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“Nuestra casa común tiene síntomas de estar enferma”

Lo afirma Tomás Insúa, Director Ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima quien, al comentar el Mensaje del Papa a la COP25, afirma que este problema es fundamentalmente moral, además de político, económico, científico y técnico, y que requiere, tal como dice la Iglesia “una conversión ecológica”

Se hizo público el Mensaje del Santo Padre a los participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebra en Madrid del 2 al 13 de este mes y cuyo texto leyó en la apertura de los trabajos el Cardenal Secretario de Su Santidad Pietro Parolin. El Papa Francisco escribe, entre otras cosas, que tras la entrada en vigor del Acuerdo de París del año 2015, a través de reuniones y debates se ha ido reflexionando sobre el cambio climático, entendido como uno de los principales desafíos para la humanidad. Ciertamente esto ha puesto de manifiesto “una creciente toma de conciencia, por parte de los distintos actores de la comunidad internacional, de la importancia y la necesidad de trabajar juntos en la construcción de nuestra casa común”, tal como él mismo lo ha señalado en su Encíclica Laudato si’.

En su Mensaje el Papa afirma que hay que “admitir que esta conciencia sigue siendo bastante débil, incapaz de responder adecuadamente a ese fuerte sentido de urgencia de acción rápida que exigen los datos científicos de que disponemos, como los descritos  en los recientes informes especiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático”.

Acción urgente contra la crisis climática

Gabriella Ceraso conversó con Tomás Insúa, Director Ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima, quien explica que el Papa Francisco está pidiendo “una acción urgente contra la crisis climática”. De hecho en su mensaje a la COP25 – nos dice – el Santo Padre habla de una “emergencia” y de cómo los jóvenes están enfatizando la dimensión de esta crisis y la urgencia que representa. De ahí que el objetivo del Papa sea apoyar este proceso, el de la COP25, el único a disposición para coordinar a nivel mundial una respuesta ante esta crisis. A pesar de que, “debemos preguntarnos seriamente si existe la voluntad política de destinar con honestidad, responsabilidad y coraje, más recursos humanos, financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas”.

Tomás Insúa destaca que hay gobiernos que están incumpliendo sus promesas en el Acuerdo de París, entre los cuales, el más notable es el de EEUU, mientras los científicos de las Naciones Unidas hablan de la gravedad del tema, afirmando que el “futuro parece desolador”. Lo que puede verse, por ejemplo, con el último tifón que azotó Filipinas, o la sequía sin precedentes en Mozambique.  

Son siempre los más pobres los que más sufren

“Son todos síntomas muy graves de nuestra casa común – afirma – donde son siempre los más pobres los que más sufren”, como dice el Papa, cuando invita a escuchar su clamor y de donde se deduce el papel fundamental que tiene la Iglesia católica en este debate sobre el cambio climático. También relata que el jueves 5 de diciembre mantendrán un encuentro en la Fundación Pablo VI de Madrid junto a la Conferencia Episcopal Española, en la que participarán también otras organizaciones internacionales de la comunidad católica. Y lo harán para hablar de la dimensión moral y de lo que enseña la doctrina social de la Iglesia.

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04 diciembre 2019, 14:55