El Papa: “Debemos tener la libertad que un niño tiene ante su padre”

Durante la Audiencia General del miércoles 28 de noviembre de 2018, un niño argentino se acercó al Papa Francisco en el estrado del Aula Pablo VI para un saludo y esto permitió al Pontífice una reflexión sobre la libertad de los hijos de Dios.

Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

Antes de concluir su catequesis y saludando a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina, y ante la “invasión” de un niño argentino que llega hasta el escenario donde se encuentra el Pontífice, el Papa Francisco dijo que: “Este niño no puede hablar: es mudo, pero puede comunicarse, puede expresarse. Y tiene una cosa que me hace pensar: es libre, indisciplinadamente libre. Pero es libre. Y esto me hace pensar: ¿soy también así de libre ante Dios? Cuando Jesús dice que debemos llegar a ser como niños, nos dice que debemos tener la libertad que un niño tiene ante su padre. Sí, creo que este muchacho ha predicado para todos nosotros, y pedimos la gracia de que pueda hablar”.

Luego, continuando su catequesis, el Papa Francisco reflexionó y saludó en nuestro idioma a todos los presentes con estas palabras:

Concluimos hoy nuestro itinerario a través del decálogo y lo hacemos a modo de recapitulación. En primer lugar, brota en nosotros un sentimiento de gratitud a Dios, que nos ha amado primero, y se ha dado totalmente sin pedirnos nada a cambio. Ese amor invita a la confianza y a la obediencia, y nos rescata del engaño de las idolatrías, del deseo de acaparar cosas y dominar a las personas, buscando seguridades terrenales que en realidad nos vacían y esclavizan. Dios nos ha hecho sus hijos, ha colmado nuestro anhelo más profundo, siendo él nuestro descanso.

Al liberarnos de la esclavitud de los deseos mundanos, podemos así recomponer nuestra relación con las personas y las cosas siendo fieles, generosos y auténticos. Es un nuevo corazón, inhabitado por el Espíritu Santo, que se nos da a través de su gracia, el don de unos deseos nuevos que nos impulsa a una vida auténtica, adulta, sincera.

Cristo da cumplimiento a la ley, porque, desde la perspectiva de la carne, el decálogo con sus prohibiciones es una condena, un titánico esfuerzo para ser coherentes con la norma. Sin embargo, esa ley vista desde el Espíritu nos muestra el camino que nos conduce a la vida verdadera. Una feliz simbiosis entre nuestra alegría de ser amados y el gozo de Dios que nos ama.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina, y en modo particular al grupo de Obispos y sacerdotes de la República Dominicana que celebran sus cuarenta años de sacerdocio. Animo a todos a descubrir a Cristo en el decálogo, a dejar que nuestro corazón, pleno de amor, se abra a su acción y podamos acoger así el deseo de vivir la vida que él nos propone. Muchas gracias.

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Saludo espontáneo de un niño argentino al Papa
28 noviembre 2018, 11:00