El Papa visita la Comunidad de gitanos de Lunik IX en Eslovaquia

El Papa Francisco ha hablado claro en el gheto gitano eslovaco: “Lo que necesitamos es recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo” porque “el camino para una convivencia pacífica es la integración”.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

El Santo Padre ha encontrado hoy en el barrio eslovaco Lunik IX en Kosice a más de 5.000 personas de una Comunidad de gitanos que se ven obligadas a vivir en condiciones de degradación y pobreza y cuyo único apoyo es un centro salesiano dirigido por el Padre Peter Besenyei.

Comunidad Rom de Lunik IX en Eslovaquia
Comunidad Rom de Lunik IX en Eslovaquia

Parafraseando una frase de San Pablo VI, el Papa les ha recordado: «Ustedes en la Iglesia no están al margen… Ustedes están en el corazón de la Iglesia». Pues, tal y como les ha dicho el Papa: “Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado. No es sólo un modo de decir, es el modo de ser de la Iglesia”.

Somos una familia, aprendamos a reconocernos como hermanos

Francisco les ha dicho también que Dios nos ve como hijos y tiene mirada de Padre, y se ha centrado en la importancia de “acoger” esa mirada sobre nosotros, “para que aprendamos a ver bien a los demás, descubrir que tenemos a nuestro lado otros hijos de Dios y los reconozcamos como hermanos”. Pues, como ha recordado: “Esta es la Iglesia, una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre, que nos ha dado a Jesús como hermano, para que comprendamos cuánto ama la fraternidad. Y anhela que toda la humanidad llegue a ser una familia universal”.

Además, ha hecho hincapié en que la Iglesia “es su casa” y les ha dicho de corazón que “todos son bienvenidos”: “siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí. ¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”.

Escuchemos lo que dice Jesús en el Evangelio: «No juzguen»

“Cuántas veces no sólo hablamos sin tener elementos o de oídas, sino que nos consideramos en lo correcto cuando somos jueces implacables de los demás”. Con estas palabras, el Santo Padre ha condenado la mala costumbre de “criticar” y “juzgar” a los demás, donde muchas veces somos “indulgentes con nosotros mismos” pero “inflexibles con los otros”. “¡Cuántas veces los juicios son en realidad prejuicios!, ¡cuántas veces adjetivamos! Ha continuado el Papa a la vez que ha pedido que “no se puede encasillar a las personas”, pues ante todo, para conocerlas verdaderamente, es necesario reconocerlas: “Reconocer que cada uno lleva en sí la belleza imborrable de hijo de Dios”.

“Queridos hermanos y hermanas, demasiadas veces han sido objeto de preconceptos y de juicios despiadados, de estereotipos discriminatorios, de palabras y gestos difamatorios. De esta manera todos nos hemos vuelto más pobres, pobres de humanidad. Lo que necesitamos es recuperar dignidad y pasar de los prejuicios al diálogo, de las cerrazones a la integración.”

El camino para una convivencia pacífica es la integración

“Marginar a las personas no resuelve nada”. El Pontífice ha aclarado que “donde se cuida a la persona, donde hay trabajo pastoral, donde hay paciencia y concreción llegan los frutos”. “No llegan inmediatamente – ha puntualizado – sino con el tiempo, pero llegan”. Pues – ha continuado – “los juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias; los conflictos y palabras fuertes no ayudan”. Antes estos consejos, el Papa ha invitado a toda la Comunidad Rom de Lunik IX “a ir más allá de los miedos, más allá de las heridas del pasado, con confianza, un paso tras otro: en el trabajo honesto, en la dignidad de ganarse el pan cotidiano, alimentando la confianza recíproca. Y en la oración los unos por los otros, porque esto es lo que nos orienta y nos da fuerza”.

El Papa agradece a los salesianos la importante labor que realizan desde 2008

Antes de despedirse, el Papa Francisco ha querido agradecer públicamente a los salesianos por llevar adelante este trabajo de integración que, “además de que comporta no poco esfuerzo, a veces recibe incomprensión e ingratitud, incluso dentro de la Iglesia”.

“Queridos sacerdotes, religiosos y laicos, queridos amigos que dedican su tiempo para ofrecer un desarrollo integral a sus hermanos y hermanas, ¡gracias! Gracias por todo el trabajo con quienes están en los márgenes.”

Por ultimo, su agradecimiento en especial al padre Peter, “por habernos hablado de los centros pastorales, donde no hacen asistencialismo social, sino acompañamiento personal”. “Sigan adelante en este camino que incluye a los últimos, construye fraternidad, siembra la paz. No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado. Se darán cuenta de que salen al encuentro de Jesús. Él los espera allí donde hay fragilidad, no comodidad; donde hay servicio, no poder” ha concluido.

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14 septiembre 2021, 16:30