A 80 años de la Noche de los cristales rotos: entre odio e indiferencia
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Era la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938: en Alemania y Austria se incendiaron al menos 267 sinagogas y viviendas y se destruyeron más de 7.500 negocios dirigidos por judíos. Los escaparates destrozados de miles de tiendas llevaron a los nazis a acuñar el término “noche de cristales” (Kristallnacht). Pero la furia devastadora no sólo afectó a las sinagogas y a las tiendas. Al menos 91 judíos fueron asesinados. En los días siguientes, unos 30.000 judíos fueron deportados a campos de concentración. Fue el comienzo de la Shoah. En los meses sucesivos, muchos judíos quisieron emigrar, pero muchos países se negaron a aceptarlos.
“Ser judío no es un crimen”…
El “pogromo de noviembre” se desencadena con un pretexto: el 7 de noviembre un joven estudiante judío, Herschel Grynszpan, va a la embajada alemana en París y ataca a Ernst Eduard vom Rath con tres disparos. El diplomático muere el 9 de noviembre. El asesinato de Ernst Eduard vom Rath tuvo lugar pocos días después de la expulsión, decidida por las autoridades nazis, de más de 16.000 judíos polacos que vivían en Alemania. Entre ellos están los padres de Grynszpan. El joven judío confiesa inmediatamente sus responsabilidades y declara a las autoridades francesas que “ser judío no es un crimen”. “El pueblo judío -dice- tiene derecho a existir en esta tierra”.
Odio y propaganda
El 9 de noviembre de 1938, pocas horas antes del estallido de la violencia, el ministro alemán de Propaganda, Joseph Goebbels, pronunció un ardiente discurso. La ocasión es el 15º aniversario del Golpe de Estado de Munich, el fallido intento de golpe de Estado de los nazis. Goebbels culpa a los judíos por la muerte de von Rath y afirma que no serían impedidas las represalias en el caso de que éstas ocurriesen espontáneamente. Poco después, la furia nazi estalla sobre sinagogas y tiendas.
Un cristiano no puede ser antisemita
Al recibir a los rabinos caucásicos del Congreso Mundial de los Judíos de la Montaña el pasado 5 de noviembre, el Papa Francisco hizo sentido llamamiento: “Estamos llamados -dijo- a comprometernos para que el antisemitismo sea erradicado de la comunidad humana". Aún hoy, dijo Francisco, “lamentablemente las actitudes antisemitas están presentes”.
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