Biblioteca Apostólica Vaticana Biblioteca Apostólica Vaticana

Al servicio de la cultura y el conocimiento

Les contamos los dicasterios de la Santa Sede desde dentro para conocer su historia, objetivos y "declaración de misión", y así entender cómo funcionan las estructuras que apoyan el ministerio del Papa. A continuación nos adentramos en la Biblioteca Vaticana junto a su Prefecto, monseñor Cesare Pasini.

Alessandro De Carolis y Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano

Se proyecta hacia el futuro con la misma misión de siempre: poner todo su material a disposición de los estudiosos. La Biblioteca Apostólica Vaticana sigue este camino gracias a una estructura que le permite salvaguardar, cuidar y restaurar, si es necesario, un vasto patrimonio de libros, grabados y dibujos, monedas y medallas. Un patrimonio protegido en todos los aspectos, incluida la climatización de las salas o la producción de imágenes de alta calidad que luego se transfieren al sitio de Internet. “En la actualidad el 20% de todos los manuscritos, unos 80 mil, están en línea", explica monseñor Cesare Pasini, Prefecto de la Biblioteca Vaticana. Este enorme trabajo se completará en los próximos treinta años.

El cuidado y la salvaguarda del patrimonio bibliográfico del Vaticano requiere sensibilidad histórica y pasión por la investigación, pero también competencias técnicas particulares. ¿Qué tipo de trabajo se requiere y qué profesionales se emplean en la Biblioteca?

El personal de la Biblioteca comprende una amplia gama de competencias. Los Scriptores y todo el personal dedicado a la investigación científica se abocan al estudio de los manuscritos y la documentación de archivo, a su identificación y catalogación; otro personal especializado se dedica al estudio, catalogación y adquisición de volúmenes impresos, grabados y dibujos, monedas y medallas: se requieren, por tanto, competencias específicas para cada uno de estos ámbitos y también para las lenguas y culturas desde las que nos han llegado.

El personal del Laboratorio de Restauración se encarga de la adecuada conservación de los materiales y de su restauración, cuando es necesario, mientras que el personal del Laboratorio Fotográfico se encarga de las reproducciones fotográficas digitales: ambos laboratorios requieren competencias específicas que se actualizan constantemente.

La biblioteca actual incluye una gran estructura virtual, informática, casi una segunda biblioteca virtual junto a la biblioteca física. Es necesario proporcionar muchos servicios en línea, a través del sitio web de la biblioteca y mediante contactos informáticos, en particular dando acceso a imágenes digitales de manuscritos y otros materiales. Por lo tanto, es necesario contar con una oficina para la coordinación de estos servicios y un Centro de Procesamiento de Datos, con personal altamente especializado y continuamente actualizado.

Evidentemente, una estructura tan compleja requiere unas competencias administrativas adecuadas, sobre todo en la oficina del Economato, así como toda una serie de servicios como las oficinas de secretaría, de promoción y desarrollo, de admisión de becarios, de exposiciones a las que la Biblioteca presta sus obras.

Otra especialización se exige a los directores y profesores de la Escuela de Biblioteconomía, adscrita a la Biblioteca, que organiza cursos de postgrado de dos años para bibliotecarios.

¿Qué gastos conlleva el cuidado de una colección tan vasta y valiosa? ¿Y cómo se corresponden los costes materiales con los objetivos de la misión encomendada a la Biblioteca?

La misión de la Biblioteca consiste en poner sus materiales a disposición de los estudiosos y del público en general, por lo que los costes de funcionamiento de la biblioteca, que está a disposición de todos los que la visitan, y los costes de hacer accesible y actualizada la biblioteca virtual, que está abierta a todo el mundo en la web, están relacionados con esta misión. Además, para una adecuada conservación de los materiales es necesario un acondicionamiento específico de los ambientes y una cuidadosa y continua labor de prevención y conservación, con los correspondientes costes. Por último, el estudio y la catalogación en sí, y toda la organización de la Biblioteca al servicio de la misión, suponen los gastos ordinarios de la institución.

La revolución tecnológica también afecta profundamente a la forma de leer y difundir la palabra escrita, hasta el punto de poner en tela de juicio el propio futuro del libro como tal. ¿Qué consecuencias tiene esto en la estructura y las actividades de la Biblioteca?

Una Biblioteca como la del Vaticano, histórica y moderna a la vez, conserva y pone en valor todos los bienes que le han sido confiados a lo largo de los siglos: los libros y todo lo demás se conserva y se utiliza, se estudia y se investiga. Como biblioteca, además, la Vaticana está proyectada para utilizar todos los nuevos instrumentos que favorecen el conocimiento y la comunicación de esos mismos materiales: el sitio web, los canales de información y contacto, la digitalización. El reto permanente de la Biblioteca es cómo "servir" mejor a los estudiosos y a todas las personas interesadas, cómo servir y comunicar y difundir la cultura. Las nuevas herramientas no son un alejamiento del pasado, sino una nueva forma de expresar y mejorar la misión y el servicio de siempre.

Siguiendo con el tema de la relación entre la tradición y las nuevas tecnologías, ¿en qué fase se encuentra el trabajo de digitalización del material de la biblioteca y cómo se pondrá a disposición de la comunidad académica?

Con la digitalización se podrán obtener reproducciones de manuscritos, grabados y dibujos, monedas y medallas. Siguiendo la tradición de la Biblioteca, que acoge gratuitamente a los estudiosos y trata de ofrecerles el mejor servicio posible, estas imágenes se colocan también en línea, a medida que se producen, para el libre acceso de todos. La digitalización de los manuscritos, que constituyen el principal tipo de libros que se están digitalizando debido a la naturaleza única de cada uno, se inició en 2012, tras una cuidadosa preparación que duró unos dos años. Hasta la fecha, la Biblioteca Vaticana ha reproducido y puesto en línea alrededor del 20% de todos sus manuscritos, que son unos 80 mil. El trabajo tiene que ser muy preciso, para no estropear los originales y producir imágenes de alta calidad (un trabajo que no debería repetirse de nuevo a lo largo de los años), y para facilitar la correcta y ágil visualización en la web de la Biblioteca. Con la ayuda de benefactores, que han comprendido el profundo valor de este gran trabajo, hemos podido avanzar a un ritmo importante, imaginamos que podremos completar el proyecto en los próximos treinta años.

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22 marzo 2021, 15:00