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El Cardenal Tagle y la obra de evangelización

En una conversación con L'Osservatore Romano, el nuevo Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos reflexiona sobre el tema del anuncio del Evangelio, subrayando sobre todo la dimensión de la escucha, pero también la relación interpersonal y el compromiso cada vez mayor de los jóvenes y de las mujeres. En sus palabras se reflejan también la emoción y la gratitud por el nuevo "servicio".

Paolo Affatato - Ciudad del Vaticano

"Cada cristiano está llamado a comunicar, a través de su vida, la presencia y la compasión de Cristo": así es como el arzobispo de Manila, Cardenal Luis Antonio Gokim Tagle, nombrado Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos el 8 de diciembre, ha hablado de la obra misionera, esbozando los desafíos pastorales de la comunicación y la evangelización en el mundo digital.

El purpurado intervino el 10 de diciembre en la capital filipina en la inauguración del Instituto Veritas de Comunicación Social, creado bajo los auspicios de la Oficina de Comunicaciones Sociales de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (Fabc). En una conversación con "L'Osservatore Romano" al margen de la reunión, Tagle expresó su confianza personal a la Virgen María y sobre la nueva tarea que le encomendó el Papa Francisco, dijo con serenidad: "Si esta es la voluntad de Dios -y estoy convencido de que lo es- estoy feliz de comenzar este nuevo servicio. El Santo Padre me envió un mensaje, dándome una nueva responsabilidad: le agradezco la confianza que ha depositado en mí".

 

Después de la noticia del nombramiento, confesó: "Recibí muchos correos electrónicos y mensajes de todo el mundo: de África, de Oriente Medio, de países asiáticos como Japón y Camboya y de muchas otras naciones. Esto me muestra también que hay entusiasmo entre los fieles por la obra de evangelización".

Con ocasión de la apertura del nuevo instituto para la comunicación en Manila, el Cardenal Tagle, de 62 años, tuvo la oportunidad de detenerse en el tema de la evangelización, señalando que, a pesar de la necesidad de contar con personal cualificado para las diversas áreas de la formación y de la comunicación social, el anuncio del Evangelio comienza con una "espiritualidad de la escucha":

"Nuestra parte en la evangelización -señaló- es escuchar a Dios y escucharse unos a otros con paciencia, interés y atención. Muy a menudo, cuando hablamos de comunicación, tenemos prisa y no escuchamos a los demás. No prestamos mucha atención a escuchar a los demás con el corazón. Este es un primer paso necesario en la evangelización".

El cardenal Tagle se despide con emoción

Compartiendo su experiencia de infancia, recordó: "Las catequesis y las palabras del Evangelio que permanecen grabadas en mi memoria, en mi mente y en mi corazón desde que era niño, no las vinculo a un lugar o a un momento específico, sino a una persona que habla con el corazón y sabe escuchar". En este contexto, el cardenal continuó diciendo: "Cristo es la piedra angular que nos envía a proclamar la buena nueva. El Papa Francisco fomenta el encuentro entre persona y persona y enfatiza una cultura del encuentro personal. La relación interpersonal es la mejor forma de comunicación para la evangelización.

En el trabajo de evangelización y, en particular, en el trabajo de comunicación social -añadió Tagle- es necesario implicar cada vez más a los jóvenes y a las mujeres: "Los jóvenes conocen el mundo digital mejor que nosotros. Ellos pueden darnos maravillosos consejos para proclamar el Evangelio en ese área. Las mujeres también tienen una predisposición natural a la comunicación interpersonal. Cuando llamo a mis padres y hablo con ellos, mi padre dice muy pocas frases, luego pasa el teléfono diciendo: "habla con tu madre", dijo Su Eminencia, despertando risas generales. "Las mujeres y las madres son expertas en comunicación. También aprendemos de ellas", exhortó.

El discurso del cardenal se centró luego a los desafíos pastorales de la comunicación en la era digital: "Vivimos en la era de la inteligencia artificial, que es dominante en la revolución digital. Internet está ahora en todas partes y la gente está conectada las veinticuatro horas del día. Se está produciendo un cambio cultural porque afecta al cuerpo y a la mente de las personas", dijo el nuevo Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. En esta era de globalización, marcada por la inteligencia artificial, entonces, "los cristianos estamos llamados a desarrollar otros tipos o formas de inteligencia, como la inteligencia relacional, que anima a la persona a generar confianza y seguridad. En nuestro mundo de hoy -observa- hay tanto miedo a los demás, sospechas y prejuicios. No sabemos en quién podemos confiar. Las personas pueden generar confianza y las relaciones interpersonales cuentan para fortalecer la confianza en las familias y comunidades".

En un clima de confianza en el prójimo, "nuestra misión común es anunciar la buena nueva del Evangelio. Id y proclamad al Dios que habla, comunica y escucha", aseveró el cardenal subrayando el corazón de este anuncio: "La presencia consoladora y la compasión de Cristo Jesús". A este respecto, en las últimas semanas, el Arzobispo de Manila ha tenido la oportunidad de señalar a los fieles de su diócesis que "la misión no es una tarea de "hágalo usted mismo", sino que es comunitaria, para y con los demás, especialmente con Cristo". La misión no es sólo para unos pocos individuos sino para todos. La misión se hace en comunidad. Es eclesial: toda la Iglesia está en misión. Todo bautizado es enviado en misión por Cristo y por la Iglesia". Todo bautizado que vive la vida en Cristo, participando en su muerte y resurrección, "es, de este modo, un misionero". Y, para ser misioneros, "es necesario un encuentro personal con Jesucristo", porque "no hay misión, no hay anuncio del Evangelio sin encuentro con Jesús que es el Evangelio". La misión es dar testimonio de Cristo, lo que significa llevar su cruz con Cristo y vivir su caridad, compartiéndola con el mundo, especialmente con los necesitados", repitió el purpurado.

Por esta razón, Tagle se ha hecho promotor entre los fieles de la Arquidiócesis de Manila de "pequeños actos de amor a los pobres", fortaleciendo una vasta red de solidaridad en el vasto territorio metropolitano, que describió como "una especie de caridad generalizada en la que todos pueden realizar fielmente un acto de amor a Dios a través del servicio a los demás". Los pequeños actos de bondad se realizan con frecuencia y constantemente para traer el Reino de Dios", concluyó.

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11 diciembre 2019, 16:04