Raï: la Iglesia sinodal, un barco que surca el mar de un mundo dividido
Jean-Pierre Yammine - Bethania-Harissa (Líbano)
"La Iglesia sinodal es la nave que surca el mar de este mundo embravecido por las crisis de las guerras y sus calamidades, por las tragedias de los pueblos pobres, de los desplazados y de los inmigrantes, por las crisis del ateísmo, de las ideologías y del espíritu materialista y consumista que desvirtúan la fe y la ahogan en el corazón de los creyentes, y por las crisis de la educación teológica y moral contraria a la enseñanza de la Iglesia". Así se expresaba el Cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de los Maronitas, en su homilía de la misa en la Basílica de Nuestra Señora del Líbano en Harissa, en la apertura de la Asamblea sinodal de las Iglesias católicas de Oriente Medio. Inspirándose en el pasaje evangélico que recuerda la escena del vendaval en el lago, Raï recordó las palabras de Jesús cuando los discípulos estaban aterrorizados por el gran vendaval y las olas que chocaban contra la barca, y le habían despertado porque se sentían en peligro de hundirse: "¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?". "Jesús quería mostrar la primacía de la fe, porque la fe es la base de todo milagro que Dios realiza. Sin fe, no hay lugar para el milagro", dijo el patriarca.
Vivir la fe
"La fe es un don de Dios y una virtud sobrenatural", prosiguió. "La fe, para permanecer viva, necesita la gracia divina eterna. Y a través de la oración, la práctica de los sacramentos y la palabra de Dios, la reavivamos y alimentamos, la vivimos a través de nuestras acciones, comportamiento y vida. La fe no es sólo un análisis intelectual racional. La fe es la base para conocer los misterios de Dios. Cuántos analfabetos vemos viviendo la fe más que teólogos!".
La salvación en Cristo
El cardenal prosiguió su reflexión sobre el Evangelio, afirmando que el barco es la Iglesia, civilmente es el Estado. Los discípulos son los pastores de la Iglesia, y civilmente los funcionarios políticos. Mientras que el mar es el mundo en sus aspectos vastos y limitados. Los vientos y las olas son las dificultades, las tribulaciones, las persecuciones, las revoluciones y las protestas. "En esta realidad eclesial y civil, no hay salvación para nosotros sino por Jesucristo, Salvador del mundo y Redentor del hombre. Y esto es lo que Pedro declaró audazmente ante los jefes del pueblo y los ancianos de Israel, después de curar al paralítico en el templo de Jerusalén, cuando dijo: 'Sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel En el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos, éste está ante vosotros curado... En ningún otro hay salvación; porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres, en el que esté establecido que nos salvemos'", dijo el cardenal.
El camino sinodal
Deteniéndose en el camino sinodal, Raï explicó finalmente que las diferentes consultas en todo el mundo -primero con el documento preparatorio en las diócesis y hoy a nivel continental, hasta la asamblea general en el Vaticano- buscan estrechar los lazos de comunión y participación, con el objetivo de cumplir su misión a través de un mejor y más completo anuncio del Evangelio de Jesucristo. "Dios -concluyó- nos ayude por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, Señora del Líbano y Madre de la Iglesia".
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