El Darién: obispos afirman que cada vez más la migración tiene cara de mujer y de niño

Los Obispos de Panamá, Colombia y Costa Rica realizaron una visita a la zona panameña del tapón del Darién, donde pudieron constatar de primera mano el "proceso de degradación de la vida" que enfrentan los migrantes al cruzar esta región selvática, buscando un mejor futuro. Allí, los representantes de la Iglesia dialogaron, oraron y dieron la bendición a algunos de los migrantes, les llevaron un mensaje especial del papa Francisco, y donaron tres mil kits de aseo personal a los migrantes.

Vatican News

(Actualizada domingo 24 marzo 2024)

El Darién, esta selva inhóspita ubicada entre Colombia y Panamá, es testigo cada año del flujo migratorio que atraviesa el continente desde Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, continuando hasta México para alcanzar el objetivo final, EEUU y Canadá. De acuerdo a la Defensoría del Pueblo de Colombia, para el año 2023 más de 520.000 personas cruzaron este territorio hacia Panamá, con un aumento del 110% respecto al año anterior, incluyendo 406.905 adultos y 113.180 menores de edad. En lo que va corrido del 2024, este flujo ha seguido aumentando, situación que agravaría aún más la crisis.

En respuesta a esta compleja situación migratoria, los obispos de Colombia, Panamá y Costa Rica, junto con agentes pastorales, se reunieron del 19 al 22 de marzo en la Ciudad de Panamá, convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, para “analizar, reflexionar y asumir compromisos pastorales ante la compleja situación migratoria”, y luego, el miércoles 20, se dirigieron hacia el Vicariato Apostólico del Darién.

La Iglesia acompaña a los migrantes

Acompañaron los obispos fronterizos a esa zona, miembros del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, organizador del encuentro, el representante del Observatorio Sociopastoral de Movilidad Humana de Mesoamericana y el Caribe, así como directores de pastoral social, miembros de la Pastoral de Movilidad Humana y de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red Clamor).

Obispos de Colombia, Panamá y Costa Rica en la zona del Darien
Obispos de Colombia, Panamá y Costa Rica en la zona del Darien

Allí visitaron un albergue en la comunidad de Lajas Blancas, para dialogar con migrantes y ofrecer una celebración de la Eucaristía presidida por el Cardenal Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. En este albergue los migrantes llegan a través de canoas por el Río Chucunaque.

En Viacrucis de migración

Obispos y agentes de pastoral son el rostro de una Iglesia madre que marcha con sus hijos e hijas, son como “la Verónica, quien con cariño brinda alivio y esperanza en el viacrucis de la migración”, y “el rostro de una Iglesia madre, que marcha con sus hijos e hijas”, afirmó el Papa Francisco en su mensaje a los migrantes del jueves pasado.  A los migrantes el Santo Padre le animó a que no se olviden de su dignidad, que no tengan miedo de mirar a los demás a los ojos porque no son un descarte, sino que forman parte de la familia humana y la familia de los hijos de Dios. Su mensaje lo leyó el Nuncio Apostólico, monseñor Dagoberto Campos Salas, en la visita que realizaron los obispos al albergue de migrantes.

“Solo Dios sabe lo que hemos sufrido” fue la frase que brotó entre sollozos de un hombre de unos 40 años, al bajar de la embarcación y abrazar a uno de los sacerdotes que se encontraban a la orilla del río; mientras que en otro instante se escuchó la voz de una niña que preguntó a su mamá, con inocencia y anhelo: “ya llegamos a Estados Unidos”. Dolor, tristeza, desamparo se mezclan con la esperanza de los migrantes del campamento en Lajas Blancas, que se ven “forzados a abandonar su tierra, a enfrentarse a los riesgos y a las tribulaciones de un camino duro, al no encontrar otra salida”, ha dicho el Papa Francisco, en su mensaje a los obispos y agentes de pastoral luego de agradecerles su compromiso con los hermanos y hermanas que representan “la carne sufriente de Cristo”.

El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, también pidió a los migrantes que "no permitan que les roben la esperanza ni que le impidan seguir soñando”, al tiempo que manifestó su gratitud “a este pueblo noble del Vicariato Apostólico de Darién que con mucho esfuerzo trabajan tendiendo la mano".

