colombia-3649670.jpg

Iglesia y pueblo en Colombia piden que se acabe la violencia en el país

En este contexto, Mons. Óscar Urbina Ortega, obispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia lanza un llamamiento: "proclamamos por tanto, que la vida es sagrada e inviolable, un derecho supremo y fundamental, que no es negociable y es necesario defender y asegurar para lograr un país libre y justo, reconciliado y en paz".

Sofía Lobos -Ciudad del Vaticano

Ante el incremento generalizado de violencia en el país que está segando la vida de tantos ciudadanos, el episcopado colombiano ha expresado su dolor y rechazo por estos hechos que enlutan a tantas familias.

Violencia sigue destruyendo vidas

“Los obispos católicos de Colombia manifestamos hondo dolor porque la violencia sigue destruyendo la vida de muchos hermanos y hermanas en todo el territorio nacional; oramos por ellos y nos solidarizamos con sus familias”, explica en un video mensaje Mons. Óscar Urbina Ortega, Obispo de Villavicencio y Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Muerte: herramienta para proteger negocios ilícitos

El prelado afirma que esta situación causa una inmensa tristeza: "cada día recibimos noticias de asesinatos, enfrentamientos y atentados que se cobran vidas. Asistimos con consternación a formas cada vez más atroces y degradantes de muerte", añade Mons. Urbina Ortega, recordando las palabras del Papa Francisco pronunciadas durante su visita a Colombia en septiembre de 2017: «La muerte se convierte en herramienta para proteger negocios ilícitos e imponer por fuerza intereses e ideas particulares».

La vida es sagrada e inviolable

En este contexto, el obispo de Villavicencio lanza un llamamiento: "proclamamos por tanto, que la vida es sagrada e inviolable, un derecho supremo y fundamental, que no es negociable y es necesario defender y asegurar para lograr un país libre y justo, reconciliado y en paz".

Asimismo, el episcopado de Colombia invita a "sumar esfuerzos para promover y defender valientemente la vida", en especial la de los más débiles y necesitados. Además en el mensaje la Iglesia se une a las movilizaciones ciudadanas que se realizarán en todo el territorio nacional, como expresión de rechazo al asesinato de tantos líderes sociales. 

Finalmente, los mitrados piden a Dios, por intercesión de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, reina y patrona de Colombia, que les conceda la paz.

Pueblo profundamente herido

​​​​Colombia ha soportado muchos tipos de violencia a lo largo de su historia nacional, sin embargo en el siglo XX, y lo que lleva del siglo XXI, se han intensificado los conflictos relacionados con la violencia política.

Un fenómeno que ha causado una profunda herida nacional y desequilibrado la estabilidad económica, política y social. Al respecto, el pueblo colombiano alza nuevamente su voz pidiendo que se ponga fin a esta violencia.

Y prueba de ello es la última marcha por la paz que tuvo lugar en las calles de diversas ciudades de Canadá como Toronto, Montreal, Ottawa, Calgary y Vancouver, así como en varias ciudades de América Latina y alrededor del mundo, donde miles de ciudadanos colombianos cansados de la situación que se vive en su país de origen, exigieron la paz y el cumplimiento de los acuerdos con los cuales se puso fin al conflicto armado en estas tierras.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

31 julio 2019, 18:00