Buscar

El Santo Padre durante la vigilia con los jóvenes en la JMJ Cracovia 2016. El Santo Padre durante la vigilia con los jóvenes en la JMJ Cracovia 2016.

Chica Arellano: Proteger, acompañar y animar a los jóvenes

El Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO ofreció un saludo conclusivo en el encuentro sobre jóvenes y agricultura, efectuado este martes 28 de junio en Roma.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

“Para la Santa Sede los jóvenes desempeñan un rol fundamental, que va ante todo protegido, acompañado y estimulado”. Fueron las palabras de Monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, en el seminario de estudio “Jóvenes y agricultura: Mirar al futuro con esperanza” realizado en la sede de FAO Roma este martes 28 de junio. El evento está organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Misión Permanente de la Santa Sede de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación), IFAD (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) y WFP (Programa Mundial de Alimentos), la Comisión Vaticana COVID-19, Economy of Francesco y el Foro de Roma de ONG de inspiración católica. El debate destacó las iniciativas emprendidas por grupos de jóvenes para garantizar una alimentación sana para todos y promover un futuro próspero y pacífico en el que nadie se quede atrás.

Protegidos

Primero, Chica Arellano desarrolló la idea de que el rol de los jóvenes debe ser protegido, “porque su frescura y creatividad, sus altos ideales y la energía que poseen deben, ante todo, ser protegidos de esta ola de pesimismo y alarmismo generada por las numerosas y persistentes crisis que estamos viviendo”.

“Todo parece llevarnos al derrotismo y a la creencia de que todo está perdido. En cambio, el Santo Padre nos ha recordado repetidamente que las crisis pueden ser una importante oportunidad para crecer, una prueba que hay que afrontar para salir mejor.”

Para Chica Arellano, “lo importante es no perder el ‘olfato para reconocer la verdad’ y el valor e ‘ímpetu’ para perseguirla, a pesar de los obstáculos que se puedan encontrar. Por tanto, hay que educar a los jóvenes en esto: en buscar siempre la verdad y en perseguirla con valentía para ayudar a construir un mundo más justo y más humano”.

Acompañados

En segundo término, el Observador Permanente consideró que los jóvenes deben ser acompañados “para que puedan desplegar todo su potencial a su debido tiempo”.

“El agricultor sabe muy bien que la paciencia y la espera son necesarias en la cosecha porque, después de la siembra, el grano debe descansar y ponerse en las condiciones óptimas para crecer y germinar, hasta que pueda abrir sus flores y producir sus frutos en la estación adecuada. Para eso están los proyectos de desarrollo que nuestros amigos han presentado: garantizar una educación a los jóvenes, enseñarles un oficio, significa asegurar un futuro digno para ellos, sus familias y la sociedad en su conjunto.”

Animados

Según el Representante de la Santa Sede, se debe animar a los jóvenes y promover su participación en formas de ciudadanía activa ya en el presente. Recordó las palabras del Santo Padre Francisco en Christus vivit, la exhortación apostólica post-sinodal, en cuyo punto 64 se lee que “no podemos decir solo que los jóvenes son el futuro del mundo. Son el presente, lo están enriqueciendo con su aporte. Un joven ya no es un niño, está en un momento de la vida en que comienza a tomar distintas responsabilidades, participando con los adultos en el desarrollo de la familia, de la sociedad, de la Iglesia”.

“¿Qué estoy haciendo…?”

Al final de su alocución, Chica Arellano dirigió una invitación a los presentes: salir de la conferencia con una “pregunta ética” en el corazón: ¿qué estoy haciendo para promover la inclusión de los jóvenes en la agricultura y la sociedad?

“Los jóvenes son amigos del realismo, de lo concreto, no de la retórica ni de las promesas que se formulan aparentemente bellas y fascinantes pero que luego encuentran resistencia a su cumplimiento. No podemos decepcionar a las nuevas generaciones. Tienen la inteligencia para ayudarnos a erradicar el hambre de nuestro planeta. No podemos verlos sólo como camareros, personas destinadas a un futuro lejano e ideal, abstracto o teórico.”

De acuerdo con Monseñor Chica Arellano, "en lugar de esperar, deben ser sujetos de una acción que contribuya efectivamente a reducir la pobreza, en el sentido más amplio de la palabra. Y si alguna vez nos encontramos con reservas, con el trasfondo del egoísmo, con la indebida sed de poder y visibilidad que quita espacio a nuestros hermanos y hermanas más jóvenes, que quede clara la conciencia de que estamos cortando las alas del futuro, de que estamos impidiendo la continuación natural de las relaciones humanas, ya sean económicas, sociales y de valores", afirmó.

“Volvamos a vernos como creadores y artesanos, "campesinos" para ser más precisos, de la alianza intergeneracional. De este modo, nadie se quedará atrás y no solo podremos contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, sino que construiremos una sociedad más equitativa, inclusiva, solidaria y justa.”

 

 

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

28 junio 2022, 13:00