Parolin: ser evangelizador viviendo el mismo fuego de los primeros cristianos
L'Osservatore Romano
"Que estos días que estáis viviendo sean verdaderamente una ocasión propicia para redescubrir la fuerza motriz del Espíritu Santo en el camino de la evangelización, pero sobre todo la obediencia que le es debida para seguir los caminos que indica a la Iglesia para ser todavía, con el Evangelio, sal de la tierra y luz del mundo". Este fue el llamamiento dirigido por el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, a los más de ocho mil participantes en la 46ª Convocatoria Nacional de cenáculos, grupos y comunidades de la Renovación en el Espíritu Santo (RnS), que concluyó ayer, 28 de abril, en Rímini. "Esta responsabilidad que un bautizado no puede delegar en nadie debe ser para cada uno de vosotros una verdadera vocación a seguir y una misión a vivir", prosiguió el cardenal en su discurso del 27 de abril, "el camino de la evangelización permite a los discípulos de Cristo ser testigos de un anuncio que les ha implicado tanto que quieren compartirlo con todos, para que la alegría del Evangelio llene el corazón de quienes lo acogen".
El fuego de la evangelización
"Por supuesto que evangelizamos, asumimos la misión porque Jesús nos lo dijo", dijo el cardenal Parolin, "pero nos convertimos en evangelizadores sólo cuando sentimos que hay una urgencia dentro de nosotros, un fuego que arde en nuestro interior, y sentimos la necesidad urgente de transmitirlo a los demás"."Si realmente todos los hijos de la Iglesia sintieran esta necesidad de este modo", deseó, "lograríamos verdaderamente incendiar el mundo como lo hicieron los primeros cristianos".Según el Secretario de Estado, "debemos acoger en nosotros la fuerza del espíritu, para hacer oír nuestra voz a Dios de manera coherente y eficaz". "No sabemos qué y cómo pedir cuando estamos ante Dios, por eso el Espíritu intercede por nosotros. Él actúa verdaderamente como puente entre nosotros y el Padre. En la oración es el mediador y pide lo que es mejor para nosotros, haciéndolo en el lenguaje de Dios, que es el del amor". "El descubrimiento de nuestra debilidad de no saber rezar -dijo el cardenal- no debe en absoluto llevarnos al desánimo. Al contrario, debe convertirse en una experiencia de alabanza, de acción de gracias, porque el Espíritu viene en nuestra ayuda".
La ocasión del Jubileo
El Cardenal Parolin concluyó su discurso expresando el deseo de que "el próximo Jubileo sea una ocasión, un kairós que Dios nos ofrece para volver a Él, para redescubrir el fuego del Evangelio, para saborear de nuevo la esperanza y disponernos a acoger la presencia de Dios en nosotros, para vencer el mal en todas sus formas y convertirnos en testigos de luz y de amor".Por último, una referencia al tema que ha guiado la Convocatoria: "Estos días de vuestro encuentro han encontrado su sentido en la respuesta de Jesús: "Cuando oréis decid: Padre.No hay oración más hermosa que ésta que Jesús mismo nos enseñó".
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