia, dijo además el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, puso a prueba la economía mundial y esto evidenció “las persistentes desigualdades en diversos sectores sociales y económicos”. “Al hombre se le brindó una oportunidad para mejorar y repensar algunas de las estructuras de nuestra economía”, agregó.

“No deberíamos dejar pasar esta oportunidad, sino esforzarnos por encontrar soluciones creativas e innovadoras para mejorar la vida de las personas, especialmente de las que están al margen de la sociedad”, concluyó el prelado.

 

El trabajo digno asegura seguridad y estabilidad  

El 15 de febrero, al referirse al tema de la cuarta sesión centrada en el desarrollo del capital humano, Monseñor Urbanczyk recordó que, en el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2022, el Papa Francesco describe el trabajo como un medio “para una plena realización de la dignidad humana”. El trabajo, afirmó el representante permanente de la Santa Sede ante la OSCE, es “una condición esencial para establecer una paz segura y duradera”. “La pandemia –enfatizó- ejerció un impacto devastador en el mercado del trabajo y ha afectado de manera desproporcionada a aquellos que viven en situaciones precarias o en los márgenes de la sociedad, como los migrantes, las mujeres, las personas con discapacidad y aquellos que trabajan en el ámbito de la economía informal”.

La seguridad y la estabilidad, observó Monseñor Urbanczyk, solo pueden lograrse “si todos los miembros de la sociedad en edad laboral tienen la oportunidad, a través de un empleo digno, de contribuir a la vida de sus familias y de la sociedad en su conjunto”. Por tanto, los gobiernos y la sociedad civil deberían comprometerse “para integrar a los migrantes y refugiados en sus sociedades y economías, y reconocer su potencial para promover un crecimiento sostenible e inclusiva”.

Como destacó el Santo Padre en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1º de enero de 2022, “es más urgente que nunca promover en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y a la preservación de lo creado. Es necesario asegurar y apoyar la libertad de las iniciativas emprendedoras y, al mismo tiempo, fomentar una renovada responsabilidad social, para que el beneficio no sea el único criterio guía”. Poniendo al ser humano en el centro del proceso económico, concluyó Monseñor Urbanczyk, “la dignidad humana y la sociedad florecerán”.

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16 febrero 2022, 11:41