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Vista del Palacio Apostólico de Castelgandolfo y del Observatorio astronómico Vista del Palacio Apostólico de Castelgandolfo y del Observatorio astronómico  (©Buesi - stock.adobe.com)

"Con los nuevos asteroides celebramos el Observatorio"

El director del Observatorio astronómico del Vaticano habla de los cuatro últimos cuerpos celestes bautizados con los nombres de tres jesuitas y un Papa: “La ciencia no es un descubrimiento, es caminar día a día con el Creador”

Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano

En el Observatorio del Vaticano (la Specola Vaticana) de Castelgandolfo trabajan doce científicos, cuya misión es la investigación astronómica y la divulgación pública, para avanzar en la comprensión científica del universo.

"A menudo nos encontramos con nuevos cuerpos celestes para los que proponemos nombres", explica a Vatican News - Radio Vaticano el padre jesuita Guy Consolmagno, director del Observatorio de la Santa Sede, al comentar la noticia de la publicación oficial del nombre de cuatro asteroides por la Unión Astronómica Internacional, bautizados con el nombre del Papa Gregorio XIII – Ugo Boncompagni – y de tres astrónomos del Observatorio Vaticano.

 

560974 Ugo Boncompagni, 562971 Johannhagen, 551878 Stoeger y 565184 Janusz: así se identifican los cuatro cuerpos celestes. Además de Gregorio XIII, son dignas de mención las contribuciones científicas de los jesuitas Johann Hagen, que fue director del Observatorio Vaticano de 1906 a 1930, Bill Stoeger, (1943-2014), cosmólogo y teólogo, y Robert Janusz, actualmente en el personal del Observatorio Vaticano. El director de la Specola añade:

“Somos muchos los que trabajamos con el telescopio y, por tanto, identificamos nuevos cuerpos celestes, de modo que hay varios asteroides con nuestro nombre, y yo también tengo uno”

Explica asimismo: “En el Observatorio de la Santa Sede abarcamos desde la cosmología hasta el estudio del polvo en el espacio, los meteoritos y los asteroides. Tocamos todos los campos de la astronomía", prosigue el padre Consolmagno.

“Recientemente, uno de nosotros, el padre Jean-Baptiste Kikwaya Eluo, ha estado estudiando el polvo y la luz de una estrella fugaz y los meteoritos que han llegado a Italia y a otras partes de la Tierra. También estudió las direcciones desde las que entraron en nuestra atmósfera y llegó a la conclusión de que la dirección de los meteoritos que cayeron en Italia es diferente de la de los meteoritos que llegaron a Texas”

En cuanto a las investigaciones y estudios llevados a cabo en Castelgandolfo y en el observatorio de Arizona, donde se encuentran el telescopio Alice P. Lennon Telescope y el Centro de Astrofísica Thomas J. Bannan, el director de la Specola Vaticana aclara que no se trata de descubrimientos, porque "la ciencia no es un descubrimiento", es más, "es como la religión, que no es un encuentro fantástico con Dios, sino un ir, día a día, junto al Creador". Hay mucha materia y los estudios y datos podrían ser objeto de próximas publicaciones.

Cuatro monjas propuestas para dar nuevos nombres

“En cuanto a los nuevos nombres que se propondrán a la Unión Astronómica Internacional para los pequeños planetas detectados en el cosmos, el padre Consolmagno no piensa en los de otros pontífices.

Si se encontraran cuatro nuevos asteroides, mi sueño sería dar los nombres de cuatro monjas que trabajaron con la Specola hace cien años – confiesa – y eso sería bonito para mí".

“Entonces 'la otra mitad del cielo' también brillaría entre los nombres de muchos astrónomos y cosmólogos”

Historia del Observatorio Vaticano

La Specola Vaticana es uno de los observatorios astronómicos en activo más antiguos del mundo, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVI, cuando el Papa Gregorio XIII hizo erigir la Torre de los Vientos en el Vaticano – era el año 1578 – e invitó allí a los astrónomos y matemáticos jesuitas del Colegio Romano a preparar la reforma del calendario promulgada después en el 1582.

La Specola funcionó en el Vaticano durante algo más de cuarenta años, pero a principios de la década de 1930, el aumento de las luces eléctricas, junto con el crecimiento urbano de la capital italiana, hicieron que el cielo de Roma fuera tan brillante que los astrónomos no pudieron estudiar las estrellas más débiles.

Por este motivo, Pío XI dispuso el traslado de la Specola a su residencia de verano en Castelgandolfo, a unos 35 km al sur de la Urbe. Posteriormente, en 1981, se fundó en Tucson (Arizona) un segundo centro de investigación, el Grupo de Investigación del Observatorio Vaticano (VORG), y en 1993 la Specola, en colaboración con el Observatorio Steward, finalizó la construcción del Telescopio Vaticano de Tecnología Avanzada (VATT) en el Monte Graham (Arizona), el mejor emplazamiento astronómico norteamericano.

Nuevas fronteras

En la actualidad, la Specola colabora con numerosos institutos astronómicos de otros países, como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Finlandia, Italia, Lituania y Sudáfrica, y es miembro de la Unión Astronómica Internacional (UAI) y del Centro Internacional de Astrofísica Relativista (ICRA). En Castelgandolfo, desde 1986 organiza una escuela de verano de astronomía, de un mes de duración que desde 1988 es bianual.

Financiado por la Santa Sede, el Observatorio cuenta con la ayuda de benefactores para la realización de programas especiales como el VATT, y por este motivo se creó la sociedad Vatican Observatory Foundation. A la vanguardia de la investigación científica, abarca una amplia gama de campos, desde el examen de los más diminutos granos de polvo interplanetario hasta el origen y la estructura del universo, y sus científicos se ocupan de la gravedad cuántica, los meteoritos y las rocas lunares, la posible vida en planetas que orbitan otras estrellas. Y hoy cuenta también con una comunidad digital, en Sacred Space Astronomy, que publica además una revista en línea.

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02 marzo 2023, 12:40