Buscar

Musulmanes rezando en la mezquita de Al Fateh en Manama, Bahréin. Musulmanes rezando en la mezquita de Al Fateh en Manama, Bahréin.  

Cristianos y musulmanes: Compartamos nuestras penas y alegrías

Este es el tema del Mensaje para el mes de Ramadán del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso: La pandemia y sus consecuencias en la vida de todos deben afrontarse con la certeza de que el amor de Dios abraza a toda persona.

Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano

Una vez más, la emergencia sanitaria se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre cómo la pandemia ha cambiado nuestras vidas. El Mensaje para el Ramadán, firmado por el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, y su secretario, monseñor Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage, se centra en el tema: "Cristianos y musulmanes: compartimos alegrías y penas". Es un texto que destaca la importancia de vivir juntos en los momentos oscuros, pero también en los luminosos, porque "el amor de Dios abraza a cada persona y a todo el universo".

Compartir es un deber

Al celebrar el mes de Ramadán, que concluye con el 'Id al-Fitr, nuestros pensamientos - se lee en el texto- son de gratitud a Dios Todopoderoso, que nos ha protegido a todos en Su Providencia. También llevamos en la oración a los muertos y a los enfermos con dolor y esperanza". La pandemia también nos ha llevado a pensar en compartir no sólo los bienes que tenemos a nuestra disposición, como "el aire, el agua, la vida, los alimentos, la vivienda", sino también "los frutos del progreso en el ámbito médico y farmacéutico, los resultados del progreso científico y tecnológico en diversos campos". Compartir es, sobre todo, estar junto a los necesitados, a los que han perdido su trabajo o tienen problemas económicos precisamente a causa de la pandemia.

La humanidad común

"Compartir - subraya el mensaje- encuentra su motivación más profunda en la conciencia de que todo lo que somos y todo lo que tenemos es un don de Dios y que, de consecuencia, debemos poner nuestros talentos al servicio de todos nuestros hermanos y hermanas, compartiendo con ellos lo que tenemos". Entre las alegrías se encuentran también las fiestas religiosas.

"Compartimos su alegría por la celebración de su fiesta sin tener que hacer nuestra la dimensión religiosa de la ocasión celebrada". En el dolor, sin embargo, se necesita la cercanía y la solidaridad de los amigos. Con la esperanza de seguir compartiendo juntos y en el signo de "la común humanidad y la fraternidad que de ella se deriva", los miembros del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso desean "un Ramadán pacífico y fructífero y una alegre celebración del 'Id al-Fitr".

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

08 abril 2022, 19:30