El Papa y el trabajo infantil: una plaga que debe erradicarse
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Son muchas las Audiencias Generales y Ángelus en los que el Papa Francisco ha aprovechado para hacer un llamamiento a la Comunidad Internacional para denunciar el trabajo infantil. Incluso dedicó su intención de oración de diciembre de 2016 a los niños, en esta ocasión, “para que en ninguna parte del mundo existan niños soldados”.
La denuncia desde el comienzo del Pontificado
Desde la primera Jornada Mundial contra el Trabajo Infantil que se ha celebrado con Francisco en el Pontificado, Su Santidad no ha dudado en mandar mensajes para concienciar sobre este flagelo. Tal es así, que ya en la Jornada Mundial de 2013 Francisco llamó a luchar contra “la explotación de los niños en tareas domésticas”, asegurando que se trata de "un despreciable fenómeno en constante aumento, especialmente en los países pobres".
Solicitud de protección social y niñez serena
Un año después, durante su Audiencia General del 11 de junio de 2014, el Papa volvía a recordar a las decenas de millones de niños “que están obligados a trabajar en condiciones degradantes” - decía Francisco – “expuestos a formas de esclavitud y de explotación, así como también a abusos, maltratos y discriminaciones”. Día en el que aprovechó para pedir - por un lado - a la comunidad internacional, para que: “pueda extender la protección social de los menores y erradicar esta plaga de la explotación de los niños” y por otro, a las familias: “para que renueven su compromiso para garantizar a cada niño y niña la salvaguardia de su dignidad y la posibilidad de un crecimiento sano”. “Una niñez serena – puntualizó el Papa - permite a los niños mirar con confianza a la vida y al futuro”.
Otra forma de esclavitud moderna
Y para el Papa, también se trata de otra de las manifestaciones de la “esclavitud moderna”, como la denominó durante el Ángelus del 12 de junio de 2016, “que priva a millones de niños de algunos derechos fundamentales y los expone a graves peligros”, pues, “muchos niños en el mundo no tienen la libertad de jugar, de ir a la escuela y terminan siendo explotados como mano de obra” dijo en su Ángelus del 7 de junio de 2015, deseando nuevamente “el compromiso atento y constante” de la comunidad internacional “para la promoción del reconocimiento activo de los derechos de la infancia”.
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