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Banderas ucranianas flamean junto con las de la Unión Europea, fuera de la sede del Parlamento Europeo en Strasbourg (Francia), para demostrar solidaridad con Ucrania. (Foto: AFP or licensors) Banderas ucranianas flamean junto con las de la Unión Europea, fuera de la sede del Parlamento Europeo en Strasbourg (Francia), para demostrar solidaridad con Ucrania. (Foto: AFP or licensors)

Parolin: “Lo que tenemos que hacer ahora es detener las armas”

El Secretario de Estado realizó unas declaraciones a Tv2000 sobre la actuación de la Santa Sede en el conflicto en Ucrania. Hay varios niveles implicados: religioso, humanitario, diplomático. El purpurado insistió en la imperiosa necesidad de detener las armas y evitar una escalada.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

Ante las cámaras del canal italiano Tv2000, el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano, explicó que el rol de la Santa Sede en la guerra ucraniana se da en varios planos.

Primero, se refirió al aspecto “naturalmente religioso”, que consiste en invitar a una “oración insistente para que el Señor conceda la paz a esa tierra atormentada e implicar a los creyentes en esta oración coral”. En este sentido, cabe recordar la reciente Jornada de Oración y Ayuno por la paz en Ucrania, convocada por Francisco para creyentes y no creyentes. Tuvo lugar en una fecha significativa, el 2 de marzo, que coincidió con el Miércoles de Ceniza, con el que la Iglesia inició el tiempo litúrgico penitencial de la Cuaresma.

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Detener las armas, detener los combates

En segundo lugar, Parolin destacó la cuestión humanitaria, en especial a través de Cáritas, las diócesis y otras instituciones en Ucrania, todas comprometidas con la acogida de los refugiados.

Por último, el purpurado se detuvo en el papel diplomático de la Santa Sede: “Ya hay varios intentos en todo el mundo, por lo que estamos disponibles, si se considera que nuestra presencia y nuestra acción pueden ayudar, estamos ahí”, enfatizó.

“Creo que lo que tenemos que hacer ahora es, en primer lugar, detener las armas, detener los combates, pero sobre todo evitar una escalada”, manifestó el purpurado, quien además consideró que la primera escalada es verbal. “Y cuando se empiezan a utilizar determinadas palabras, ciertas expresiones, solo se inflaman las emociones y casi, diría yo, naturalmente, insensiblemente, conducen al uso de medios muy diferentes, que son las armas mortales que vemos en acción en este momento en Ucrania”, subrayó.

La importancia de la negociación

El 28 de febrero, en entrevista con cuatro periódicos italianos (Il Corriere della Sera, La Repubblica, La Stampa e Il Messaggero), Parolin había reiterado la emergencia de evitar cualquier escalada, detener los enfrentamientos y negociar. A su vez, sostuvo que “la posible vuelta a una nueva guerra fría con dos bloques enfrentados es un escenario inquietante”, porque “va en contra de la cultura de la fraternidad que el Papa Francisco propone como único camino para construir un mundo justo, solidario y pacífico”.

Parolin valoró la negociación, el diálogo como “única forma razonable y constructiva de resolver las diferencias” y, en dicha ocasión, reconoció que la Santa Sede, “que en los últimos años ha seguido constantemente, discretamente y con gran atención, los acontecimientos en Ucrania, ofreciendo su disponibilidad para facilitar el diálogo con Rusia, está siempre dispuesta a ayudar a las partes a retomar ese camino”.

“Quien tiene en sus manos el destino del mundo nos libre de los horrores de la guerra”

El primer día de guerra, el 24 de febrero, el Secretario de Estado emitió una primera declaración, en la que recordaba las  palabras del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 23 de febrero cuando pidió a las partes implicadas que “se abstengan de cualquier acción que pueda causar aún más sufrimiento a las poblaciones”, “desestabilice la convivencia pacífica” y “desacredite el derecho internacional”.

En ese momento, Parolin aseveró que los trágicos escenarios que todos temían se estaban haciendo realidad, pero recalcaba que aún había tiempo para la buena voluntad. “Aún hay espacio para la negociación, aún hay lugar para el ejercicio de una sabiduría que impida la prevalencia de los intereses creados, proteja las legítimas aspiraciones de cada uno y evite al mundo la locura y los horrores de la guerra”, decía el purpurado.


 

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07 marzo 2022, 15:53