Centenario del nacimiento del Siervo de Dios, Cardenal Pironio

A las 19 horas del jueves 3 de diciembre, el Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, en la Iglesia Nacional de Argentina en Roma, presidió la Celebración Eucarística por el centenario del nacimiento del Siervo de Dios Eduardo Francisco Cardenal Pironio.

“Un monumento de sabiduría que mana del humilde escuchar la Palabra de Dios, de su asimilación y de su encarnación en la vida”: así describió Su Eminencia, el Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, al Siervo de Dios Eduardo Francisco, Cardenal Pironio, en el Centenario de su nacimiento. El purpurado presidió la Celebración Eucarística en la Iglesia Nacional de Argentina en Roma, este jueves 3 de diciembre, memoria de San Francisco Javier.

El Cardenal Sandri recordó, en su homilía, los orígenes del Siervo de Dios: nació en el seno de una familia de la provincia de Buenos Aires. “En La Plata, en el Seminario de Villa Devoto, en su ministerio episcopal platense, en Avellaneda, en Mar del Plata, en América Latina (CELAM) y, sobre todo, en la Curia Romana" fue un “apasionado servidor de la vida consagrada y después de aquella parte mayoritaria del Pueblo de Dios, los laicos y laicas de nuestra Iglesia”. Los que han estudiado su vida, sus escritos e intervenciones, - señaló el purpurado - han resumido que todo Pironio está edificado sobre el amor del Padre y de la Trinidad, sobre la Cruz y la Pascua de Jesús y sobre María Virgen y Madre nuestra.

Nuestro Cardenal – recordó también el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales - poseía un profundo saber teológico, que le daba el gusto de conocer y gozar de cada palabra del Evangelio, con esa convicción gozosa de que vivir para el Padre, en Jesús y en el Espíritu, es la verdadera gloria del ser humano. Y “como bautizado, como sacerdote, como obispo y como cardenal, nuestro hermano testimonió su fe con alegría, con dulzura y paciencia, preludios obligatorios para saber escuchar, para encontrar y acoger a los hermanos”.

“Tu Magníficat, querido Cardenal Pironio, es el nuestro, un Magníficat al Señor por haber dado a la Iglesia en tu persona, en tus homilías, en tus escritos, en tus intervenciones, en tu amistad y en el testimonio de tu vida un ejemplo tan extraordinario de cristiano, de sacerdote, de Padre y Pastor.”

En el centenario del nacimiento del Cardenal Pironio, casi al concluir la homilía, el Cardenal Leonardo Sandri hizo suya la voz de tantos, al pedir que “no tarde el reconocimiento de la Iglesia a este Siervo de Dios”.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

04 diciembre 2020, 13:32