Protestas en Colombo, capital de Sri Lanka Protestas en Colombo, capital de Sri Lanka 

Sri Lanka: La Iglesia escucha el clamor de los pobres

Giovanna Fattori, de la Comunidad Papa Juan XXIII, relata la ayuda concreta de la Iglesia a quienes no pueden acceder a las necesidades básicas en Sri Lanka. La gente muere por las calles. Católicos, budistas y musulmanes unidos para pedir la paz

Federico Piana – Ciudad del Vaticano

Un recién nacido muerto en los brazos de su madre sin que ella pudiera salvarlo llevándolo al hospital porque no encontró ningún medio de transporte. Todo está bloqueado por la falta crónica de gasolina. Personas que fallecen mientras hacen cola bajo el sol abrasador para intentar conseguir medicamentos. El suministro de medicinas está a punto de agotarse, y lo mismo ocurre con los alimentos, que son escasos y muy caros.

Irrumpen en el despacho del presidente interino

“Hagan lo necesario para restablecer el orden": es lo que el primer ministro exigió al ejército y a la policía. Quieren impedir que cumpla con mis responsabilidades como presidente interino", añadió en un discurso televisado. Mientras tanto, el presidente Rajapaksa y su esposa partieron a bordo de un avión de las fuerzas aéreas hacia las Maldivas. Su salida de escena – desde el Parlamento se anunció la carta oficial de dimisión para hoy – se anima en parte a la multitud, enfurecida por la devastadora crisis económica del país.

El primer ministro – por quien el pueblo siente fuertes desilusiones –  dice que sólo se irá cuando haya un nuevo gobierno. Se declara el estado de emergencia nacional. Los manifestantes acusan al presidente y a sus familiares de malversar dinero de las arcas públicas durante años y a la administración de Rajapaksa de acelerar el colapso del país al gestionar mal la economía. La familia niega las acusaciones de corrupción, aunque Rajapaksa ha reconocido que algunas de sus políticas contribuyeron al colapso. Sri Lanka depende de la ayuda de sus vecinos India y China.

Drama social

En cada una de las palabras del dramático relato de Giovanna Fattori, misionera en Sri Lanka de la Comunidad Papa Juan XXIII, se condensan las razones por las que la ira del pueblo se apoderó de él, generando disturbios y la ocupación de los palacios del poder en la capital, Colombo. "Historias de sufrimiento y muerte como éstas – afirma la misionera – podrían contarse por miles. La culpa es de la devastadora crisis económica que ha puesto al país de rodillas durante meses".

Pobreza extrema

Los más afectados fueron los pobres, los últimos, los que ya llevaban años sin poder sobrevivir. "La enorme deuda pública que el actual gobierno ha contraído con el extranjero – dice Fattori – ha generado un repunte de la inflación que ha elevado los precios de los productos de primera necesidad, echando a muchas familias a la calle: el 90% de la población está en situación de extrema dificultad". La misionera explica que las protestas "han afectado a todo el pueblo, ha habido un levantamiento masivo porque todo el mundo se ha visto afectado por esta crisis. Basta con decir que los hospitales no tienen medios para tratar, en algunos casos han detenido todas sus actividades de socorro".

 

Iglesia agente de la paz

En una fase tan dura del conflicto, la Iglesia se ha posicionado desde el principio como mediadora de paz. Giovanna Fattori lo confirma, diciendo que los obispos y los sacerdotes "escucharon el sufrimiento de la población y trataron de llevar ayuda concreta, como arroz, lentejas, azúcar y harina". Junto con monjes budistas e imanes musulmanes, algunos sacerdotes católicos también han promovido una manifestación por la reconciliación: "Sucedió el sábado pasado – concluye – cuando en las calles de la capital la gente pudo escuchar un llamamiento real y transversal por la paz".

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14 julio 2022, 15:00