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Catequesis del Papa: sembrar la palabra de Dios con paciencia y mansedumbre

El reino de Dios no se establece en el mundo “por la violencia”, sino que “crece y se propaga con paciencia y mansedumbre”, como el grano de mostaza que, a pesar de tener una apariencia humilde, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo

Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano

“Jesús anuncia una gracia maravillosa: Dios, el Padre, nos ama, está cerca nuestro y nos enseña a ir por el camino de la santidad”. Fue la certeza que el Papa puso a la atención de los fieles, en su catequesis sobre el Padrenuestro, en el miércoles 6 de marzo. El Santo Padre centró su reflexión en la segunda invocación con la que nos dirigimos a Dios cuando rezamos como Jesús nos lo enseñó: «Venga a nosotros tu Reino»

Jesús no empuja a la conversión sembrando el miedo

Francisco recordó que Jesús comenzó su predicación en Galilea proclamando: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio»; y explicó que con estas palabras Jesús, “no quiere empujar a la gente a convertirse sembrando el miedo del juicio inminente de Dios o el sentimiento de culpa por el mal cometido”, sino al contrario, “trae la Buena Noticia de la salvación”:

Jesús ya desde el comienzo de su misión anunciaba la llegada del Reino, y animaba a la gente a convertirse para acoger en sus vidas la Buena Noticia de la salvación. Cuando en un mundo tan marcado por el pecado y el sufrimiento rezamos con la expresión “venga a nosotros tu Reino”, le pedimos a Dios que no se aleje de nosotros, que lo necesitamos.

En un mundo signado por el pecado, invocar al Padre

Subrayando la necesidad que tenemos de Dios, el Papa reflexionó sobre los hechos que prueban que la victoria de Cristo aún no se ha realizado plenamente, en un mundo que está “marcado por el pecado”. Un mundo, “de guerras y de tantas formas de explotación”, como por ejemplo “la trata de niños”, dijo. Por ello, remarcó la importancia de esta segunda invocación, porque “muchos hombres y mujeres viven todavía con el corazón cerrado”:

Es especialmente en estas situaciones que la segunda invocación del Padre Nuestro emerge en los labios del cristiano: Venga a nosotros tu reino. Es como decir: te necesitamos, Jesús; necesitamos que en todas partes y para siempre tú seas Señor entre nosotros!

El reino de Dios se propaga con paciencia y mansedumbre

El Maestro, que transmitió su victoria con el lenguaje de las parábolas, expresó “que el Reino de Dios es similar a un campo donde el buen trigo y la cizaña crecen juntos”. Y en este sentido, el “peor error" sería, según Francisco, “querer intervenir inmediatamente erradicando del mundo lo que nos parece ser la cizaña”. Esto porque “no es por la violencia que el Reino se establece en el mundo”, sino que “su estilo de propagación es la mansedumbre”:

En sus parábolas, Jesús enseñó que el Reino de Dios crece y se propaga con paciencia y mansedumbre. Que a pesar de tener una apariencia humilde, como un grano de mostaza o un poco de levadura, lleva dentro una fuerza capaz de transformar los corazones y el mundo. Estas parábolas manifiestan también el misterio de Cristo, de su muerte y resurrección. Él es como el grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto.  Así, cuando decimos en el Padre nuestro «venga a nosotros tu Reino», nuestro corazón se llena de luz con la esperanza de Cristo que viene a nuestro encuentro.

Sembrar la Palabra de Dios en medio de pecados y fracasos

Por todo ello, concluyendo la catequesis el Romano Pontífice exhortó a sembrar estas palabras en medio “de nuestros pecados y fracasos”, a regalárselas a las personas “que han sido derrotadas y doblegadas por la vida, a las que han probado más el odio que el amor, a las que han vivido días inútiles sin entender nunca por qué”.

“Donémosla – animó - a los que han luchado por la justicia, a todos los mártires de la historia, a los que han llegado a la conclusión de que han luchado por nada y que el mal domina en este mundo. Sentiremos responder entonces la oración del "Padre Nuestro". Repetirá por enésima vez esas palabras de esperanza, las mismas que el Espíritu ha sellado en todas las Sagradas Escrituras: " ¡Sí, vengo pronto! Amén. Ven, Señor Jesús. Que la gracia del Señor Jesús sea con todos". (Ap 22,20).

Encuentro Mundial de Transportistas y Empresarios

En sus saludos a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre se dirigió en particular a los participantes en el “Encuentro Mundial de Transportistas y Empresarios, sobre Cambio climático, Tráfico humano, Tecnología y Transporte”, organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias sociales, y auguró “que el estudio de Laudato si’ los ayude a dar pasos significativos de justicia y solidaridad”.

A todos expresó su deseo de un feliz comienzo del tiempo de Cuaresma, que es “tiempo de conversión y de misericordia”: que la oración, - concluyó -  la limosna y el ayuno nos ayuden a renovar nuestra vida cristiana, participando en la Pascua del Señor.

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06 marzo 2019, 10:51