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Julián Carrón: la herencia de don Giussani es totalmente actual

Hace 15 años fallecía Monseñor Luigi Giussani, presbítero, teólogo y docente italiano, fundador del Movimiento de Comunión y Liberación (CL). Sobre la figura del extraordinario sacerdote habló con Radio Vaticano - Vatican News, Don Julián Carrión, actual presidente de la Fraternidad.

Ciudad del Vaticano

Con ocasión del 15º aniversario de la muerte del siervo de Dios Monseñor Luigi Giussani (22 de febrero de 2005) y del 38º aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación (11 de febrero de 1982), se celebran misas en Italia y en todo el mundo, presididas por cardenales y obispos.  En Roma la misa será celebrada hoy por el Cardenal Pietro Parolin, mientras que en Milán, será celebrada por Monseñor Mario Delpini el 4 de marzo y en Perugia por el Cardenal Gualtiero Bassetti el 10 de febrero.

La relación vital de Don Luigi con los estudiantes

Es en el clima estudiantil, entre los años '50-60, llenos de fervor, que el joven don Luigi puso las bases para el nacimiento del movimiento de Comunión y Liberación, precisamente en los institutos, donde ya trabajaba -vinculado a la Acción Católica- Juventud Estudiantil, que toma impulso de las enseñanzas del joven sacerdote sobre el sentido religioso y la racionalidad de la fe, sobre la pedagogía de Jesús al revelarse y sobre la naturaleza de la Iglesia como continuidad de la presencia de Cristo en la historia. Son años de renovado activismo por parte de los jóvenes católicos, que repercutirá en la protesta de 1968, lo que llevará a varios de ellos a abandonar la experiencia cristiana para unirse al Movimiento Estudiantil.

Nace la Comunión y la Liberación

Ha llegado el momento de relanzar el compromiso original de los jóvenes católicos en una propuesta educativa centrada en la fe cristiana, que se prolonga a lo largo de toda la vida, no se agota, sino que se renueva siempre en la escucha del Evangelio y se profundiza en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Con esta intención nació en 1969 el nombre de Comunión y Liberación, un movimiento que pronto se extendió a todos los espacios sociales, escuelas, universidades, parroquias, fábricas y otros lugares de trabajo, desafiando a menudo contextos cultural y políticamente hostiles.

La gran expansión del movimiento

Un camino marcado en los años '70 y '80 por una expansión impetuosa del movimiento en Italia y en el extranjero. Hoy CL está presente en unos noventa países de los cinco continentes, sin ningún requisito formal de afiliación. "Lo jugué todo sobre la libertad", recordaba Don Luigi, que tampoco ignoraba los riesgos y las posibles derivas para el Movimiento, en  sentido intelectual, organizativo, político, recordando constantemente la "verdadera naturaleza" de CL: la fe vivida en la comunión como fundamento de la auténtica liberación humana.

Sobre el legado de don Giussani, Radio Vaticano - Vatican News dialogó con el padre Julián Carrón, docente de teología en la Universidad Católica de Milán, presidente de la Fraternidad de CL y sucesor de Don Luigi Giussani.

Escuche la entrevista a Don Carrón

P.- Don Carrón, ¿Cuál es la herencia más grande que queda del carisma de este extraordinario y carismático sacerdote?

 “Lo que nos ha dejado Giussani como herencia es una percepción y una experiencia de la fe que cuanto más pasa el tiempo, nos hace sorprendernos cada vez más de la gracia que fue haberlo encontrado, porque en lugar de debilitarse esta herencia, cuanto más se está dispuesta a acogerla y a seguirla tanto más se asombra de cuánto es actual para afrontar todos los desafíos que estamos viviendo muchos años después de su muerte. Por eso, es una herencia totalmente actual, todavía ahora casi más que cuando él vivía, porque los desafíos que estamos viviendo ahora, aunque en gran parte él los intuyó, somos nosotros los que los tenemos que afrontar en el presente. Y por eso su herencia sigue todavía más viva que hace 15 años”. 

P.- Don Giussani se encontró sembrando para el movimiento en años difíciles, de fuertes cambios, seguidos por la revolución política y cultural del ’68. ¿Cuáles lecciones se pueden aprender para enfrentar los desafíos para la cristiandad en la época actual, para  motivar a los jóvenes católicos en el compromiso social?

R.- La lección que él sacó del '68 creo que sigue totalmente viva. Recientemente el Papa ha reclamado el hecho de que ya no existe una tradición cristiana, que la mayoría de la gente hoy vive, nace y crece, en una sociedad en la que el cristianismo es una de las tantas ofertas o propuestas de vida. Y esto don Giussani lo intuyó en el ‘68 porque se dio cuenta que no se transmitía ya la fe en la familia, en las escuelas, en las parroquias, y me parece que aquella intuición que él tuvo, es ahora algo evidente a todos. Por tanto, ¿qué es lo que él intuyó que era necesario?  No una repetición del anuncio cristiano sino que tiene que volver a ‘acontecer’ como experiencia en la vida para que uno pueda desear participar de la fe, como uno que se enamora. No basta que a uno le digan que es bonito enamorarse o la doctrina justa sobre el enamorarse. Esto no es capaz de generar el hecho de enamorarse y de poder desear compartir la vida con una persona: hace falta que suceda. El cristianismo necesita que suceda de nuevo en la persona, en cada uno de los cristianos que lo encuentran. Porque es la única posibilidad de que los otros lo puedan ver qué sucede cuando una persona está como investida, como penetrada de este acontecimiento. Y esto se puede ver. Como se puede ver cuando una persona está enamorada, porque la gente lo nota mirándola, pues lo mismo se puede ver el cristianismo cuando sucede a una persona por la modalidad de estar en la realidad, la intensidad con la que vive y el modo de estar juntos, que percibe en las relaciones entre los hombres. Y esto es lo que el cristianismo necesita hoy que vuelva a suceder, es decir, que sea un acontecimiento para la vida.

P.-  Don Carrón, el movimiento de Comunión y Liberación se ha difundido hoy en todo el mundo. ¿En cuáles países usted ve una mayor vitalidad para relanzar la Buena Nueva, el corazón del mensaje cristiano, la belleza del vivir?

R.- Evidentemente Italia, es el país donde el movimiento se ha arraigado más por la presencia de Giussani y porque fue allí donde empezó y donde él lo siguió. Después el movimiento se difundió en muchos países, pero sobre todo en dos o tres que me llaman particularmente la atención: uno es Estados Unidos, donde sin ningún tipo de estrategia misionera el movimiento se está difundiendo con una capilaridad que es asombrosa en una sociedad en que parecería que no es la más adecuada en encontrar interés en la realidad cristiana. En cambio, cuando la gente lo intercepta, lo descubre, uno se da cuenta cómo el cristianismo está hecho para dialogar con el corazón del hombre en cualquier situación. Vi lo mismo en Brasil, digamos, país enorme donde el movimiento tiene una vitalidad verdaderamente llamativa, o de España, con contextos muy diferentes. 

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22 febrero 2020, 09:00