Audiencia del Papa Francisco, del pasado 9 de julio, con Jan Beagle, directora general de la Organización Internacional para el Derecho del Desarrollo (IDLO) Audiencia del Papa Francisco, del pasado 9 de julio, con Jan Beagle, directora general de la Organización Internacional para el Derecho del Desarrollo (IDLO)  (Vatican Media)

La justicia y el estado de derecho construyen un mundo de paz

En un mensaje a la Organización Internacional para el Derecho del Desarrollo (IDLO), que celebra el 40º de su creación, el Papa recuerda la importancia de tener leyes que protejan a la persona humana y autoridades que las hagan cumplir. El cambio climático, añade, compromete el futuro de las próximas generaciones

Michele Raviart – Ciudad del Vaticano

La Santa Sede "está al lado de cuantos luchan por fortalecer el estado de derecho, los derechos humanos y la justicia social, para que sus esfuerzos revelen nuevos caminos de esperanza hacia un futuro más solidario, justo y sereno para todas las naciones de la tierra". Así lo subraya el Papa Francisco en un mensaje a la Asamblea de las Partes de la IDLO, la Organización Internacional para el Derecho del Desarrollo, reunida en Roma a 40 años de su fundación.

El objetivo de la institución intergubernamental – recuerda Santo Padre – es promover el estado de derecho "para avanzar hacia la paz y el desarrollo sostenible, fomentando diferentes iniciativas para garantizar que la justicia sea accesible a todos, especialmente a los más desfavorecidos de la sociedad".

 

Ninguna crisis puede derogar el estado de derecho

La justicia, de hecho, recuerda el Pontífice, es "la conditio sine qua non para alcanzar la armonía social y la fraternidad universal que hoy tanto necesitamos" y es "la virtud necesaria para la construcción de un mundo en el que los conflictos se resuelvan sólo de manera pacífica, sin que prevalezca la ley del más fuerte, sino la fuerza del derecho". "Desgraciadamente – afirma Francisco – estamos lejos de alcanzar este objetivo".

En efecto, el aumento de la violencia en el mundo, las consecuencias del cambio climático, la corrupción y la desigualdad no justifican "ni la más mínima excepción, ni siquiera en tiempos de crisis" a la aplicación del estado de derecho, que está "al servicio de la persona humana y pretende proteger su dignidad, y esto no admite excepciones". Además, en las democracias se está extendiendo una concepción errónea de la persona, que "debilita su propia protección y abre progresivamente la puerta a graves abusos bajo la apariencia del bien".

La justicia hace que las sociedades sean más estables y prósperas

El estado de derecho debe ser garantizado por las autoridades "con independencia de los intereses políticos prevalecientes" y cuando se basa en valores universales "las personas tienen acceso a la justicia y las sociedades son más estables y prósperas".

Por ello – subraya el Papa – "puede desempeñar un papel esencial para resolver las crisis mundiales, renovar la confianza y la legitimidad en la gobernanza pública, combatir las desigualdades, promover el bienestar de las personas, fomentar la protección de sus derechos fundamentales, favorecer su adecuada participación en la toma de decisiones y facilitar el desarrollo de leyes y políticas que respondan a sus necesidades reales, contribuyendo así a crear un mundo en el que todos los seres humanos sean tratados con dignidad y respeto".

Crisis climática y corrupción, cuestiones de justicia internacional

El cambio climático "es también una cuestión de justicia internacional", porque la degradación del planeta no sólo impide la coexistencia pacífica y armoniosa en el presente, sino que también compromete en gran medida el progreso integral de las generaciones futuras".

"Aplicando un enfoque de justicia a la acción climática – añade el Pontífice – podemos dar respuestas holísticas, inclusivas y equitativas". La corrupción, por tanto, "erosiona los fundamentos mismos de la sociedad", por lo que es necesario, desde una edad temprana, "promover campañas de sensibilización que fomenten una mayor transparencia, responsabilidad e integridad en todas partes".

Por último – concluye el Papa – "es esencial seguir tomando medidas para llegar a los más pobres, marginados y vulnerables, que a menudo no tienen a nadie que hable en su nombre y se ven descartados y excluidos".

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28 noviembre 2023, 16:11