Histórico encuentro en Cuba entre el Papa y el Patriarca Kirill. Histórico encuentro en Cuba entre el Papa y el Patriarca Kirill. 

Hace cinco años: histórico encuentro en Cuba entre el Papa y el Patriarca Kirill

El histórico acontecimiento celebrado en la isla caribeña fue el centro de una conferencia online en la que se examinó la crisis actual relacionada con la pandemia. Entre los participantes se encontraban el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, y el metropolita Hilarion de Volokolamsk.

Amedeo Lomonaco - Ciudad del Vaticano

Es el 12 de febrero de 2016. En una tierra alejada de Roma y Moscú, no en una iglesia ni en el salón de un el edificio, se escribe una página indeleble de la historia proyectada hacia el futuro. El aeropuerto internacional "José Martí" de La Habana es el escenario del encuentro entre dos hermanos que caminan juntos en el surco del diálogo ecuménico. El Papa Francisco y el Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia sellaron ese día con un abrazo y al final de su encuentro fraternal destacaron en una declaración conjunta que "es necesario para superar las diferencias históricas", unir "los esfuerzos para dar testimonio del Evangelio de Cristo y la herencia común de la Iglesia del primer milenio." "Con alegría", se lee en el documento conjunto, "nos hemos encontrado como hermanos en la fe cristiana que se reúnen para 'hablar con voz fuerte', de corazón a corazón, y discutir las relaciones mutuas entre las Iglesias, los problemas esenciales de nuestros fieles y las perspectivas de desarrollo de la civilización humana".

Iglesia y pandemia: retos y perspectivas

Con motivo del quinto aniversario de aquel histórico encuentro en Cuba, se celebró una conferencia online dedicada al tema "Iglesia y pandemia: desafíos y perspectivas", organizada conjuntamente por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú. La conferencia se inauguró con los discursos introductorios del cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, y del metropolitano Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento.

Transformar la cuarentena en un tiempo de gracia y oración

Al intervenir en la conferencia, el cardenal Kurt Koch recordó que al día siguiente del encuentro entre el Papa Francisco y el patriarca Kirill, se decidió en La Habana conmemorar este acontecimiento cada año para recordar su importancia histórica. También señaló que un punto concreto de la declaración conjunta ha sido puesto en el centro de la reflexión, de vez en vez. Para la conferencia organizada con motivo de este quinto aniversario, se decidió centrarse en la actual situación mundial marcada por la crisis de los coronavirus.

La pandemia de Covid-19 ciertamente no figura en la declaración conjunta de La Habana, porque nadie podía prever un reto tan global. Sin embargo, hay muchas cuestiones y problemas asociados a la pandemia que también se abordan en la declaración conjunta. En primer lugar, hay problemas relacionados con la cohesión social. De hecho, la pandemia ha puesto en tela de juicio muchos de los elementos que se dan por sentados en la vida cotidiana y la convivencia social de las personas, como indica especialmente el término "distanciamiento social". Mientras que el adjetivo "social" sugiere cercanía y unión, la palabra "distanciamiento" señala separación y alejamiento. Nos enfrentamos a un reto paradójico: en el mismo momento en que nos vemos obligados a mantener la distancia entre nosotros, sentimos aún más lo conectados que estamos unos con otros y comprendemos que estamos llamados a una mayor solidaridad entre nosotros.

El cardenal Koch también se refirió a la "similitud lingüística entre el término utilizado en el plano de la ordenación pública contra el coronavirus, a saber, "cuarentena", y el período de cuarenta días de la Cuaresma, que en el lenguaje litúrgico de la Iglesia se denomina quadragesima".

Me parece que este período de cuarenta años en el desierto que vivió Israel, al que se refiere la Quadragesima, puede compararse también con la extensión de la Cuaresma provocada por la pandemia. La pandemia también nos ha devuelto a todos, de una manera nueva, a la época del desierto, una época en la que estamos teniendo las mismas reacciones que el pueblo de Israel. Pero también debemos recordar que más tarde Israel, mirando hacia atrás, entendió los cuarenta años de su vagabundeo en el desierto como el tiempo del primer amor de Dios por Israel y el primer amor de Israel por Dios. De manera similar, podemos esperar y rezar para que el tiempo de crisis de la pandemia se convierta también en un tiempo de conversión para todos nosotros, en el que nos volvamos de nuevo a Dios como amante de la vida. La pandemia de coronavirus ha convertido la cuadragésima litúrgica en una cuarentena decretada por el Estado. Ahora nos corresponde transformar la cuarentena en una verdadera cuadragésima, es decir, un tiempo de ayuno y de caridad, un tiempo de gracia y de oración.

