El Papa: Las monjas deben crecer y formarse. Llamadas al servicio, no a la servitud
Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
Crecimiento, formación, estudios, trabajo, roles de responsabilidad, para cumplir mejor su misión de servicio que - cuidado - es muy diferente a ser servientes, como ocurre en las curias y en las diócesis. El Papa Francisco pide más espacio y oportunidades para las monjas, a las que llama cariñosamente "monjitas", figuras a menudo consideradas "de segunda clase" y, por ello, a veces también víctimas de abusos de poder y de conciencia dentro de la Iglesia. Es el resultado de una mentalidad "clericalista" y "machista" que pronto habrá que abandonar, afirma el Pontífice a los miembros de la Fundación Hilton, una organización benéfica estadounidense sin fines de lucro comprometida con los pobres y que colabora precisamente con algunos departamentos del Vaticano para dar oportunidades a las religiosas y "crecer en profesionalidad y espíritu misionero". Un campo en el que "se ha invertido poco", "mucho menos que en la formación del clero", admite el Papa en su discurso a la Fundación, recibido en la pequeña sala del Aula Pablo VI, antes de la audiencia general.
Servir a los últimos, no ser siervo de alguien
“Es cierto, porque pensamos que las monjas, e incluso las mujeres, son 'de segunda clase'. Eso es lo que pensamos...", comenta el Papa. En cambio, "es importante que las monjas puedan estudiar y formarse".
El trabajo en las fronteras, en los suburbios, entre los menos afortunados, requiere personas formadas y competentes. Y, por favor, la misión de las monjas es servir a los más pequeños, y no ser sirvientas de alguien.
“Esto debe parar”, afirma el Pontífice. "Necesitamos superar una mentalidad clerical y chovinista", añade, agradeciendo a la Fundación Hilton su ayuda "para sacar a la Iglesia" de este tipo de mentalidad.
Roles femeninos en el Vaticano
Una reflexión que brinda al Papa la oportunidad de centrarse en la 'cuestión de las mujeres' en la Iglesia, es decir, el poco espacio que encuentran en los organigramas eclesiales. “A menudo nos quejamos de que no hay suficientes monjas en puestos de responsabilidad, en las diócesis, en la Curia y en las universidades. Es verdad”, dice Jorge Mario Bergoglio.
Algo se ha movido en el Vaticano y seguirá moviéndose. Como ya el domingo durante la emisión Che Tempo che Fa , el Papa enumera los roles confiados a las mujeres, religiosas pero también laicas, en la Curia romana. Y reitera su intención de nombrar "gobernadora", en marzo, a sor Raffaella Petrini, actual secretaria de la Gobernación del Vaticano, en sucesión del cardenal Fernando Vergéz Alzaga. Un nuevo nombramiento femenino significativo, después del de sor Simona Brambilla, el 6 de enero, como responsable del Dicasterio para la Vida Consagrada.
Gracias a Dios ahora tenemos a una prefecto en la Curia, del Dicasterio de Religiosos. Tenemos una vicegobernadora del Estado del Vaticano que asumirá el cargo de gobernadora en marzo. Tenemos tres monjas en el equipo de quienes eligen a los Obispos y emiten el voto. Tenemos a la subsecretaria de Monseñor Piccinotti en la APSA: una monja que tiene dos títulos en economía. Gracias a Dios las monjas están por delante y saben hacerlo mejor que los hombres. Es así... porque tienen esa capacidad de hacer cosas, las mujeres y las monjas.
Bergoglio cuenta de un hombre agnóstico que acabó en el hospital y atendido por unas monjas “Y por eso se convirtió. Y él dijo: qué sería de la Iglesia sin las monjas... ¡Es hermoso!”.
Llamamiento a las superioras: "Déjenlas ir, sean generosas"
Por supuesto, hay otro aspecto y es el de las superioras de institutos y congregaciones que en ocasiones impiden la asunción de roles o el propio crecimiento y formación de las hermanas. Francisco lo repite cuando dice haber escuchado a obispos decir: "Me gustaría nombrar monjas en algunos cargos de la diócesis, pero sus superioras no las dejan ir". “No, por favor, déjenlas”, es el llamamiento del Papa, “digo a las superioras: sean generosas, tengan el aliento de la Iglesia universal y de una misión que va más allá de los límites de su Instituto”.
Apoyo a las monjas mayores: dejarlas trabajar todo el tiempo que puedan
Por ello, ante tantos problemas y obstáculos, el Papa reitera su profundo agradecimiento a la Fundación Hilton por el apoyo ofrecido a las religiosas. Por otro lado, es el legado mismo del fundador, Conrad Nicholson Hilton, que tenía una gran estima por las monjas y que por voluntad propia pidió a la Fundación que las apoyara en su misión al servicio de los pobres y los más necesitados. Una tarea que la organización sin ánimo de lucro continúa "con fidelidad y creatividad", también para las consagradas de mayor edad.
En algunos países son ancianas, pero no las manden al ancianato.. Recuerdo una vez, en Argentina, una congregación... Yo tenía una (monja) de origen italiano. Vino una provincial: “¡No! ¡A 70 años!”, y morían de tristeza… Las monjas deben trabajar hasta el final lo mejor que puedan, hasta el final. Si no haces esto, haz aquello. Aquí tenemos a una que siempre ha trabajado con los pobres. Es mayor, pero todavía conduce y la dejan conducir, por lo que se siente útil. ¡Por favor las monjas siempre con el pueblo!
Compasión, cercanía, ternura
Siempre con las personas y siempre con esas características de Dios que deben reflejarse en el actuar de todo cristiano: “Compasión, cercanía, ternura”. Y, sobre todo, "en una época en la que el número de pobres y excluidos sigue aumentando", debemos ser como buenos samaritanos que asumen la fragilidad de los demás para "levantar a los que han caído".
El Papa Francisco, desmarcándose del texto escrito, dice que sólo en una ocasión y en un solo acto de la historia está permitido mirar a una persona de arriba hacia abajo, sólo una vez: para ayudarla a levantarse. De lo contrario no se puede mirar a alguien desde lo alto. Sólo para ayudarlo a levantarse, es solo este gesto, no lo olviden... Siempre”.
Un mundo en el que los marginados sean protagonistas del cambio social
De ahí, al final de la audiencia, una nota personal: un sueño que el Papa siente poder compartir con sus invitados.
Sueño con un mundo en el que los descartados, los excluidos, los marginados puedan ser protagonistas de un cambio social que tanto necesitamos, para vivir como hermanos y hermanas.
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