s. Isabel Ana Bayley viuda de Seton, H.C., fundadora de las Hermanas de la Caridad de s. José

S. Isabel Ana Bayley viuda de Seton, Ioan Gotia S. Isabel Ana Bayley viuda de Seton, Ioan Gotia  (Ioan Gotia)

Dama de la alta sociedad

Elizabeth Ann Bayley nació en una próspera familia protestante de Nueva York en 1774, en medio de la revolución americana. Pronto aprendió que la prosperidad material no puede llenar el corazón. Tras la muerte de su madre, su padre volvió a casarse, pero después de algún tiempo el nuevo matrimonio se separó. Isabel y su hermana fueron rechazadas por su madrastra, y enviadas a vivir con su tío. La niña quedó profundamente herida por este rechazo.
En 1794, Elizabeth se casó con el mercante William Seton, que comerciaba, entre otros, con el italiano Filippo Filicchi. La nueva pareja se instaló en una residencia a la moda en Wall Street, de acuerdo con su destacada posición en la sociedad neoyorquina y en la iglesia Episcopaliana. Los Seton tuvieron cinco hijos.
En 1801, la compañía de William tuvo que declararse en bancarrota. El matrimonio perdió su casa, y la crisis agravó la tuberculosis que William sufría desde hacía algún tiempo. Con la esperanza de que un clima cálido pudiera ser de ayuda para el enfermo, la pareja y su hija mayor viajaron a Italia. Sin embargo, William murió poco después de su llegada, y Elizabeth quedó viuda a los 29 años. El sufrimiento abrió el corazón de esta mujer aún joven, que comenzó a buscar respuestas a tientas en la oscuridad que la rodeaba.


“Si busco a Dios en la simplicidad de mi corazón…”

La familia de Filippo Filicchi se conmovió ante esta mujer que acababa de llegar a su país y se había quedado viuda en tierra extranjera. Así, invitaron a Elizabeth a vivir con ellos por un tiempo. Viéndola afligida, le hablaron del consuelo que su fe católica les daba en los momentos de sufrimiento. Elizabeth se interesó por esa fe y comenzó a hacer preguntas: ¿Qué creían los católicos sobre la Eucaristía? ¿Y sobre la Misa? ¿Y acerca de la Madre de Dios, que parecía ser para ellos una madre cercana y tierna? ¿Realmente existe una sucesión ininterrumpida entre la Iglesia actual y los apóstoles? Su corazón y su mente estaban agitados, pero la agitación pronto cedió el paso a la paz. Cuando regresó a Nueva York, en 1804, ya había tomado una decisión. En 1805 entró en la Iglesia Católica.


“…seguramente lo encontraré”

Sin embargo, esta decisión tuvo un costo. Su familia no la aprobó. Asimismo, Elizabeth había fundado una pequeña escuela para señoritas con el fin de mantener a sus hijos, pero cuando se extendió la voz de que se había convertido al catolicismo, los padres retiraron a sus hijas.
Esta madre sola con cinco hijos no hubiera sabido qué hacer a no ser por el Señor, cuya voluntad ella buscaba en todo lo que le sucedía. En 1906, conoció al P. Louis Dubourg, de la Compañía de los Padres de San Sulpicio. La Compañía había estado valorando la posibilidad de crear una congregación de religiosas americanas, sobre el modelo de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paul, para que ayudasen en la educación de los niños en la pequeña pero creciente comunidad católica.
Tras numerosas dificultades, Elizabeth aceptó la invitación de los Padres de san Sulpicio y se trasladó a Emmitsburg, en Maryland, donde estableció una escuela dedicada a la educación de las niñas católicas, la Academia de San José. Ese mismo año, estableció una comunidad religiosa, la primera congregación religiosa femenina fundada en los Estados Unidos. A partir de entonces, Elizabeth, que había tomado los votos, fue conocida como “Madre Seton”. Las Hermanas de la Caridad de San José abrieron una escuela católica gratuita para niñas pobres que marcó el inicio de la educación católica en el nuevo país.
La escuela fue seguida por un orfanato y por otras numerosas obras de formación religiosa, educativa y cultural para los pobres. La Madre Seton fue la Superiora de las Hermanas hasta su muerte, a los 46 años. Había buscado a Dios en la simplicidad de su corazón, como ella decía. Él la encontró y la atrajo al servicio de su Iglesia. Sus últimas palabras a sus hermanas, el 4 de enero de 1821, fueron: “Sed hijas de la Iglesia, sed hijas de la Iglesia”.
Elizabeth Ann Seton fue canonizada en 1975, convirtiéndose en la primera persona nacida en los Estados Unidos en ser declarada santa.