"Sólo si como Iglesia, partiendo de la fe, buscamos y encontramos respuestas útiles a la pandemia", concluyó el cardenal Kock, "podremos también aportar nuestra contribución a la superación de los numerosos retos sociales, psicológicos, sanitarios, económicos y políticos que la pandemia conlleva".

Ofrecer un sentido a lo que vive la humanidad

Las palabras del cardenal Koch fueron retomadas por Monseñor Salvatore Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.   "Tener en nuestras manos la Declaración Conjunta entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill -dijo- es una importante oportunidad para comprobar hasta dónde podemos llegar juntos por el bien del único pueblo de Dios que desde hace casi un año vive el drama de la pandemia". Monseñor Fisichella recordó que en la Declaración Conjunta el Papa Francisco y el Patriarca Kirill destacan que "católicos y ortodoxos están llamados a colaborar fraternalmente en el anuncio de la Buena Noticia." "Este mundo, en el que los pilares espirituales de la existencia humana están desapareciendo progresivamente", dice la declaración conjunta, "espera de nosotros un fuerte testimonio cristiano en todos los ámbitos de la vida personal y social. De nuestra capacidad de dar juntos testimonio del Espíritu de la verdad en estos tiempos difíciles depende en gran medida el futuro de la humanidad".

Esto es así. De hecho, en esta coyuntura urge recuperar la dimensión espiritual que nos permita ofrecer un sentido a lo que la humanidad está viviendo, y que al mismo tiempo se convierta en una meta hacia la que dirigir nuestra acción pastoral. La experiencia de la pandemia ha puesto a prueba nuestras formas tradicionales de vivir la existencia cristiana, y nuestros fieles necesitan una respuesta inteligente y capaz de responder a la ansiedad y el miedo que ha generado la pandemia. Para ello es necesario, en primer lugar, ser plenamente conscientes de que somos hijos de nuestro tiempo. Sólo así es posible actuar desde dentro de los problemas que animan la ansiedad de la evangelización. Uno no se sitúa por encima del fenómeno, sino que lo vive intensamente para captar más allá de los límites también los aspectos positivos que puede aportar.

"La cruz -explicó además Monseñor Fisichella- se hizo evidente en la pandemia, ahora es el momento de dejar brillar la luz de la resurrección. ¿Cómo podemos -preguntó- ser testigos de la esperanza saliendo al encuentro de los numerosos pobres que llaman a las puertas de nuestras comunidades para tener lo esencial para sobrevivir? "No se trata de una pregunta retórica, sino de la petición de que, en la medida de lo posible, ofrezcamos una señal concreta de cercanía. Se trata -concluyó- de reforzar el sentido de comunión y solidaridad por el que, como relata el libro de los Hechos: "Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común".

Llamados a reflexionar juntos sobre los retos que plantea la pandemia

El Metropolitano Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, recordó que la emergencia mundial relacionada con la pandemia "ha puesto de manifiesto una serie de desequilibrios internacionales y sociales, para cuya superación es más necesario que nunca el testimonio y la acción conjunta de los cristianos". "Hoy -añadió- estamos llamados a reflexionar sobre los retos que afrontamos para que en los difíciles meses que se avecinan, uniendo nuestras fuerzas, podamos contribuir a la elaboración de soluciones adecuadas.

En esta fase nuestra tarea común es dar un nuevo impulso a la cooperación de nuestras Iglesias en el ámbito del servicio social. Según el apóstol Pablo, "la caridad no tiene fin". Estas palabras deberían convertirse en un imperativo para nosotros; un imperativo que explique la urgencia del desarrollo de nuestra cooperación, a pesar de las difíciles condiciones externas e internas. Espero que esta conferencia se convierta en un paso importante para comprender los retos a los que debemos responder conjuntamente en la situación actual.

Edición rusa en línea de La Civiltà Cattolica

Exactamente cinco años después del encuentro en La Habana entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill de Moscú y toda Rusia, nace una nueva iniciativa editorial. Desde hoy está en línea la edición rusa de La Civiltà Cattolica promovida por el Instituto Santo Tomás de Moscú. "La elección del aniversario del encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill -se lee en una nota- pretende subrayar la importancia de ese episodio dentro de un proceso que sigue en ciernes, fruto de un largo, paciente y delicado tejido diplomático, religioso y político. Pero sobre todo representa un signo de esperanza para los hombres y mujeres de buena voluntad".

 

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12 febrero 2021, 16:40