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Cardenal Agostino Casaroli Cardenal Agostino Casaroli  

Parolin: Casaroli, hombre de diálogo, dio esperanza a las Iglesias del Este

En la misa por el 25 aniversario de su muerte, el cardenal recuerda el valioso ministerio diplomático del que fuera secretario de Estado durante el pontificado de Juan Pablo II: "La constante confianza en Dios nunca le hizo retroceder ante las dificultades".

Marco Guerra - Ciudad del Vaticano

Una fe inquebrantable en la providencia y la capacidad de confiar en Dios incluso en momentos de extrema dificultad permitieron al cardenal Agostino Casaroli ser un excepcional hombre de diálogo en un momento histórico de gran oposición geopolítica y persecución para las Iglesias de Europa del Este. Destacando estos aspectos, el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, recordó las virtudes diplomáticas y espirituales de uno de sus predecesores, el Cardenal Agostino Casaroli, Secretario de Estado de 1979 a 1990, en su homilía de la Misa celebrada esta viernes 9 de junio, en la Iglesia de San Giovanni Battista de Castel San Giovanni. La ocasión era el 25 aniversario de la muerte del nunca olvidado secretario de Estado del Papa San Juan Pablo II.

Afrontó los retos con la providencia

La misa conmemorativa se celebró en la ciudad natal de Agostino Casaroli, en la misma iglesia donde recibió de niño los primeros rudimentos de la fe. El cardenal Parolin recordó que fue aquí, a pesar de la pobreza de su familia, donde Casaroli maduró una fe fuerte y serena, afirmando de hecho "que la esperanza en la ayuda de la Providencia nunca había faltado en él". "Su constante confianza en Dios, su abandono casi infantil a su voluntad -explicó Parolin- nunca le hicieron retroceder ante las dificultades y los problemas aparentemente imposibles". A continuación, el Secretario de Estado comparó la figura de Casaroli con la de Tobías, "recordando los acontecimientos alternados y no siempre fáciles de su existencia y cómo Tobías, incluso ante situaciones de peligro y grave riesgo, nunca perdió la confianza en Dios, en cuyas manos nunca dejó de abandonarse constantemente". Según el cardenal Parolin, la de Casaroli es, por tanto, "una historia bella y optimista, que nos enseña a no perder nunca la fe en la Providencia divina".  "En medio de un mundo como el de hoy -añadió el cardenal-, en el que a menudo vivimos como si Dios no existiera, confrontarnos con la historia de Tobías nos da la oportunidad de verificar si nuestra fe es simplemente habitual o tiene raíces profundas, incluso ante fuertes pruebas".

Sus grandes dotes diplomáticas

El cardenal se detuvo a continuación en el gran ministerio diplomático desempeñado por Casaroli, durante más de una década marcada por un mundo aún dividido por la "Cortina de Hierro". Destacó "su paciente y preciosa actividad diplomática encaminada, sobre todo en los años del conflicto Este-Oeste, a devolver una mínima esperanza de supervivencia y de futuro a las Iglesias oprimidas por los regímenes comunistas".  El Secretario de Estado recordó también que Casaroli fue definido como un "hombre de diálogo", pero de "un diálogo largo y fatigoso", "apreciado y facilitado por muchas figuras", entre ellas algunas importantes de la Curia, pero al mismo tiempo "combatido y criticado por otras personalidades porque se le consideraba erróneamente demasiado sumiso y renunciante frente al bloque liderado por la Unión Soviética". Una acción que, continuó subrayando Parolin, estuvo animada por "una gran fe en la misión de la Iglesia, llamada a anunciar la esperanza del reino de Dios a pobres y ricos, a sabios y eruditos, a creyentes y agnósticos. Y por qué no, incluso a los ateos".

El servicio de menores en las cárceles

Por último, el Secretario de Estado se refirió a la capacidad del cardenal Casaroli de seguir siendo incluso un simple sacerdote, "enamorado de su ministerio apostólico, que durante muchos años, hasta su muerte, ejerció con varias generaciones de jóvenes internos en las cárceles de menores de Roma". "Y por estos jóvenes 'de vida' desafortunados", relató Parolin, "Casaroli gastaba casi todo el dinero que poseía para proporcionarles ropa y otros bienes indispensables". En la fe cristalina del entonces Secretario de Estado subyacía siempre la firme convicción de que creer, para todo cristiano, "significa confiarse a Jesucristo, verdadero Hijo de Dios, Mesías y Salvador de toda la humanidad". Una referencia que "siempre ha estado presente en su actividad diplomática". Para concluir, el Cardenal Parolin afirmó que Casaroli "siempre miró hacia los horizontes ilimitados y aún no revelados de la historia, esperando en su futuro ampliamente delineado por la Providencia".

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10 junio 2023, 12:02