Los refugiados huyeron también con sus mascotas. Un momento de convivialidad en la parroquia Los refugiados huyeron también con sus mascotas. Un momento de convivialidad en la parroquia

P. András Szili, Budapest: si hay hispanohablantes en Ucrania, los esperamos

No sólo ayuda material: los hispanohablantes que llegaron como refugiados a Budapest tras una difícil travesía huyendo de la guerra en Ucrania, llevaron consigo a casa la serenidad de una comunidad católica que no sólo los recibió y los ayudó, sino que compartió con ellos momentos de convivialidad, hechos de oración y también de alegría, a pesar de todo. Lo narra el padre András, párroco de la Parroquia Szent József de Békásmegyer, en Budapest, Capital de Hungría.

Vatican News

De Zaporiyia y de Kiev, de Odesa y Leópolis. Los hispanohablantes que se encontraron de un día para el otro inmersos en la terrible guerra en Ucrania, encontraron refugio en la Parroquia Szent József en Budapest, capital de Hungría. Tras horas de viaje, de espera y de numerosas dificultades, grupos mayormente de ecuatorianos – pero también de México y hasta una persona de Guinea Ecuatorial – encontraron descanso al llegar a la parroquia atendida por el padre András Szili en Békásmegyer. Junto a él lo esperaban los fieles de la parroquia, todos convocados para dar su asistencia y acogida a los refugiados. 

Alcanzado por los micrófonos de Vatican News, el padre András, capellán de la comunidad hispanohablante en Budapest, cuenta la experiencia y afirma: “si hay hispanohablantes aún en Ucrania, los esperamos”. 

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Un domingo después de los primeros días de la guerra, me llamó una persona de la asociación de los ecuatorianos de Hungría pidiendo ayuda para dar alojamiento a los ecuatorianos refugiados. -Y entonces, un lunes, llegaron los primeros ecuatorianos, más de cuarenta personas en autobús, a mi parroquia húngara. Así, anuncié en mi parroquia el arribo de los refugiados, y organizamos colchones, comida, y lo necesario para atenderlos.  

Comenzamos a recibir todos los días las llamadas con las noticias del arribo de otros ecuatorianos. El primer grupo llegó de Zaporiyia, que se encuentra en Ucrania Oriental, y después vinieron de Kiev, la capital de Ucrania, de Odesa, de Leópolis. Inclusive quienes llegaron a Moldavia, o a Rumania, tuvieron que venir a Budapest porque desde aquí y desde Varsovia, Polonia, partían los aviones humanitarios para transportarlos a casa. Dos veces vino el avión humanitario. Cerca de 120 personas estuvieron en mi parroquia. 

¿Qué situaciones le han narrado sobre la experiencia que han tenido en Ucrania antes de llegar a Budapest?

Por ejemplo, que era extremadamente difícil atravesar la frontera entre Ucrania y Hungría. Han tenido que estar en fila durante 7 y más horas. Ellos mismos tuvieron que organizar los viajes hasta la frontera sin asistencia, principalmente el grupo que vino de Zaporiyia. El gobierno ecuatoriano a través de la Embajada ecuatoriana, mandó un bus a la frontera de Hungría y Ucrania, pero hasta la frontera han tenido que organizar todo ellos solos. Han llegado con animales, perros y gatos, han venido algunos con bebés: ha sido un viaje muy difícil para ellos. Cuando llegaron estaban más tranquilos, pero se veía que habían tenido que sortear numerosas dificultades, porque fue muy complejo llegar a Hungría. 

¿Siguen recibiendo personas provenientes de Ucrania? Y, ¿cómo ven desde Budapest el avance de esta guerra en Ucrania?

Ya no esperamos muchas personas porque pensamos que ya no hay muchas personas hispanohablantes allí, pero si tendremos nuevas noticias de ellos en Ucrania, los esperamos: estamos bien preparados para recibirles y darles alojamiento. La primera semana fue un poquito difícil y hemos tenido que aprender a cómo ayudar bien, como organizar “con sabiduría” este apoyo. Si hay más hispanohablantes en Ucrania estamos disponibles para recibirles. 

En cuanto a la situación de esta guerra, en Budapest, la capital de Hungría, como todo el mundo, estamos muy tristes. Pensamos que habrá una pausa, pero que tendremos que esperar mucho tiempo para la paz. Y, ante todo, el problema es que la paz en los corazones puede nacer solamente después de generaciones, porque este conflicto permanecerá después de la guerra en los corazones por mucho tiempo: la tristeza de quienes han perdido a sus familiares, a sus hijos. Para nosotros era increíble que hubiera una guerra vecina entre dos países europeos, en el siglo XXI, pero esperamos que dentro de poco haya una gran pausa, o no lo sé… no lo sé. Tenemos que rezar por eso. 

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La parroquia Szent József en Bekasmegyer, Budapest, acogió a los refugiados hispanohablantes provenientes de Ucrania
06 junio 2022, 13:37