Mons. Ulloa Mendieta en el momento en que llegaba otro grupo de migrantes
Mons. Ulloa Mendieta en el momento en que llegaba otro grupo de migrantes

Los obispos y agentes de pastoral también tuvieron un espacio para orar junto a los migrantes, para fortalecerlos en la fe y en la esperanza en Jesucristo, que no deja de escuchar a quienes claman justicia y misericordia. Otra parada realizada por los obispos y agentes de pastoral, fue a la estación temporal de recepción de migrantes irregulares en San Vicente, Metetí en Darién, recientemente afectado por un fuego que afectó varios módulos. Ahí se entregaron kits de aseo personal a migrantes.

Las Lajas Blancas

Los obispos de estos tres países llegaron al campamento de Lajas Blancas, ubicado a cerca de cinco horas de Ciudad de Panamá, vía terrestre. Lajas Blancas es la segunda parada que realizan las personas migrantes tras haber sobrevivido a su paso por el temido Tapón del Darién. Estando allí, quedan a la espera de poder conseguir 60 dólares para pagar por un cupo en un bus que los traslade a la frontera con Costa Rica y así, continuar su camino hacia el Norte.

Un obispo dando su bendición y conforto a un migrante
Un obispo dando su bendición y conforto a un migrante

La Iglesia expresando su cercanía a los migrantes

En este campamento, los representantes de la Iglesia dialogaron, oraron y dieron la bendición a algunos de los migrantes. Además, les llevaron un mensaje especial del papa Francisco. En él, el Santo Padre les expresa su cercanía y les pide que “no se olviden de su dignidad humana, que no tengan miedo de mirar a los ojos porque no son un descarte, sino que también forman parte de la familia humana y de la familia de los hijos de Dios”.

Un signo de solidaridad durante la visita de los obispos y agentes de pastoral, fue la donación de tres mil kits de aseo personal: 600 para niños; 1100 mujeres y 1300 hombres, considerando el promedio de dos mil a dos mil quinientos migrantes que llegan por día en estos lugares de recepción.

Mons. Ulloa Mendieta dando un kit de aseo
Mons. Ulloa Mendieta dando un kit de aseo

El padre Leonidas Moreno, administrador diocesano de Apartadó, jurisdicción a la que toca directamente esta realidad en Colombia, expresó a los medios, que en esta zona encontró el mismo rostro de dolor que, en repetidas ocasiones ha tenido que ver en Necoclí, Turbo y poblaciones vecinas. Una vez más constató la crudeza de saber que hay quienes se aprovechan de la situación de los migrantes para hacer negocios de todo tipo. El sacerdote califica esta realidad como una tragedia y a los migrantes, seres humanos que hay que atender y acoger.

Es frecuente que la zona sea visitada por agentes pastorales, en esta visita, la primera para muchos de los prelados presentes, los obispos vieron la difícil realidad que padecen diariamente cientos de migrantes en su paso por el corredor que conecta a los tres países y que, desde 2015, es escenario de una crisis humanitaria de grandes proporciones.

 Un flujo migratorio “complejo”

Haití, Ecuador, Chile, Cuba, Nepal, Bangladesh, Pakistán, China y, por supuesto, Venezuela, son solo algunos de los lugares de los que provienen hombres, mujeres y niños en busca de mejores condiciones de vida, un sueño que, a veces, resulta opacado por el dolor, e incluso, la muerte. Uno de los aspectos que más preocupa es el aumento considerable en el número de menores que transitan por esta zona, muchas veces, solos.

Una realidad que confronta y que duele, pero que también impulsa a la Iglesia a seguir trabajando de manera conjunta y activa bajo esta misión. Así lo indicó el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas colombiana.

Migrantes entrando en la zona de las Lajas Blancas
Migrantes entrando en la zona de las Lajas Blancas

Declaración final de los obispos de Frontera 

Este viernes, como conclusión del encuentro, los obispos realizaron una conferencia de prensa en donde el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, leyó una declaración conjunta en la que los prelados expresan la necesidad de “levantar la voz al reconocer una creciente crisis humanitaria” en la región. Los obispos denunciaron que la selva del Darién se ha convertido en un “tapón de humanidad”, debido a las “condiciones de vulnerabilidad y muerte para hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas”. “El número de personas que perecen son incalculables, ya que muchos de los cuerpos de los padecidos no son rescatados”, advirtieron los prelados.

