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Ucrania, proyecto del Papa: en 4 años ayudó a un millón personas

Estos son los frutos del proyecto "Papa para Ucrania" lanzado en 2016 con 15 millones de euros invertidos. Una iniciativa solidaria que ahora está llegando a su fin, pero deja un rastro luminoso de cooperación ecuménica y caridad que no se detiene. Tras el llamamiento de Francisco para un alto el fuego en el área de Donbás, la zona fronteriza entre Ucrania y Rusia. Nuestra colega Gabriella Ceraso habló sobre este tema con Monseñor Eduard Kava, obispo auxiliar de Leópolis, ciudad ucraniana.

Gabriella Ceraso - Ciudad del Vaticano

Oración y caridad: estas son los brazos que el Papa ha extendido desde el comienzo de su Pontificado al querido pueblo ucraniano siguiendo con especial atención los dolorosos acontecimientos de la guerra que aflige a sus habitantes desde el año 2014. Francisco ha recordado a este pueblo en varias ocasiones, lanzando llamamientos a nivel mundial, de manera pública y privada, como lo hizo el domingo 26 de julio al final del rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, saludando con esperanza y pidiendo el alto el fuego en la zona fronteriza con la región separatista de Donbás.

La luz del Papa sobre nuestra realidad

Hablar de un conflicto que nunca ha cicatrizado, llamarlo "herida" en la que los niños pagan el precio más alto, e instar a la comunidad internacional a llegar a soluciones que den "frutos de paz en la justicia, "es importante para nosotros los ucranianos", explica Monseñor Eduard Kava, obispo auxiliar de Leópolis en entrevista con Vatican News.

 

El testimonio del prelado nos ayuda a recorrer la evolución del proyecto humanitario "Papa para Ucrania", querido por Francisco como un signo concreto de afecto y solidaridad sin distinción de religión, confesión o etnia.

"Tenemos a nuestra disposición calefacción, medicinas, ropa y alimentos, herramientas para higiene y apoyo psicosocial. Proyectos que han sido completados y ahora queda el trabajo de suministro de maquinaria para un hospital dedicado a los niños", añade monseñor Kava.

Un signo de ecumenismo

La acción, encomendada a la supervisión del Departamento del Servicio de Desarrollo Humano Integral, se ha llevado a cabo en los últimos años sobre el terreno -mediante la colaboración constante de la Nunciatura Apostólica- por un Comité Técnico con sede en Zaporizha, durante el primer año, y por la Secretaría Técnica con sede en Kiev para el año siguiente. A su lado, en completa sintonía, trabajan las organizaciones caritativas de la Iglesia, pero también otras denominaciones cristianas y organizaciones internacionales encargadas específicamente.

"Un bello signo de ecumenismo", comenta Monseñor Kava, que habla de un trabajo hecho verdaderamente en unidad, al servicio de los pobres, de los niños con dificultades vinculadas a las tendiones de la guerra, de las familias numerosas, de los ancianos que lo han perdido todo y que viven con pensiones muy bajas.

"Esa emergencia ya no existe, pero -señala el prelado- quedan otras necesidades por cubrir y el trabajo de la Iglesia sigue siendo necesario".

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27 julio 2020, 18:03