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2019.01.09 Protección de Menores en la Iglesia 2019.01.09 Protección de Menores en la Iglesia 

Historias de dolor, de silencios y de violencia sufrida

Fuertes testimonios que sacudieron a los 190 representantes de la Iglesia. Historias de dolor, de silencios, de violencia sufrida, pero también deseo de volver a dar una credibilidad a la Iglesia, a través del compromiso y la responsabilidad de sus miembros. Es lo que surgió de los testimonios.

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Procedentes de diferentes continentes, cinco testimonios pre grabados que se escucharon, resuena en cada uno de ellos el agradecimiento por la posibilidad de poder ser escuchados, por la contribución por una Iglesia mejor que pueda derivar de este encuentro y un gracias por el apoyo y ayuda recibida por el Santo Padre. Además un testimonio cada día para recordar a los presentes el dolor, el drama que vivieron por años.

Pero surge también en las palabras de cada una de las víctimas, no solamente el drama del abuso sexual, y sus consecuencias tremendas en la vida cotidiana, en la familia, en las relaciones sociales, y hacia Dios, pero también la petición firme de los obispos y la Iglesia de asumir plenamente la responsabilidad de lo que ocurrió, y colaborar con la justicia. Para que este tumor no sea nada más extirpado sino también curado con tratamientos específicos.

Escucha de las víctimas y su sanación

Como “católico” dice un hombre que viene de América del Sur, “la primera cosa que pensé fue: voy a contarlo todo a la Santa Madre Iglesia, donde me escucharán y me respetarán. Y la primera cosa que me hicieron, fue tratarme como un mentiroso. Este es un esquema que existe en todo el mundo. Y debe terminar”.  Como reparar entonces, se pregunta el testimonio, la primera necesidad es “curar las víctimas” “creerles, acompañarles”, y luego colaborar con la justicia. Dirigiéndose directamente a los obispos este hombre pide “escuchar lo que el Papa quiere hacer”. “Pido al espíritu Santo, dijo, que “ayuden a restablecer la confianza en la Iglesia” y que los que no “quieren escuchar al espíritu Santo y quieren continuar encubriendo, se tienen que ir de la Iglesia para dejar su puesto a los que quieren crear una Iglesia nueva”.

Voz de una joven víctima: el mundo no tenía sentido, pero volví a encontrar la esperanza

Uno de ellos, con el título “el puente que hace la diferencia”, de un joven asiático, que escribió como una poesía, donde en cada verso surgían de su corazón, sus gritos de dolor por los abusos sufridos. La primera amenaza llega cuando era un niño. Recuerda que después de haber entrado en un Instituto para recibir una formación católica, fue “despojado de su propia inocencia una y otra vez”, “abandonado a su propio destino” mantiene un silencio, no se confía con nadie sobre ese drama “por miedo del deshonor y la vergüenza”.

Por años vivió “escondido en sí mismo” porque consideraba “el secreto el único camino para salir”. El mundo “no tenía sentido, ni le daba esperanzas”, hasta que un día, contemplando un puente su vida cambia. Escuchó en su corazón atormentado una voz que le pedía un cambio” inicia un recorrido: “un camino de perdón, de reconciliación, un camino para aceptar la vida, así como era llena de heridas, dolor y desolación”. Su “corazón endurecido” se suaviza, rompe el silencio en el que vivía, para comenzar a “caminar libremente y le dice al mundo: Hay un camino”.

Una Iglesia nueva y responsable

Es una historia de violencia, humillaciones y obligada a hacer cosas contra su voluntad, es lo que cuenta una mujer. Viene de África.  Embarazad tres veces y las tres veces obligada a abortar. De su vida ”destruida” emerge un llamamiento al amor verdadero, que es el que es gratuito. “Cuando se ama a alguien se piensa al futuro y a su bienestar”, entonces, pide a los religiosos que sean “responsables”.

Escuchar las víctimas, “aprender” a escuchar es lo que pide el sacerdote que testimonia los abusos que sufrió de otro sacerdote. Viene de Europa del Este, ha celebrado ya su 25 aniversario de ordenación. Por tantos años, nunca se le creyó, ni comprendió y esta es la herida más profunda que se lleva adentro. Al final de su testimonio dice: “perdón” y gratitud a la Iglesia y a cuantos en ella lo han ayudado.

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24 febrero 2019, 15:15