[ Photo Embed: Un grupo de migrantes]

Los prelados, también manifestaron que, en su recorrido los migrantes, “son víctimas de estructuras y grupos criminales”, quienes “hacen de la desesperación de nuestros hermanos su negocio y profanan la dignidad”,  expresaron su voluntad pastoral, su compromiso de unir esfuerzos para acoger y caminar con el migrante, venciendo el miedo que paraliza. 

“Estamos llamados a ponernos en estado de conversión, a regresar al manantial evangélico de nuestra fe reconociendo a Cristo en las víctimas de la cultura del descarte, para transitar nuevos caminos de mayor presencia y cercanía con nuestros hermanos migrantes”, continúa el texto de la declaración, y se señala que el  “Darién es un tapón de inhumanidad”, por las condiciones de vulnerabilidad y muerte a la que se enfrentan hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños, al atravesar esta región selvática para dirigirse al norte del continente americano.

La migración tiene cara de mujer y de niño

Los prelados confirmaron que la migración, “cada vez más, tiene cara de mujer y de niño”. Las causas por las que los migrantes abandonan sus tierras son por la “necesidad de supervivencia, de reunificación familiar y por causas estructurales como la pobreza, la desigualdad, los efectos del cambio climático y la persecución política y social”.

Maribel Jaén, directora de la Pastoral Social Caritas panameña, en la conferencia de prensa resaltó de la declaración final, que la migración tiene rostro de mujer y niño, que los obispos buscan levantar la voz al reconocer una creciente crisis humanitaria, donde se violan los derechos de las personas.

Levantar la voz por los migrantes

Por su parte, Monseñor Daniel Blanco Méndez, obispo Auxiliar de San José Costa Rica y presidente de la Comisión Nacional de Pastoral de Movilidad Humana, señaló que durante el encuentro “hemos trabajado desde una metodología muy Latinoamericana, a través de escuchar la realidad de los migrantes en cada uno de los lugares, también sobre qué se está trabajando en los centros de acogida; para que como región podamos unir esfuerzos para brindar una atención más eficaz”.

Monseñor Mario Álvarez Gómez, Obispo de Istmina Tadó y administrador Apostólico de Quibdó en Colombia, dijo que pudieron "compartir el dolor y la angustia de todos los hermanos migrantes, con un corazón cargado de angustia y llenos de lágrimas, pero al escuchar ese mensaje del Santo Padre fue algo reconfortante, un verdadero alivio, porque nos hizo sentir a todos estar en un verdadero santuario de paz”.

Conferencia de Prensa sobre Declaración final de los obispos
Conferencia de Prensa sobre Declaración final de los obispos

El P. Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombia, señaló que “es evidente que hay una clara voluntad de trabajo pastoral entre los Obispos de Frontera, al colocarnos con humildad y sencillez a los pies de los hermanos migrantes y que sobre todo ¡lo hemos hecho con realismo y esperanza, siendo contemplativos de la crisis humanitaria!”.

Para el sacerdote Rafael, en la declaración de los obispos están las propuestas bien claras del trabajo pastoral con los migrantes, además que existe la voluntad pastoral de seguir conjugando los cuatro verbos propuestos para atender la crisis migratoria del Papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar. Y estas acciones serán realizadas teniendo en una mano el evangelio y en la otra la Constitución de cada país, recalcó

Acciones contenidas en la declaración final de los obispos, las resumió el P. Castillo así: Se compromete a formar a los agentes de pastoral sobre la movilidad humana; a tener estructuras diocesanas eficientes; articular con otros actores sociales y en ese caminar juntos en espíritu sinodal encontrar las soluciones con inteligencia y amor, que hagan bien a nuestros hermanos migrantes y se fortalezcan nuestro quehacer pastoral.

 

 

 

 

 

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23 marzo 2024, 07:55