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Santa Misa presidida por Monseñor Gugerotti Santa Misa presidida por Monseñor Gugerotti 

Gugerotti: Desear el sentido de la solidaridad contra el individualismo

En la conmemoración litúrgica de San Gregorio de Narek, el prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales presidió una misa en la basílica vaticana, en presencia de S.B. Rafael Bedros XXI Minassian, Catholicos, Patriarca de Cilicia para los católicos armenios, y de S.E. Paruyr Hovhannisyan, viceministro de Asuntos Exteriores de Armenia. "Ya no somos capaces de cargar con el peso de nuestras culpas, de gestionar nuestra responsabilidad".

Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano

Gregorio de Narek (951-1010), una de las figuras más significativas del pensamiento religioso y de la literatura armenia medieval, habla a nuestros días induciéndonos a ampliar el horizonte de nuestros deseos de bondad. Del yo al nosotros, diríamos. Profundiza en la actualidad de su actitud espiritual, monseñor Gugerotti, en su homilía de la celebración eucarística de ayer en la conmemoración litúrgica del santo (incluida en el Calendario Romano General en 2021) y organizada por la Embajada de la República de Armenia ante la Santa Sede.

Gregorio de Narek, inspirador contra el individualismo 

Poeta, monje, teólogo, filósofo, místico -conocido por la que se llama su obra maestra, El libro de las lamentaciones, 95 conversaciones con Dios desde lo más profundo del corazón- fue proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Francisco en 2015. Gugerotti recuerda la peculiaridad del santo de la lamentación, de la petición de perdón, del santo que se convierte en intercesor por la humanidad y lo hace "con una grandeza de lenguaje -señala- hasta el punto de enriquecer la lengua con no menos de dos mil neologismos". El prefecto identifica los dos desafíos primordiales que debemos afrontar hoy y que, dice, "parecen invencibles": un "enorme individualismo", en el que el cuidado del otro está prácticamente mutilado, y una agresividad "feroz". Y subraya que "nuestros nervios, ya puestos a prueba, estallan con reacciones absolutamente incontroladas que muy a menudo acaban en muerte, heridas, desgracias y desesperación".

Convertirse en el grito de las laceraciones del mundo

San Gregorio es considerado como aquel que "de la manera más original" abordó estos problemas "con una brillante visión espiritual", precisamente en la medida en que repitió que quería tomar sobre sí los pecados de todos, como hizo Jesús. Aquí, en armenio, el prelado lee un pasaje de la obra de Narek en el que este deseo se hace explícito y se lleva a una radicalidad plenamente evangélica: "Tomo sobre mí los pecados de todo el mundo porque soy personalmente culpable de los pecados de todos. Y te los presento, Señor, para que tengas misericordia de todos". Según monseñor Gugerotti, se trata de "palabras de una fuerza extraordinaria". Y señala que es "muy rara en la historia del cristianismo una actitud semejante, y sin embargo profundamente persuasiva. Ese grito es el grito de tantos sufrimientos, de tantas laceraciones, de tantas muertes, de tantas persecuciones. Un grito presentado como un poema que arrebata de las manos de Dios la salvación del pueblo para que sea beatificado y gratificado por la visión de Dios".

Ya no somos capaces de asumir nuestra responsabilidad

San Gregorio es llamado el "portador de oraciones" de toda la humanidad (el propio Francisco lo recordó así en su viaje a Armenia en 2016), "no porque sea generoso -dice Gugerotti-, sino porque es profundamente solidario con toda la humanidad. Asume la tragedia de todos. Esta es la actitud que podría dar una respuesta al individualismo exasperado", reitera. E inserta el ejemplo de tantos padres de nuestro tiempo que, a diferencia de antaño, acuden a los profesores para protestar en defensa de sus hijos cuando sería necesario aceptar humildemente una reprimenda: "Ya no somos capaces de cargar con el peso de nuestras culpas, de gestionar nuestra responsabilidad".

¿Dónde está la búsqueda de una solidaridad común?

Y, de nuevo, se refiere a su reciente misión a Siria y Turquía para organizar la ayuda a las víctimas del terremoto, así como a sus visitas a otros países. La pregunta que plantea es: "¿Dónde está la solidaridad, la búsqueda de una humanidad común? No la encontramos. No nos es dado comprender en qué somos hijos del mismo pecado y de la misma gracia. Somos enemigos, profundamente enemigos, somos 'agredidos' y 'agresores'. Mientras Narek dice: 'golpéame y mantén a salvo a los demás'".

O sufrimos juntos, o perderemos este mundo

"Está claro que cuando Gregorio hace la lista de sus pecados, son pecados que ciertamente no le conciernen - añade - pero se siente responsable de ellos". "Responsabilidad: una palabra que se deduce del Evangelio de hoy (Mt 25, 31-46) donde Jesús, en cierto sentido, ayuda a cada uno a ofrecer su sacrificio por toda la humanidad (...me lo hicisteis a mí...)". "Es un concepto de una modernidad extraordinaria", señaló el prefecto, deseando que muchos hombres de espíritu y teólogos se inspiren en esta palabra para comprender que "o sufrimos juntos, o somos solidarios juntos, o perderemos este mundo".

No es espiritualidad melancólica, sino fuerza de pertenencia a la humanidad

Narek se encomienda al Señor pidiéndole que escuche la oración por sus enemigos, "porque tú has rezado por tus enemigos", suplica, "y si rezo por mis enemigos me hago como tú". "No se trata de una espiritualidad melosa o azucarada que sirve simplemente para consolar a la gente. Aquí hay una fuerza de pertenencia a la humanidad tan solidificada que nos lleva a decir: todos se salvarán o todos perecerán", explica el prelado. La invocación es para que este sentido de solidaridad se eleve hasta Dios y supere las exigencias que, en cambio, conducen exclusivamente a nuestros intereses económicos, a nuestras industrias, a nuestro país, a costa de los demás. "Así no se llega a ninguna parte. Este es el Evangelio vivido, lo demás es un egoísmo cósmico que es lo contrario del amor de Dios que terminó en la cruz, Él, que había creado el mundo".

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28 febrero 2023, 13:27